Verano es esa época gloriosa de sol, helados, vacaciones, chanclas… y sí, también de fe. Porque aunque la rutina cambia, el alma sigue teniendo sed de Dios (aunque esté tumbada en una hamaca).
Aquí te dejamos 5 ideas sencillas y creativas para vivir tu fe católica mientras disfrutas del calor, los días largos y el tiempo en familia:
1. Rosario en movimiento: ¡camina y reza!
¿Te suena un poco difícil hacer que los niños se sienten a rezar un rosario completo? ¡Sácalos a caminar! Una Rosary Walk (caminata del rosario) es una forma genial de combinar oración y movimiento.
Camina por tu barrio, un parque o incluso por la orilla del mar si tienes suerte.
Cada miembro de la familia puede rezar una parte del rosario. ¡Hasta el más pequeño puede participar con un Ave María! Es paz, oración y ejercicio todo en uno. Bonus: no hay mejor “gimnasio espiritual” que uno que también quema calorías.
2. El santo de la semana: conoce a tus amigos del cielo
El verano también puede ser una gran excusa para empezar una nueva tradición: el “Santo de la Semana”. Elige uno, aprende sobre su vida, y deja que te inspire.
Puedes leer su historia, ver un video, hacer una manualidad relacionada (sí, San José merece un martillo de papel) o cocinar algo típico de su país. ¡Quién dice que no puedes tener una mini fiesta de San Juan Bosco con pizza italiana incluida!
3. El tarro de la gratitud
Toma un frasco bonito (o un bote de galletas vacío) y conviértelo en el Tarro de la Gratitud. Cada día —o cada semana, si quieres tomártelo con calma— escribe algo por lo que estés agradecido. Puede ser tan profundo como “mi fe” o tan simple como “helado de chocolate”.
Al final del verano, abre el frasco y lee las notas en voz alta con tu familia. Es como una máquina del tiempo que te recuerda cuántas bendiciones hay incluso en los pequeños detalles.
4. Diario de fe estival
Saca cuadernos, marcadores, colores, y haz un Diario de Fe del Verano. No hace falta ser Shakespeare ni santo Tomás de Aquino. Solo escribe lo que Dios ha hecho en tu vida, lo que te preocupa, lo que te inspira. Puedes incluso dibujar tus oraciones o pegar fotos de momentos especiales.
Y si te animas, compártelo con tu familia al final del verano. Será una hermosa tradición para repetir año tras año.
5. Vacaciones Bíblicas… ¡en casa!
¿No puedes llevar a tus hijos al campamento o a la parroquia este verano? ¡No hay problema! Monta tu propio Vacation Bible School (VBS) en casa.
Escoge una mañana a la semana, prepara una historia bíblica, canta canciones, haz una manualidad temática y termina con snacks bíblicamente deliciosos ¿galletas en forma de pez? Como dijo San Juan Crisóstomo: “La casa es una pequeña iglesia”. ¡Pues a ponerla en marcha!
¡Feliz verano, feliz fe!
El verano no tiene que ser un paréntesis espiritual. De hecho, puede ser una estación de gracia. En medio de la diversión, puedes seguir sembrando semillas de fe que darán fruto durante todo el año.
Como dijo recientemente el Papa Leo XIV:
En la familia, la fe se transmite junto con la vida. Se comparte como la comida en la mesa y como el amor en el corazón.”
Así que este verano, comparte fe, esperanza y helado, y verás cómo tu hogar brilla con alegría (y no solo por el sol).