fbpx

Justicia social (VI)

COMPARTIR EN REDES

Desengáñate, hermano, mi hermana del alma. Quien no quiere, no quiere. Porque te tropiezas con “amigos” que de amigos no tienen nada, y lo demuestran con sus obras. Otros, buscan qué pueden sacar de ti, como aquel que va de detective y se enorgullece de ser un profesional de renombre y lo que es es un chafardero que lo que pretende es hincharse como un pavo, al ser “capaz” de destapar la intimidad de sus semejantes los humanos de bien, a quienes procura y no alcanza a merecer; y sus clientes le pagan (¡caray si le pagan!) por hacerlo. ¿Por qué? Porque es un pelele vendido de la vida que no vale un ochavo, y sus clientes se venden a él. ¡Para muestra, un botón!

Es un triste panorama. Porque te encuentras en la vida de labor que ni cuando buscas profesionales que trabajen como se debe los encuentras, pues hoy por lo que parece nadie quiere trabajar. Eso sí, ambicionan cumplir sus tres horitas de rigor e irse pa casa a rellanarse en el sofá alternando besuqueos con su salchicha (o su mastín, si lo entrona en diminuto piso)… o con su amante, dándole al porro o a la tira de coca, pues es eso lo que esperan de la vida: bostezar entre trinque y trinque; eso sí, cobrando como el presi más presi. ¡Vaya mundo estamos creando!

Porque el panorama es un primor. Te cuento. Cuando te hacen un servicio ya contratado, tanto en privado como a través de alguna empresa que los contrata, te exigen siempre un extra, y te miran mal si tu casa es más bonita que la suya. No se dan cuenta de que el extra deberían darlo ellos como buenos profesionales que se precien. ¡Quieren lo que tú tienes, son insaciables!

Sin embargo, no intentan ganárselo, sino que aún se creen con el firme derecho de arrancártelo de las manos, no sea que tú disfrutes más que ellos. Piden de la vida lo que un perro callejero desearía encontrar entre la mugre grasienta de la calle circundante del arrabal. Y te exclaman, con toda su cara dura: “¿Por qué tú, y yo no?, ¿eh? ¿Es que yo no puedo tener lo que tienes tú?”. ¡No es de extrañar! ¿No es eso lo que emana de la tele y toda su publicidad, que ellos tragan a todas horas? Pues acaban pensando como lo que ven y no son ni tienen: ¡ahí tenemos el conflicto entremetido cual cortocircuito en su universo psicológico! No saben la ley de la vida, que es que cada uno de nosotros debe ganarse el pan con el sudor de su frente.

Al tesar las velas

¿Qué ocurre, entonces? ¡Pues que hay muchos (demasiados) que no se ganan el pan, sino que lo roban! ¡Y eso anhelan ellos, solapando el robar con el “deber” de compartir! Para ellos, compartir es que les des lo que tú tienes, pero cuando se hacen con el tesoro, lo encierran bajo llave en las cloacas de la avenida principal de su ciudad, donde lo esconden, pero disfrutan arrastrándose bajo el asfalto con el disimulo que luce hoy el político de talla media, que −por cierto− de político no tiene nada, sino que mangonea como el corazón le pide aire. No hay honestidad, solo cara dura.

Te exigen festivos pagados como trabajados a diestro y siniestro, te obligan a finiquitarles períodos de prueba que no superan porque no dan la talla de lo que les pides para que cumplan con su cometido, y no advierten los muy colgados que así no los contratarás nunca más. ¡Dios te libre!, pues preferirás comprarte un robot de esos que dicen que pronto nos suplantarán para que nos sirvan el café haciendo el paripé. Viven mejor tirando de paguitas injustificadas, que con el sudor de su frente (por eso no trabajan). De hecho, lo cierto es que no les gusta nada sudar si no es para tumbarse al sol a fin de lucir morenos a fin de temporada. Es aquello que dicen de que pronto tendremos todos un sueldo cortado y manducado para que seamos todos igualitos, robado de los ahorros de los “ricos” (que algunos, de verdad, trabajan con honestidad). ¡Qué barbaridad!

Veamos otro ejemplo. Dispuestos a no encontrar quien bien trabaje, te decides a contratar a un profesional liberal, a ver si ese merece el sueldo que te pide, pero puestos a la obra, no cumple ni tratos pactados ni plazos determinados… además de que te deja el proyecto empantanado a medias con todo al aire sin hacer. Eso sí, aún tiene la cara dura de exigirte la paga final como si hubiera cumplido, bajo amenaza de denunciarte si no le sirves en bandeja de plata.

Tú vas, le das en mano lo que se supone que merecía, y para tener paz lo envías a freír monas. ¿Es que aún se piensa que volverás a contratarlo? Eso sí, se dedica a pasear por el ancho mundo como si fuera su casa (con el dinero de su amante), pues gusta de compartir fotos fardando de viajes en sus redes sociales, porque, como suele prodigar, “le deleita conocer otras maneras de hacer”. ¡Y no sabe hacer nada! No conoce ni la manera de bien hacer para mantener la manada de mascotas que tiene en casa, puesto que ya no está de moda tener hijos. Los tiempos cambian, y si no cambias, no sobrevives. Lo mismo pasó con los dinosaurios…

Ya ves, hermano, mi hermana del alma. Una vez más, advertimos que así el mundo no puede tirar, y pronto reventará por algún costado, como Jesús se desangró por los pecadores que apetecen hacerse con la Verdad para repintar su fachada (“sepulcros encalados”, les repudia Él a los judíos hipócritas: Mt 23,27); viven la vida para lucirla, y no para ganarse el Cielo. ¿Qué más les da todo? ¡Mangar podamos!

Habida cuenta de cómo está el patio, no advierten que si ellos no quieren “justicia” entre rejas (las que ellos se crean), tú deseas justicia de la que es (o era) virtud. No entienden, ni que les insistas, que todos vamos en el mismo barco y que todos debemos remar. Unos estarán en cubierta y otros en la sala de máquinas, unos con sol y otros con frío, pero todos debemos bregar, y cada uno cobrar según su brega. Y es que la virtud, dicen, ha pasado de moda; y por eso, ya nada es lo que dice ser. ¿Es eso justicia… “social”? ¿No será que nos engañamos? ¿Podremos sostener por más tiempo un mundo en contra de la Verdad? Está claro, la respuesta, en breve y más pronto que tarde, nos salpicará la cara…

Justicia social (V)

Twitter: @jordimariada

La virtud, dicen, ha pasado de moda; y por eso, ya nada es lo que dice ser. ¿Es eso justicia… “social”? ¿No será que nos engañamos? Compartir en X

¿Te ha gustado el artículo?

Ayúdanos con 1€ para seguir haciendo noticias como esta

Donar 1€
NOTICIAS RELACIONADAS

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.