En una conmovedora intervención al finalizar el rezo del Ángelus, Su Santidad el Papa Francisco reafirmó su incansable mensaje de paz, instando a la comunidad mundial a adoptar el diálogo como herramienta fundamental para resolver conflictos y para rezar por todos los pueblos desgarrados por las guerras.
«Demos gracias a Dios porque por fin hay una tregua entre Israel y Palestina», expresó el Pontífice, subrayando la importancia de la oración como «la fuerza de paz que rompe la espiral del odio».
Liberación de todos los rehenes en Oriente Medio
En su mensaje, emitido desde la capilla de la Casa Santa Marta y transmitido por videoconferencia a fieles de todo el mundo, el Papa hizo una llamada apasionada a la liberación de todos los rehenes y a la urgente necesidad de asistencia humanitaria en Gaza.
«Recemos para que todos ellos sean liberados lo antes posible», dijo, enfatizando que «quien no quiere diálogo no quiere paz».
El Papa también dirigió su mirada hacia Ucrania, recordando el Holodomor, el genocidio perpetrado hace 90 años por el régimen soviético. «Esa herida lacerante… se hace aún más dolorosa por las atrocidades de la guerra», mencionó, reflejando su profunda preocupación por el sufrimiento continuo del pueblo ucraniano, otro de esos pueblos desgarrados.
La preocupación del cuidado de la Tierra
Además, el Papa Francisco resaltó la necesidad de cuidar nuestro planeta, alertando sobre el «otro gran peligro» que enfrentamos: el cambio climático.
En ese sentido, el Pontífice anunció su próxima participación en la COP28 en Dubái, donde abogará por acciones decisivas para la salvaguardia del medio ambiente. «El cambio climático pone en peligro la vida en la Tierra», advirtió, llamando a la acción inmediata para proteger nuestra casa común.
Entre sus reflexiones, el Papa no olvidó a los jóvenes, a quienes envió un caluroso abrazo en la 38ª Jornada Mundial de la Juventud. «Felices en la esperanza», dijo, alentándolos a ser «protagonistas alegres de la vida de la Iglesia».
En su conjunto, el mensaje del Papa Francisco resuena como un poderoso recordatorio de la necesidad de abrazar el diálogo, la compasión y la acción conjunta para enfrentar los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo.
Su liderazgo continúa siendo un faro de esperanza y guía moral en un mundo que, más que nunca, necesita de su mensaje de paz y reconciliación.
