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“Medidas más contundentes y urgentes” para lograr una alimentación sana en el mundo, pide la FAO

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Coincidiendo con el Día Mundial de la Alimentación (DMA), celebrado el pasado 16 de octubre en Roma, la FAO advierte de que se hacen necesarias “medidas más contundentes y urgentes” para lograr una alimentación sana en el mundo.

Durante su intervención en este encuentro, el director general de la FAO, Qu Dongyu, recordó que hay más de 820 millones de personas hambrientas en el mundo; mientras otros 113 millones padecen hambre aguda.

Por su parte, en otro mensaje especial leído en el acto, el Papa Francisco subrayó que “la lucha contra el hambre y la malnutrición no terminará mientras prevalezca la lógica del mercado y se busque beneficio a toda costa”.

El Pontífice instó a cultivar estilos de vida inspirados en la gratitud, moderación y solidaridad, y recordó la necesidad de promover instituciones económicas e iniciativas sociales en apoyo a los necesitados.

«Debemos darnos cuenta de que lo que estamos acumulando y desperdiciando es el pan de los pobres«, concluyó.

Papa Francisco
El Papa Francisco en la ceremonia del Día Mundial de la Alimentación

“Voluntad política y compromisos firmes”

Todos los participantes en la ceremonia anual del Día Mundial de la Alimentación coincidieron en pedir medidas más contundentes y urgentes en todos los sectores para que toda la población tenga a su disposición dietas saludables y sostenibles, y que además sean asequibles.

Al mismo tiempo, insistieron en la urgencia de intensificar las acciones para lograr erradicar el hambre y todas las formas de malnutrición para 2030, en clara alusión al lema de este año: «Nuestras acciones son nuestro futuro. Una alimentación sana para un mundo #HambreCero«.

Qu Dongyu advirtió de que «el hambre y la malnutrición serán los principales obstáculos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030 ¡si no actuamos ya!«.

Qu añadió que en esta tarea han de colaborar los gobiernos, pero también empresas alimentarias, el sector público, las instituciones de investigación y los propios los consumidores, con el objetivo de detener e incluso invertir la tendencia actual de aumento del hambre, el sobrepeso y la obesidad.

«Necesitamos una voluntad política y un compromiso firmes. Tenemos que invertir en nutrición y para la nutrición. Debemos caminar de la mano y construir sistemas alimentarios sanos y sostenibles», insistió el responsable de la FAO.

alimentación sana
El lema del Día Mundial de la Alimentación 2019: «Nuestras acciones son nuestro futuro. Una alimentación sana para un mundo #HambreCero»

El aumento del hambre, “inaceptable”

Por su parte, el primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, afirmó en su discurso de apertura que «la acción colectiva es el mejor camino para hacer frente a un desafío global como es el hambre en el mundo” y para conseguir una alimentación sana.

Conte garantizó el apoyo de su país a una «visión de una agricultura integrada que apoye al planeta y la identidad cultural», y subrayó la necesidad de entender el desarrollo «como una sincera colaboración internacional, política en el sentido más noble» para lograr los ODS.

Tanto Conte como Qu Dongyu aplaudieron el anuncio del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, de convocar una Cumbre de la ONU sobre Sistemas Alimentarios en 2021, para el cumplimiento de los ODS.

En un mensaje de vídeo para el DMA, Guterres calificó de «inaceptable» el aumento del hambre en un mundo que desperdicia más de mil millones de toneladas de alimentos al año.

Al respecto, David Beasley, director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), se hizo eco del llamamiento para poner fin al desperdicio de alimentos, e instó a las personas de todo el mundo a unirse a la campaña del PMA #StopDesperdicio (#StopTheWaste en inglés).

«La cantidad de alimentos desperdiciados a nivel mundial es suficiente para alimentar a otros 2.000 millones de personas, por lo que en un mundo en el que cada cinco segundos muere un niño por causas prevenibles como el hambre y la malnutrición, esto es algo totalmente inaceptable”, denunció.

«Tenemos una solución al hambre en nuestras manos, simplemente administrando mejor los alimentos que ya tenemos. Si todos nos unimos y trabajamos juntos, podemos alcanzar el Hambre Cero, pero no debemos descansar hasta que todos los niños y niñas, en cualquier parte, se vayan a la cama con el estómago lleno», sentenció Beasley.

La inseguridad alimentaria, consecuencia del cambio climático

Por su parte, el presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Gilbert F. Houngbo, indicó que «podemos cumplir nuestro compromiso de acabar con el hambre”.

“Nuestro éxito dependerá de transformar los sistemas alimentarios mundiales para que incluyan a las mujeres, los jóvenes y los pueblos indígenas. De modo que sean sostenibles: ambiental, social y económicamente. Y para que contribuyan a una alimentación sana para todos», citó.

«Con las políticas y las inversiones correctas en desarrollo agrícola y rural podemos crear un mundo con seguridad alimentaria en el que se reduzcan drásticamente tanto el hambre como la pobreza».

También intervino el presidente de Italia, Sergio Mattarella, con un mensaje de apoyo, afirmando que «la inseguridad alimentaria es sin duda una de las peores consecuencias del cambio climático«.

En relación a esta cuestión, hay que destacar que la erosión del suelo es uno de los factores que influye en el cambio climático; y, al mismo tiempo, una amenaza para la seguridad alimentaria.

Precisamente, asegurar una alimentación sana es cada vez más difícil debido a las sequías y los conflictos crónicos, como advertía la FAO el pasado mes de julio. Hasta “41 países necesitan ayuda alimentaria externa”, citaba.

hambre y obesidad
Mientras el hambre se ceba con los más pequeños, casi 380 millones de niños y adolescentes tienen sobrepeso o son obesos

Por una alimentación sana y sostenible

El director general de la FAO puso el acento en que más de 2.000 millones de adultos y casi 380 millones de niños y adolescentes tienen sobrepeso o son obesos.

La causa de este problema es que nuestros actuales sistemas alimentarios no logran garantizar la seguridad alimentaria para todos ni proporcionan dietas saludables, al tiempo que contribuyen a la degradación del medio ambiente.

Además, en lugar de ofrecer incentivos a los agricultores para que produzcan alimentos más nutritivos, muchos países siguen subvencionando productos de bajo valor nutricional, favoreciendo los alimentos básicos -trigo, arroz, maíz- por delante de las frutas y hortalizas. Esto tiene consecuencias negativas para la nutrición y la diversidad de la dieta.

Los alimentos muy ricos en nutrientes, como huevos, leche, frutas y hortalizas, pueden resultar muy caros, en especial en los países más pobres, lo que dificulta que las personas puedan variar su dieta respecto a los alimentos básicos.

Por otro lado, cada vez se dedica menos tiempo a preparar las comidas en el hogar, y los consumidores, sobre todo en las zonas urbanas, dependen cada vez más de los supermercados, los establecimientos de comida rápida, los vendedores callejeros y los restaurantes de comida preparada para llevar.

Las dietas poco saludables son una de las principales causas de muerte en todo el mundo debido a enfermedades no transmisibles, incluidas las dolencias cardiovasculares, la diabetes y ciertos tipos de cáncer, lo que supone una gran carga para los presupuestos nacionales de sanidad.

Se calcula que la obesidad costará 2 billones de dólares anuales en productividad económica perdida y costes directos de atención médica en todo el mundo.

inseguridad alimentaria
«La inseguridad alimentaria es sin duda una de las peores consecuencias del cambio climático», advierte la FAO

Los consejos de la FAO

Ante este escenario, la FAO propone algunas alternativas: mejores incentivos para los productores agrícolas del mundo; etiquetas alimentarias más completas y fáciles de entender y publicidad responsable para ayudar a los consumidores a elegir dietas más saludables.

Además, el objetivo ha de ser un comercio más sostenible con normas claras; y dar mayor consideración a la nutrición como elemento de la inocuidad alimentaria.

Por su parte, el sector privado debería también reformular los productos para hacerlos más nutritivos, mientras que las empresas que producen alimentos nutritivos podrían recibir incentivos para hacer que sus productos sean más accesibles y asequibles.

Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) deberían aplicarse más ampliamente a lo largo de las cadenas de valor agrícolas para crear nuevas plataformas, reducir las disparidades entre las zonas urbanas y rurales y aprovechar el potencial de los teléfonos inteligentes como nueva herramienta agrícola para aumentar la productividad.

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