Tras la celebración del Día contra la Trata de Seres Humanos, Europa debe tomar conciencia de que sin demanda no hay trata. Comprar productos textiles baratos, comerciar con mujeres para que gesten hijos para parejas estériles pero con dinero, consumir pornografía y alimentar la prostitución puede estar directamente vinculado al delito de la trata.
En manos de la ciudadanía está la posibilidad de negarse a engordar las arcas de los tratantes y de las mafias que hacen del comercio internacional de seres humanos un negocio tan lucrativo, o más, que el tráfico de armas o el narcotráfico.