Me estremecen algunos hechos de nuestra sociedad, que hacen que una gran cantidad de nuestra ciudadanía, sea de la ideología que sea, queden impávidos al ver como se consienten hechos que son inauditos en cualquier Estado de Derecho de nuestro entorno y de países desarrollados.
Este país sensible y apasionado, donde la gran consideración hacia la labor intelectual brilla por su ausencia. El sabio método de otorgar a los que luchan y se esfuerzan la recompensa de haber aportado a la sociedad esa mejora y ese avance al país, aquí es casi impensable y nada valorado.
Decía Benito Pérez Galdós en los Episodios Nacionales:
¿España ha sido siempre así? ¿Es en ella mentira la verdad, farsa la justicia y únicos resortes el favor y el cohecho? Y sobre ese terreno, más bien charca cenagosa ¿se quiere fundar cosa tan grande como la paz?
En las redes sociales: Twuitter, WhatsApp, Facebook…se inundan con mensajes ofensivos y llenos de ira, en otros medios lo establecido, para no marear mucho la perdiz y evitar críticas que provoquen malestar. La verdad, la honestidad, las normas iguales para todos, se disuelven en un sistema decadente que provoca la impotencia y la falta de esperanza.
¿Cuándo acabará el odio y la venganza alentada por infinidad de personas que solo pretenden el poder y la confrontación?
¿No es posible que se llegue al respeto y al diálogo firme, para avanzar en la paz y el bienestar que tanto anhelamos la mayoría, en cada rincón de nuestro país?