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Tengo 15 años y he encontrado a Dios

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Lucile, una chica francesa de 15 años ha decidido escribir a modo de testimonio un pequeño libro Tengo 15 años y he encontrado a Dios pensado en otras chicas y chicos de su edad para trasmitirles la alegría de tener a Jesús en su corazón.

Con 12 años experimentó un encuentro personal con Jesucristo.  Sus padres son cristianos practicantes, pero ella aunque externamente todo parecía normal en su interior y estaba convencida de que Dios existe, sin embargo  “tiene la impresión de ser una extraña en su propia fe”. Tras recuperarse de una enfermedad, Lucile se incorpora sin mucha convicción a un grupo parroquial y participa en un un retiro-convivencia con la comunidades del Emmanuel en Paray Le Monial. Durante esos días, siente cada vez más el desánimo porque no encuentra respuesta alguna de Dios. Hasta que, el último día,  se siente transformada ante el Santísimo.

A partir de ahí, Lucile comienza un proceso de maduración en su fe. Su deseo de acercarse a Dios es continuo e incesante. Y ya no busca tanto una señal en que Dios le haga sentir su presencia sino una actitud de “recibir lo que Dios quiera darme”, y reza con la oración del beato Carlos de Foucauld “Jesús yo me abandono a tí. Haz de mi lo que quieras…”

“Quiero que sirvas de instrumento para atraer corazones a mi Amor” (Jesús a santa Margarita María de Alacoque)

Lucile ha ingresado en el Liceo, es la única católica de la clase y el ambiente es hostil para un chica que quiere vivir su fe de manera auténtica. Ve que dar testimonio muchas veces es fuente de conflicto e insultos, entonces decide usar sus talentos poniéndolos al servicio de los demás ayudándoles en todo lo que puede.  Es duro, pero un sacerdote le dirá “Lucile has sembrado el grano en pleno invierno. Un día las semillas germinarán.” En efecto, el 28 de mayo de 2017 será padrina de confirmación de una compañera del Liceo que recientemente se ha bautizado y con la que ha podido tener muchas conversaciones sobre Dios.

A Jesús por María

En casa de Lucile se habló de las apariciones de la Virgen de Fátima ya que en el 2017 se celebraba el Centenario de las mismas.  Nuestra protagonista toma al vuelo el deseo de la Virgen y se puso a rezar el Rosario diariamente. Así descubre a María a quién tenía bastante olvidada y nos dice en su testimonio “Es María quien nos lleva instantaneamente al Corazón de su Hijo”.

Es admirable el deseo sincero de esta chica adolescente por hacer que Dios sea el centro de su vida de verdad. Ahora se ha sentido impelida a dar testimonio de su encuentro con Jesús y a animar a los adolescentes como ella a hablar con Jesucristo desde el corazón y a buscar en él la respuesta a sus inquietudes. Como conclusión de su testimonio les aconseja buscar el silencio interior pues éste será el campo abonado para encontrar ratos de intimidad con El Señor y de este modo Él dará pleno sentido a sus vida.

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