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‘Ghosting’, ‘vamping’, ‘hikikomori’, ‘phubing’… nuevas formas de relación digital para una sociedad desvinculada

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En una sociedad cada vez más vez más tecnificada y en fase de constante transformación, donde los avances de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) dibujan un escenario cada vez más comunicativo, se produce una paradoja: el incremento de ciudadanos, sobre todo los jóvenes, que han sustituido los encuentros reales por un aislamiento donde el contacto con los demás es virtual. El smartphone y el ordenador tienen la palabra.

En ese escenario, han cobrado protagonismo, entre otras, estas nuevas formas de relación para una sociedad desvinculada: ghosting’, ‘vamping’, ‘hikikomori’ y ‘phubing’.

En su conjunto, se trata de un fenómeno que provoca una inquietud relacional inexistente hasta ahora, donde se suelen perder amistades, antes cultivadas por otras formas de comunicación reales, y donde en ocasiones se recupera a viejos conocidos, gracias a las redes sociales.

Este es un resumen de esas nuevas formas de relación, según una información publicada en Family and Media. Cuatro modalidades con un impacto más fuerte entre los adolescentes, a quienes les resulta difícil despegarse del smartphone.

Con el 'ghosting' se rompe el vínculo afectivo y se desaparece sin dar explicaciones de ningún tipo
Con el ‘ghosting’ se rompe el vínculo afectivo y se desaparece sin dar explicaciones de ningún tipo

‘Ghosting’: desaparecer y romper el vínculo afectivo

En ese nuevo escenario virtual, sucede cada vez más a menudo que alguien desaparece de repente sin dejar rastro. Se borran amistades, se acaba con relaciones amorosas y, en definitiva, se rompe el vínculo afectivo sin justificar las causas que llevaron a esa ruptura.

Literalmente, el ‘ghosting’ significa “convertirse en un fantasma”, es decir cortar la relación sin dar explicaciones ni responder a mensajes y ser ilocalizable. Se trata de una práctica que se ha popularizado con la llegada de las redes sociales, especialmente con el surgimiento de redes como WhatsApp y Telegram o redes sociales como Facebook.

Detrás de este tipo de actuaciones se esconden personas egocéntricas e inmaduras, incapaces de asumir responsabilidades o enfrentar situaciones que pueden provocar emociones negativas. Y la peor parte le toca a las ‘víctimas’ del abandono, cuya autoestima se resiente.

La persona afectada experimenta un auténtico rechazo social, un impacto negativo que puede afectar a sus relaciones sociales reales y a las virtuales, especialmente si se trata de adolescentes o niños, que psicológicamente necesitan sentirse identificados e integrados en el grupo con el que se relacionan.

Las causas de este fenómeno pueden ser varias. Una de ellas es social: nos hemos acostumbrado a mantener relaciones superficiales y a tener una postura más bien individualista, con lo que acabar con esas relaciones no supone ningún cargo de conciencia.

Otra puede estar relacionada con el miedo: la persona a la que cortamos la comunicación puede haber dicho o hecho algo que haya ofendido o asustado al ‘fantasma’, que cesa inmediatamente el contacto. Otro tanto sucede en casos de acoso o relaciones tóxicas.

La pérdida de interés por la persona cesada, o no querer dejar claro de momento el fin de la relación, puede ser otro de los motivos; como también lo es evitar el conflicto tras finalizar una relación.

Pero, ¿qué puede hacer la persona afectada por un ‘ghosting’?, ¿cómo gestionar las emociones que causa?

Valorar si había un vínculo afectivo significativo es una primera reflexión a hacer. Es fácil que se haya caído en el error de considerar como amistad algo que nunca lo fue, y no se puede dar importancia a todos y cada uno de los casos en que alguien se ve afectado por un ‘ghosting’.

Otra de las decisiones puede ir encaminada a averiguar si la persona que ha bloqueado la comunicación lo ha hecho de manera deliberada o porque ella misma tiene problemas personales que la han llevado a aislarse de su vida social, con lo que la necesitada de ayuda sería ella.

Es importante no dejar que aparezca la culpa o el enfado en cualquiera de los casos, aunque conviene preguntarse si hay algo que se haya hecho que pueda haber herido o provocado el rechazo del otro.

Niños y adolescentes adictos al 'vamping', enganchados a su smartphone en horas de dormir
Niños y adolescentes adictos al ‘vamping’, enganchados a su smartphone en horas de dormir

‘Vamping’: niños y adolescentes conectados de noche

Otra de las caras de esta nueva forma de relacionarse es el hacerlo a horas en las que se debería descansar y dormir, es el fenómeno conocido como vamping, en referencia a las actividades de los vampiros que solo salen de noche.

De hecho, socializar en internet o a través de las redes de noche se ha convertido en un hábito, que abunda sobre todo entre los niños y adolescentes, y los no tan niños. Son personas que permanecen despiertas durante buena parte de las horas de sueño enviando mensajes y tuits, chateando y publicando comentarios o fotos.

Cabe recordar que el primer smartphone se maneja a edades muy tempranas (el 98% de los jóvenes entre 14 y 19 años posee un móvil) y esto significa que los más pequeños son los más expuestos.

Los motivos que llevan a los jóvenes a prescindir de horas de sueño para estar conectado a diferentes aparatos tecnológicos son diversos, aunque una de las causas principales es la falta de tiempo para socializar durante el día.

A los estudiantes universitarios, por ejemplo, les faltan horas para ponerse al día con los trabajos o revisar los temarios objeto de exámenes, por lo que emplean parte de las noches para conectar con los amigos a través de las redes sociales.

La cuestión es que el ‘vamping’ está de moda y el que se queda fuera no es lo suficientemente ‘cool’, además de que la noche proporciona una cierta intimidad sin temor a ser interrumpido.

En cualquier caso, el abuso de esta actividad social comporta ciertos riesgos. Practicar ‘vamping’ es perjudicial para la salud, ya que los adolescentes y jóvenes que se relacionan de esta manera están evitando que el organismo disfrute del sueño y del descanso que el cuerpo necesita.

La melatonina, hormona encargada de regular los ciclos del sueño, se activa con la luz, sobre todo con esa luz blanca o azul que emiten los teléfonos móviles y las tabletas, con lo que se aumenta el riesgo de padecer insomnio.

Además, se generan problemas de concentración durante el día y de insomnio por la noche, y provoca cansancio y pérdida de memoria entre los jóvenes. También incrementa las probabilidades de sufrir debilidad e irritabilidad, disminuye las defensas y altera el metabolismo. Otra de las consecuencias es la más que probable adicción a las nuevas tecnologías, los cambios de conducta y ciertos problemas de socialización.

Encerrados en su habitación, al margen de todo, es una moda japonesa que se ha extendido por Occidente
Encerrados en su habitación, al margen de todo, es una moda japonesa que se ha extendido por Occidente

‘Hikikomori’: jóvenes recluidos en casa

Otro fenómeno de nuestro tiempo, iniciado en Japón pero que se extiende y va en aumento cada vez más a otras sociedades occidentales, es el hikikomori’, un término japonés que significa “estar al margen”.

Los afectados son jóvenes entre 14 y 25 años que no estudian ni trabajan y que deciden auto recluirse en su habitación. No suelen tener muchos amigos y su vida se desarrolla en esa habitación de la que apenas salen, refugiándose en un mundo virtual rodeados de videoconsola, móvil y ordenador.

Tienen muy pocas interacciones sociales, excepto a través de internet y las redes sociales. A veces, incluso sus perfiles son ficticios y viven un desdoblamiento de personalidad. Un aislamiento peligroso que a veces desemboca en depresión.

Todo lo hacen sin salir de casa, alterando incluso sus ritmos diarios: duermen durante el día, comen por la tarde y se ‘enchufan’ a la tecnología gran parte de la noche.

En España, el síndrome del ‘Hikikomori’, también conocido como ‘de la puerta cerrada’’ acumula ya más de 200 casos en los últimos años; pero en Japón los afectados se cuentan por millones.

Esa reclusión voluntaria durante meses o incluso años puede provocar importantes efectos sobre la salud, tanto física como mental.

A nivel físico el cuerpo padece los efectos de no hacer ningún tipo de ejercicio físico ni llevar una dieta equilibrada, como anemias, fragilidad en las articulaciones, llagas por permanecer demasiado tiempo tumbados sin moverse, etc.

A nivel psicológico, la ausencia de contacto puede hacer perder al joven casi por completo sus habilidades sociales para relacionarse con sus congéneres, a la vez que experimentan sentimientos constantes de inseguridad y culpabilidad, lo cual refuerza su conducta de permanecer encerrados.

No son pocas las parejas cuya relación se ve alterada por la práctica del 'phubing'
No son pocas las parejas cuya relación se ve alterada por la práctica del ‘phubing’

‘Phubbing’: una obsesión fuera de la realidad

Un cuarto fenómeno es el del ‘phubbing’, una adicción que afecta a muchos jóvenes y no tan jóvenes que consiste en prestar más atención al dispositivo al que están conectados que a la persona con la que se están relacionando.

No dejar de mirar el smartphone de forma obsesiva mientras se habla con alguien genera la cuestión de cuánta concentración se requiere para controlar el dispositivo y cuánta atención se resta al interlocutor. En ocasiones, sencillamente la conversación se evapora.

No es extraño, por ejemplo, que en ocasiones los padres envíen un WhatsApp a sus hijos para llamar su atención, cuando los tienen a un metro de distancia.

Así, ignorar a alguien al estar obsesionado con la utilización del smartphone se está convirtiendo en algo común y no deja de ser un síntoma de una adicción ciertamente nociva en cualquier interacción social, y puede afectar directamente a las relaciones más íntimas e influir sobre nuestra calidad de vida.

En las relaciones de pareja o matrimonios, por ejemplo, los intercambios afectivos pueden verse alterados o mermados significativamente por la interferencia del ‘phubbing’.

Ante los efectos nocivos del ‘Ghosting’, ‘vamping’, ‘hikikomori’, y ‘phubbing’, estas nuevas y desconcertantes modalidades de relación social, cabe proponer un nuevo modelo de cultura de lo digital, con el objetivo de conseguir una relación sana, libre, consciente y equilibrada con las herramientas tecnológicas que ya vienen a ser extensiones de nuestro cuerpo.

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1 Comentario. Dejar nuevo

  • mariluz quiñones
    24 diciembre, 2018 19:25

    Un gran filósofo de nuestra época: Gadamer, advertía hace más de treinta años del peligro de las nuevas tecnologías y de como incentivar el diálogo es una excelente forma de evitar el aislamiento y prevenir conflictos. A niños y jóvenes se les debería formar en el diálogo personal y real.

    Responder

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