En Asturias, cuando «Santa Bárbara Bendita» resuena con fuerza, no es solo un canto: es un homenaje colectivo, una plegaria que nace del fondo de la tierra y que en este caso sube hasta las gradas de El Molinón, hasta las montañas mineras, hasta cada rincón donde se recuerda a los hombres que dejaron su vida en los pozos del trágico accidente minero en Cerredo. Han sido cinco los mineros de origen leonés fallecidos el pasado 31 de marzo.
En este estadio de Gijón se rinde tributo a sus almas y a una vocación que les ha costado la vida. Allí, miles de voces se alzaron en un acto cargado de respeto y sentimiento.
«Santa Bárbara bendita, patrona de los mineros» cantan con los ojos brillantes quienes saben que esta invocación ha acompañado durante siglos a los trabajadores de la mina en sus jornadas más duras, rogando por su seguridad bajo la amenaza constante de la tragedia.
Misa por los fallecidos en la mina de Cerredo
El accidente en la mina de Cerredo deja una profunda herida en Asturias. El accidente, que se cobró la vida de cinco valientes mineros, recordó a toda la comunidad minera los riesgos incesantes de una profesión marcada por la incertidumbre y el sacrificio.
Por ello, la Escuela Técnica Superior de Minas de Madrid hoy acogerá una misa organizada por la Cofradía de Santa Bárbara, por las almas de los cinco mineros fallecidos en el trágico accidente.
Será un momento de recogimiento, de oración, de fe y de memoria y tradición compartida.
Estudiantes, docentes y todo el que quiera se reunirán para rendir tributo a aquellos que entregaron su vida en las profundidades de la tierra.
Hoy, cuando la misa en la Escuela de Minas de Madrid se celebre por el eterno descanso de los fallecidos, el eco de Santa Bárbara Bendita se sentirá también a lo largo de Asturias y León.
Porque mientras la voz de una profesión siga entonando su devoción a Santa Bárbara, la esperanza seguirá iluminando las sombras que dejaron tras de sí las profundidades de la tierra.
En Asturias, cuando Santa Bárbara Bendita resuena con fuerza, no es solo un canto: es un homenaje colectivo, una plegaria que nace del fondo de la tierra y que en este caso sube hasta las gradas de El Molinón Compartir en X