Sobre el tema de reciclar lo reciclable, las perspectivas no son muy halagüeñas. Por ejemplo es positivo, en Europa y Norteamérica, donde se recoge casi el 100% de los desperdicios, por otra parte, ahora mismo es motivo de grave preocupación que China haya dejado de importar su basura plástica. Pero en los países emergentes, con economías más frágiles, el problema es de plásticos y de todo lo demás, habida cuenta de que el sistema de recogida y gestión posterior se encarga de solo 48% de los residuos urbanos, y apenas de un 26% en las zonas rurales.
Como resultado, la basura se acumula en sitios donde no debería, lo que implica una verdadera amenaza para la salud y la vida de la gente, pues el 90% de lo que se tira termina en vertederos al aire libre o incinerado de modo inadecuado. No son extraños los episodios de núcleos urbanos sepultados por montañas de desechos tras el paso de una tormenta, o la aparición de epidemias, o de enfermedades asociadas con la inhalación de los gases procedentes de la incineración.
Un 32% de la basura que generan los países ricos es orgánica (alimentos, por ejemplo); un 51 % puede ser papel, plástico, vidrio, metales, etc. Un problema a la hora de reciclar.