La bendición anual de los aviones en el aeropuerto de Dublín es una prueba viva de la relevancia de la fe católica en el mundo moderno.
Esta ceremonia, celebrada ininterrumpidamente desde 1947, demuestra que la espiritualidad sigue teniendo un papel central en la sociedad, aun en espacios tan pragmáticos como la aviación.
El acto de bendecir los aviones es un recordatorio de que la protección divina es una necesidad inherente a la existencia humana. A lo largo de la historia, el hombre ha buscado la bendición de Dios en sus empresas más ambiciosas, desde la navegación hasta la exploración del espacio. La aviación no es la excepción. Para pilotos, tripulación y pasajeros, volar implica confianza en la tecnología, pero también en la providencia divina.
Tradiciones cristianas, bendecir
Este 2024, la tradición de la bendición en el aeropuerto de Dublín ha entrado en una nueva etapa con la llegada del padre Justin Obijuru, un sacerdote nigeriano que ha asumido el rol de capellán tras la salida del padre Des Doyle, quien desempeñó esta labor durante 16 años.
La continuidad de esta costumbre no solo honra el pasado, sino que demuestra la universalidad del catolicismo y su capacidad de adaptación a los tiempos y las culturas sin perder su esencia.
Las preocupaciones sobre las nuevas regulaciones de seguridad que ponían en riesgo la realización de la ceremonia fueron disipadas cuando la Autoridad del Aeropuerto de Dublín confirmó el pasado abril su continuidad.
No solo se reafirmó la importancia de la bendición, sino que además se invitó a representantes de diversas religiones, reflejando así la capacidad del catolicismo para dialogar con el mundo sin renunciar a su identidad.
El impacto de esta tradición ha sido documentado a lo largo de los años, con registros históricos que muestran la primera bendición en 1947, así como imágenes de 1967 donde un coro canta mientras se recita una letanía de santos irlandeses.
Las bendiciones no son supersticiones ni simples formalidades; son manifestaciones de la confianza en Dios y su protección.
En tres partes, la bendición reza para que el avión fomente en las almas de todos los fieles que viajan en él el anhelo de las ‘asuntos de arriba’, pide la protección de la Virgen María y solicita un ángel de la guarda que ‘escolte’ el avión con seguridad.
La permanencia de actos como este nos recuerda que la fe católica no solo sigue viva, sino que sigue siendo necesaria. Como dijo el padre Obijuru al asumir su nuevo rol: «Me dio un sentido de pertenencia».
Y es que la fe, cuando se vive con autenticidad, no solo bendice objetos o viajes, sino que transforma corazones y une comunidades.
La bendición de los aviones en Dublín es mucho más que una tradición: es un testimonio de que, incluso en el cielo, Dios sigue acompañando al hombre en su viaje.
cuando se vive con autenticidad, no solo bendice objetos o viajes, sino que transforma corazones y une comunidades. Share on X