Hace unos dÃas leÃa que la Asociación Psicológica Americana (APA) habÃa publicado una guÃa para la terapia con hombres y muchachos, donde los rasgos tÃpicos de la «masculinidad tradicional» son calificados de perjudiciales. Tales directrices han provocado crÃticas por parte de profesionales que las consideran ideológicas y sin base cientÃfica.
Parece que el documento de la APA suscribe la teorÃa de género (ideologÃa de género, para sus crÃticos) que considera las diferencias entre los sexos como creaciones culturales. También se suma a la idea de que los modelos de hombre que imperaban en el pasado son discriminadores y opresivos.
Estas corrientes se difunden en una época de profundos cambios sociales en torno a los roles femenino y masculino. Muchos hombres se sienten inseguros y desplazados en un ambiente que pone bajo sospecha su mentalidad y sus actitudes. Algunos autores han denunciado esto que consideran un prejuicio antimasculino.
Una muestra de este fenómeno es la polémica provocada por la nueva campaña publicitaria de Gillette, centrada en un mensaje contra la «masculinidad tóxica». Junto a reacciones favorables, ha suscitado numerosas crÃticas de quienes la han tomado como una generalización injusta que difunde una visión negativa de los hombres.
A esta situación se refiere la psicoanalista norteamericana Erica Komisar en The Wall Street Journal (16-01-2019), a propósito de la nueva guÃa de la APA. En su ejercicio profesional, dice, «he visto un aumento de casos de depresión entre hombres jóvenes que se sienten humillados en una sociedad hostil a la masculinidad«.