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Autosexual y poliamoroso, 2 nuevas prácticas para una sociedad hipersexualizada

Familia

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Lejos de la relación ideal para el ser humano, es decir el matrimonio, las obsesiones de la actual sociedad hipersexualizada, donde paradójicamente se practica menos sexo, han generado nuevos conceptos como “autosexual” y “poliamoroso”.

Así, “igual que los heterosexuales se sienten atraídos por personas de otro sexo y los homosexuales por personas del mismo sexo, los autosexuales se sienten atraídos por sí mismos«, afirma la sexóloga Emma Placer.

Al mismo tiempo, los poliamorosos argumentan que “el amor es fiel, el sexo se comparte; son nuevas maneras, son las relaciones no monógamas”.

Cabe recordar que esa misma hipersexualización de la sociedad conlleva riesgos, como los que provoca, entre otros, el consumo de porno como motor de las agresiones sexuales o la práctica del ‘chemsex’, que favorece el contagio de ITS.

Las personas autosexuales solo sienten placer con ellas mismas

“Ni hetero ni homosexual, soy autosexual”

Cuando se habla de un autosexual se está hablando de alguien que, a diferencia de otros tipos de orientación sexual, como heterosexual, bisexual, homosexual o transexual, solo siente placer con él mismo.

El autosexual se gusta, se quiere, se desea y se siente enamorado solo de su propia persona, de su yo, de sí mismo.

Aunque lo lógico es calificarle de narcisista, los defensores de esta nueva tendencia argumentan que hay grandes diferencias entre el trastorno de una personalidad narcisista y el autosexual.

Para ellos, un narcisista suele carecer de empatía y necesita constantemente sentirse admirado. Según Jennifer McGowan, doctora en el University College de Londres, “los autosexuales se sienten más cómodos sexualmente cuando están en su propia compañía, mientras que los narcisistas desean atención”.

Al respecto, el pasado 25 de junio el diario El País informaba sobre esta cuestión en un artículo con este titular: “Ni hetero ni homosexual: soy autosexual y estoy enamorad@ de mí”.

“Desde hace años me masturbo principalmente con imágenes o fantasías de mí misma. […] si es otro el que me toca, simplemente no disfruto de la misma manera”, aseguraba una mujer en declaraciones a la BBC, reproducidas por ese periódico.

Emma Placer reconoce que «es fácil confundir el narcisismo con esta orientación, pero tiene algunas diferencias fundamentales, sobre todo porque el trastorno de la personalidad narcisista necesita público».

“Un narcisista se quiere mucho y se siente muy especial, pero espera que los demás lo reconozcan, necesita su admiración, es una personalidad arrogante extrema”, añade.

A diferencia de la masturbación compulsiva, Placer señala que entre los autosexuales “se hace por puro placer, y no afecta a su vida cotidiana, la masturbación no es el centro de todo, simplemente es su manera de tener relaciones sexuales con la persona que más les gusta en el mundo: ella misma”.

Esta particular forma de entender la sexualidad es corroborada por el testimonio anónimo de la BBC: «sé que la mayoría de mis amigos se excitan pensando en sus parejas sexuales. Si no están con ellos, se imaginan fantasías con ellos. Para mí es distinto. Sí que disfruto del sexo con otras personas, pero tengo que estar pensando en mí y tocándome para llegar al orgasmo”.

Por su parte, la sexóloga Elena Crespi añade un supuesto componente romántico: “a raíz de sentirse enamorada de una misma, el momento de la masturbación es el momento de encuentro íntimo con una misma bajo este sentimiento de amor”.

Crespi defiende que no se deben considerar patológicos este tipo de comportamientos con este argumento: “no elegimos nuestras orientaciones sexuales, nacemos con ellas. […] En el mismo instante en que una persona se identifica como autosexual, como mínimo, respetemos lo que siente”, concluye.

poliamor
Los comportamientos poliamorosos conllevan ciertos riesgos, como una mayor probabilidad de contraer ITS

“El amor es fiel, el sexo se comparte”

Por otra parte, una de las nuevas formas de vivir la sexualidad que está cobrando fuerza, a pesar de los riesgos que comporta, es el poliamor, aunque sus orígenes se remontan a la década de los 80.

Fue la sacerdotisa neopagana Morning Glory Zell-Ravenheart quien acuñó el término poliamor, manteniendo una relación poliamorosa entre 1984 y 1994, en unos años en los que estaba de moda ser swinger y el intercambio de parejas.

También fue una década en la que las enfermedades de transmisión sexual se hicieron muy presentes y en la que el sida cobró una especial relevancia, convirtiéndose en una auténtica plaga.

En un artículo publicado en el diario La Vanguardia el pasado 16 de agosto, Jordi Basté se hace eco de una relación poliamorosa entre Pau y Laura, que se conocieron por Tinder y se erigen como testimonio defensor de ese tipo de relaciones sexuales.

El amor es fiel y el sexo se comparte; son nuevas maneras, son las relaciones no monógamas”, defiende esta pareja que, eventualmente, tienen relaciones por separado con terceros.

Viven juntos desde hace tres años y un día Laura le planteó la posibilidad de tener unas relaciones sexuales más abiertas: “quería probar de abrir la relación… Ya hacía semanas que íbamos sacando el tema de abrirnos y más cuando ninguno de los dos tenemos problemas de celos. Ni uno”, cita Pau en La Vanguardia.

“La confianza, a partir de entonces, subió cuatro o cinco niveles. Esos días el tema en casa sólo era aquel. ¿Y qué hacemos ahora? Incluso compramos una trilogía de libros de ensayo sobre las nuevas relaciones de amor y nos empapamos sobre el poliamor”, continúa.

Pau concluye su narración: “hace unos meses nos hicimos del Tinder. Fue en una noche de fiesta. Nos inscribimos los dos a la vez. Semanas después ella tuvo la primera relación abierta con un hombre. Le costó mucho contármelo. Lo hizo sin detalles. Pasó mucha vergüenza. Le di las gracias por expresarlo y por abrir la veda. Tiempo después lo hice yo con una mujer y se lo conté, claro”.

Hay que destacar que, aunque los defensores del poliamor buscan legalizar este tipo de relaciones, las uniones de más de dos personas no están reguladas, salvo pocas excepciones que aceptan la poligamia.

Algún país, como Marruecos, admite la poligamia, y recientemente también Brasil y Colombia tienen casos en que se ha aceptado. Lo cierto es que apenas hay cifras claras sobre relaciones no monógamas, y las pocas disponibles vienen de Estados Unidos.

Precisamente, en marzo de 2017, un juez reconoció el poliamor en Estados Unidos al adjudicar la custodia de un hijo a tres padres, dos mujeres y un hombre que lo concibieron tras una relación poliamorosa.

El niño, fruto de esa relación surgida de un trio sexual, pasará tiempo con los tres miembros en una sentencia calificada de inédita

Ante esta nueva realidad que va cobrando fuerza, cabe preguntarse si el reconocimiento del poliamor no será el siguiente paso que darán algunos países occidentales después del ‘matrimonio gay’.

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3 Comentarios. Dejar nuevo

  • Ya dudo, de que tanta información haga bien a alguien.
    Creo que voy a terminar por no leer, estro no puede más que dar ideas a alguien que esté frustrado. Los de el periódico El Mundo, otrora católico, pueden dar otro tipo de noticias.

    Responder
  • Joan Manuel Arruga
    6 septiembre, 2019 19:52

    Nihil novum sub sole. Ha cambiado que ahora hay más nihilismo y psicólogos dispuestos a buscarnos justificaciones para todo. Ya no nos preguntamos lo que está bien o mal, simplemente qué me apetece.

    Responder
  • Lo que antes se consideraban conductas desiquilibradas hoy no solo se aceptan si no que hasta se aplauden. Hay escuelas de psicólogos que no ven ya rechazable la pederastia: la consideran como una tendencia sexual más, completamente sana. El hombre se destruye a sí mismo, reduce toda su existencia a una mera vivencia sexual, guiándose por sus instintos y apetencias. El ser humano ha reducido su existencia al puro componente físico, olvidándose totalmente de su faceta espiritual.

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