Todos admiten que, también en las elecciones municipales, los resultados de Andalucía y la tendencia que han reflejado van a tener repercusión, aunque es indudable que Andalucía tiene sus características – corrupción, enchufismo, y muchas ganas de echar a los socialistas -, que pueden ser parcialmente consideradas al elaborar listas electorales en otras comunidades autónomas y en los municipios.
Pero están “sordos” a veces para oír la voz de la calle, o simplemente no les interesa, porque quieren salir ellos y colocar a sus fieles, que no es sinónimo de elegir a los más adecuados para el propio partido: van a la suya, buscan sus intereses personales, a veces de algunos familiares, y quieren confeccionar una lista que sea sumisa – sobre todo – al que los elige, que muchas veces es una sola persona ¡vaya democracia!
Sobre todo en las elecciones municipales, pesan mucho los nombres – a veces más que la sigla del partido – de los candidatos que configuren la lista electoral, muchísimo, y por eso estos días una llamada telefónica, un gesto, un desaire, un ninguneo hacia alguno de los hipotéticos candidatos multiplican su efecto.
La mayoría de los partidos políticos tienen claras sus coordenadas: cerrar listas es cuestión de semanas, se están cociendo ahora, y no precisamente a fuego lento.