Por Jesús Domingo
Los datos con los que nos confronta el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico son desoladores. Que tantos jóvenes carezcan de horizonte académico y laboral es un drama para cada uno de ellos y un lastre para el futuro de nuestra sociedad. Son datos que señalan una emergencia educativa frente a la que urge reconocer la Educación como un asunto prioritario de Estado, y no como instrumento de lucha ideológica.