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Vive Charlie, vive tú

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“Muchos son los llamados y pocos los escogidos” (Mt 22,14). Charlie era Kirk, pero Charlie podemos serlo todos. Solo es preciso que nos preparemos. Porque a medida que avanza el tiempo con sus acontecimientos, más observamos que no hay elección, o más bien, que la elección está cantada: o sí, o no. Mentira o Verdad. Sofá o lucha. Muerte o Vida. ¿Entonces? Sí, o sí. Porque después de un tiempo agazapado, el Enemigo ya no se esconde, y nos viene sacando pecho y a por todas. Antes, muchos lo negaban, atribuyendo las advertencias que algunos dábamos a desvaríos paranoicos.

Ahora, ya no hay quien pueda negarlo: ¿no ves que la paranoia es de “los otros”? ¿Seguiremos escabulléndonos? Tengamos en cuenta que tantas veces no reconocer que estamos tocados del quinto piso es miedo a reconocerlo, porque nos veríamos como somos en realidad, y nos obligaría a actuar para reparar dentro y fuera de nosotros mismos. ¡Sacudámonos la modorra! “Poneos den camino”, nos pide Jesús (Lc 10,3). “El reino de Dios hace fuerza, y los esforzados se apoderan de él” (Mt 11,12). O nos quedamos calentitos en las orgullosas cálidas carrozas de la retaguardia donde todo nos viene facilón, o nos sumamos al ejército de los santos que abren camino.

Sin duda. Ya podemos tomar a Charlie Kirk por santo. Santo puede serlo cualquier persona de bien que se pone y vive en manos de Dios, sea el Dios que sea el que albergue en su corazón, a condición de que sea el Bien, el Bello, la Verdad, puesto que estos son los atributos del Dios único y verdadero, anunciado por Jesús. Existe el bautismo de deseo, y la Iglesia católica lo reconoce en toda persona de buena voluntad que se guía por la Verdad y la desea, aunque a veces nos es esquiva.

Ejército de mártires. Santos de Dios. “Sé bien quién eres, el Santo de Dios”, nos señala el demonio en persona a Jesús en el Evangelio (Mc 1,24). Todos debemos ser otros Cristo. Charlie dio la vida por Dios, y Dios lo ha acogido en su Seno. Encomendémonos a Charlie todos aquellos que tratamos de dar la cara, en pequeña o gran escala. Ciertamente, es un modelo paradigmático; un prototipo de santo “venido de fuera”. En efecto, era cristiano evangelista, pero estaba valorando dar el paso al catolicismo. El Dios es el mismo; la llamada, unívoca. Nosotros, seamos del credo que seamos, podemos ser santos, pues todos somos llamados. Y si somos católicos, a menos que lo seamos pasados por agua, debemos ser santos, con todas las letras. Cueste lo que cueste. Digan lo que digan. Nos hagan lo que nos hagan. Si no, ¿en qué creemos? ¿Vivimos en Blandiblub?

¡No nos escondamos más! Salgamos de nuestras zonas de confort y demos la cara. Será la única manera como podamos sobrevivir al Mal cuando lance su último latigazo para borrar la fe de la tierra. Nos lo pregunta Jesús: “cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?” (Lc 18,8). Hemos de decidirnos a si deseamos la muerte eterna o morir en paz para ser acogidos en el Cielo eterno que Dios nos tiene preparado desde toda la eternidad. ¿Muerte en cama de burgués, o mártires? Una muerte cruenta desemboca en la más suave brisa celestial, y nos asegura el más intenso Amor para siempre. Para siempre.

Recuerda, hermano, mi hermana del alma: “El Reino de Dios hace fuerza…” (Mt 11,12). Así, ejercitando músculo, agarrados a la Fuerza de Dios, lo podemos todo, porque Él es el “Señor de los ejércitos” (citado más de 260 veces en el Antiguo Testamento, de las cuales más de setenta solo en el Libro de Jeremías, y el Apocalipsis concreta que los ángeles alrededor del trono de Dios son “miríadas de miríadas y miles de miles”, indicando su poder absoluto en toda la Creación: Apc 5,11). Así pues, por raquíticos que seamos, nos hacemos fuertes (“Porque cuando soy débil, soy fuerte”, nos fía san Pablo: 2 Cor 12,10). Solo una cosa nos es necesaria: debemos buscar la Verdad, la encontremos o no. Amarla para abrazarla. Ser valientes de defenderla. Y, si Dios nos lo pide, dar la vida por ella. Charlie lo ha conseguido, podemos conseguirlo nosotros. Demos el “sí”, Dios nos espera. Vive Charlie, vive tú.

Twitter: @jordimariada

Encomendémonos a Charlie todos aquellos que tratamos de dar la cara, en pequeña o gran escala. Ciertamente, es un modelo paradigmático; un prototipo de santo “venido de fuera” Compartir en X

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