En Cartas del sobrino a su diablo (Editorial Homo Legens), homenaje explícito y devoto a la magna obra de C.S. Lewis, Juan Manuel de Prada brinda a los lectores un muy mordaz y penetrante análisis de la España azotada por el coronavirus. Y lo hace, como el propio título del libro sugiere, cediendo el protagonismo literario a Orugario, un demonio vanidoso y procaz al que se le ha encomendado la devastación de nuestro país. En epístolas dirigidas a su tío Escrutopo, Orugario detalla todos los ardides que ha ideado para infligir el mayor daño posible a los españoles, antaño tan apegados a los designios del Enemigo: el acre enfrentamiento entre el negociado de izquierdas y el de derechas, la degeneración de las residencias de ancianos en hórridos morideros, la idolatría de la ciencia, los experimentos de la biopolítica, la imposición de las mascarillas en todo contexto y la destrucción de la economía nacional para beneficio de una plutocracia de la que los gobernantes son serviles lacayos. Y todo ello mientras la fe de los hombres se apaga como una llama… ¿para siempre?
Tal vez el mal, después de todo, no tenga la última palabra.
«Estas Cartas del sobrino a su diablo no pretenden ser una obra apologética, sino una crónica muy punzantemente satírica de la crisis —política, social, económica, también religiosa— desatada (o tal vez sólo desvelada) en España por la plaga coronavírica, con alusiones muy directas a la más estricta actualidad; crisis que, desde el primer instante, juzgué una ocasión pintipirada para que el mal se quitase la careta y se exhibiese en todo su acongojante esplendor» (Juan Manuel de Prada).