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El canto litúrgico y el don del canto

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En mi último escrito soy injusto sin pretenderlo. A veces, cuando detectas silencio como respuesta o expectativa a algo, es preciso dar un paso más y salir de uno mismo. Es preciso preguntar. Hacerlo de modo ecuánime siendo oportuno. En el cantoral de templo aludido en este escrito está el canto Alma Redemptoris Mater. Ya he utilizado este cantoral. Ya no es necesario que yo consulte mi “chuleta” de bolsillo. El asunto en términos generales es: ¿Importa que el pueblo de Dios congregado en el templo sepa cantar mínimamente el canto gregoriano en las misas dominicales?  Mi respuesta – y no de ahora- es que importa muy poco por no decir nada o casi nada.

Cantar es una facultad del ser humano. No es una facultad gratis. Debe ejercitarse, actualmente con autoaprendizaje y corrección del propio canto a cargo de uno mismo. En los tiempos actuales con pocas ocasiones de ejercicio de lo aprendido. En el canto, sea de templo o lúdico, hay que salir de uno mismo a riesgo de equivocarse. ¡Equivocarse la primera vez y algo menos a partir de la segunda! Reconozco que a mí me gusta el latín y el canto gregoriano. Me gusta algo que está contemplado para los laicos en el documento del Concilio Vaticano II Sacrosanctum Concilium sobre ordenación de la Sagrada Liturgia. A quien le interese este tema que clique en internet y que lo busque.

Ahora les reflejo dos links de la Wikipedia. El primero sobre el Liber Usualis del canto gregoriano. Es artículo asequible y se entiende bien. En anotación a pie de página, si clican en ella, se les abrirá entero. En las páginas 273 y 274 está este canto gregoriano. En su modo simple, el utilizado en el manual de templo en las misas en las que participo, está reflejado en la página 277. El manual de cantos litúrgicos de templo reproduce por consiguiente esta página. El segundo link es complejo. Es para entendidos en música. Refiere en qué consiste la notación neumática A base de escuchar y observar los guarismos musicales uno aprende algo. A base de escuchar a quien sabe cantar se aprende de un modo más fácil. Es el modo “de oído”. Es mi modo de aprender.

Escuchando al párroco como canta el Alma Redemptoris Mater, como canto final en las misas diarias del tiempo de Adviento 2020, ha sido el modo de mi aprendizaje. Lo he pulido escuchando también grabaciones YouTube monacales. ¡Con auto reiteración esto último! Adviento todavía no ha terminado. Ya sé cantar este canto en misa con la letra delante y oídos prestos a cómo lo canta el sacerdote. Él ya no está solo en el canto gregoriano de Adviento en las misas de diario. Ya no es el único bicho raro. Se trata de provocar por mi parte el contagio litúrgico. ¡Dos bichos raros mejor que uno!

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