Resulta patético constatar a qué grado de control se ha llegado. Es una implantación que empezará el próximo año 2022. Primero en camiones y autocares. Después en turismos particulares y de servicios públicos. En motos, bicicletas y patinetes eléctricos desconozco el tema. Es obvio que el tema de la presencia del alcohol en sangre en la conducción de vehículos preocupa a las autoridades.
Distintos medios de comunicación relatan lo que va a suceder. En concreto he leído la información de La Vanguardia y de 20 minutos. Me ha llegado varias veces vía teléfono móvil. Es suficiente clicar la palabra Alcolock en el busca. El conductor de un camión, de un autobús o de un autocar se tendrá que tomar su tiempo antes de empezar a trabajar… en cada encendido de motor.
El invento consistirá en espirar aire desde la propia boca conductora en un alcoholímetro de serie instalado en el vehículo. Si sale positivo el vehículo no arranca. Es de esperar que, al igual que las mascarillas covid, las boquillas se vendan en farmacias. Si vienen debidamente protegidas, se guardan varias en la guantera del propio vehículo. Si calas el vehículo no sé lo que puede pasar. Tendrás que volver a soplar con cola inevitable de vehículos detrás.
Como todos los inventos habrá que ver cómo se implanta. La finalidad es buena. Si te olvidas la mascarilla covid en casa puedes salir a la calle. Sin el alcoholímetro instalado en tu propio vehículo y sin el soplo en negativo en la boquilla… tu propio coche no arrancará. Es obvio que por la mañana nadie en su sano juicio lleva alcohol en sangre. Para acudir a trabajar tendrás que soplar siempre al encender el motor.
Si sale positivo el vehículo no arranca. Si no arranca en zona de aparcamiento, puedes emplear un tiempo en atender el teléfono móvil. Si no arranca después de comida familiar en restaurante, es motivo de gratitud y alabanza a Dios.
