La hoja parroquial del último domingo plantea una reflexión importante. Reflexión por escrito con el título ¿Ir a comulgar o ir a recoger la comunión? Hoja parroquial recomendada por el párroco ante el micro el pasado domingo día 31 de enero, justamente por esta reflexión. La he leído detenidamente. Es de agradecer que un párroco diga esto a todos sus feligreses.
La omnipresencia de la mascarilla dentro del templo provoca situaciones de difícil solución pastoral. En el momento de comulgar la mascarilla no ha de tapar la cara. Lo ideal recomendado es quitársela previamente. Con lo cual quien opte por comulgar en la mano lo tiene chungo, pues con mascarilla en la mano es difícil comulgar en la mano. El sistema práctico, se comulgue en la mano o en la boca, es bajársela previamente cada cual a la altura del propio cuello. Una vez se ha comulgado, siempre delante del sacerdote o ministro extraordinario, ya puede uno subirse la mascarilla y retirarse a su lugar.
Ha sido precisa la situación de pandemia dentro del templo – la situación fuera que no la pandemia dentro-, para que un sacerdote recuerde lo que es preceptivo a nivel de Sagrada Liturgia. Repito con mayúsculas las dos palabras y en letra negrita: Sagrada Liturgia. Por mi parte no entiendo de situaciones litúrgicas extraordinarias. Voy a comulgar cuando me toca. No hago carreras ni para ser el primero ni para ser el último. Abro bien mi boca. Recibo en ella el Cuerpo de Cristo.
En ningún momento percibo con mi lengua los dedos, pulgar y/o índice, del ministro. Sus dedos y sus manos han sido purgadas previamente con líquido desinfectante. Veo la cara del ministro, equipado con una mascarilla que deja ver su rostro. El ministro ve la mía. Ve mis ojos, mi nariz y mi boca abierta. Hace muchos lustros que quiero pontificar sobre el tema. Así que hago mías las palabras del párroco y las reproduzco para todos Vds.
<<Cuando hasta mediados del siglo pasado, se recibía la comunión arrodillados y en la boca -postura que nunca ha sido abolida y que se puede seguir practicando-, quedaba claro que se iba a comulgar: no era posible levantarse e irse del comulgatorio sin que el sacerdote hubiera depositado el Cuerpo de Cristo en la boca del comulgante, es decir, sin haber comulgado efectivamente. Igual sucedía cuando se permitió recibir la comunión de pie, pero todavía en la boca -lo cual se puede seguir haciendo siempre y cuando se manifieste un gesto de adoración a Jesús Eucaristía-.
Pero cuando, por un indulto de la Santa Sede concedido a las peticiones de algunas conferencias episcopales, como las de Alemania u Holanda, después del Concilio Vaticano II, se extendió prácticamente por todas partes el uso de recibir la comunión en la mano, se produjo entonces un hecho curioso: en vez de sumir la sagrada comunión ante el sacerdote, muchos recogían la sagrada forma y la comían a medida que se iban retirando hacia su asiento. A veces he tenido que perseguir a alguien para tener la certeza que realmente comulgaba.
La obligación de llevar mascarilla con motivo de la pandemia ha agravado la situación. Debemos recordar que vamos a comulgar –y eso se hace siempre en presencia del sacerdote o del ministro que le ayuda- y no a recoger la comunión, hay una diferencia notable; por ello, al acercarnos y llegar ante el sacerdote o el ministro que le ayuda, nos habremos quitado la mascarilla y, ya sea en la mano, ya sea en la boca, comeremos reverentemente el Cuerpo de Cristo ante él, ya que no recibimos cualquier cosa, sino al mismo Dios hecho hombre que ha querido continuar su presencia entre nosotros a través del sacramento de la Eucaristía, para que todo el mundo pueda beneficiarse de su estancia entre nosotros y de la salvación que nos ha otorgado. Y esto un católico -que teóricamente cree en la presencia real de Jesús en la Eucaristía- debería tenerlo claro>>
El párroco sabe administrar la comunión y yo sé comulgar. El problema reside en que muchos ministros no saben administrar la comunión. Reside también en que muchos fieles no saben comulgar. Es necesaria una catequesis muy profunda: la de los obispos con sus sacerdotes y la de los sacerdotes con sus fieles. Amén. ¡Todavía no! Es preciso que empezando por los obispos se respete a los laicos formados en Sagrada Liturgia, tal como hace mi párroco. Amén.
2 Comentarios. Dejar nuevo
Habria que decirlo antes de la comunión en todas las misas. Puede que en algunas parroquias el sacerdote anuncie
alguna vez el sistema de comulgar perfecto que refieres, pero no es lo mismo que anunciarlo alguna vez que anunciarlo siempre sin faltar en cada misa. Por ello ya vale recortar en tiempo las homilías y asignar unos minutos a enseñar el modo perfecto de comulgar.
Muy bien hablado Silveri.