La mayoría de jóvenes acceden a la pornografía cuando ni siquiera son adolescentes, a los 12, 13 años y un 75% son chicos. Según estudios recientes, más de la mitad de los adolescentes españoles entre 14 y 17 años ven regularmente porno por Internet, es decir son adictos. Pero la edad de iniciación va bajando, y hoy la edad de acceso, según los últimos estudios, está en los 11 años. Con la próxima implantación del 5G, que permitirá conectar los dispositivos a una velocidad 40 veces superior que ahora, el problema se agravará todavía más.
La generalización de la oferta y del consumo de pornografía es un gravísimo problema social. En primer término, para los menores, pero también para las mujeres y los adultos, por la adicción que crea. Su peligrosidad reclama una acción de los poderes públicos equivalente a la emprendida con el tabaco o el juego on line y las casas de apuestas. La pornografía supone un claro desprecio a la dignidad de las personas que aparecen en las grabaciones, especialmente de las mujeres, al ser presentadas como puros objetos sexuales, tratadas sin ninguna consideración. También favorece la violencia contra la mujer. Provoca que la violencia física y verbal se normalicen en la llamada “escalada de conducta”, lo cual se traduce en los delitos de violencia sexual, cada vez más frecuentes. Crea adicción y hace dependientes a las personas, especialmente a los niños y jóvenes, que se habitúan a una vivencia enfermiza de la sexualidad. Abre la puerta a modalidades nuevas y sofisticadas de prostitución, fuera de todo control. Provoca que los consumidores se familiaricen con prácticas sexuales de riesgo. Descontextualiza la sexualidad, situándola al margen de las relaciones interpersonales y de la dignidad de la persona humana.
La Fiscal General del Estado, en la presentación de la memoria del año 2018, reconoció la relación entre pornografía y violencia sexual contra la mujer. Estos y otros motivos hacen necesario que los poderes públicos, legislativo, ejecutivo y judicial, se impliquen a fondo para limitar con rigor el comercio y difusión de la pornografía. Los poderes públicos han demostrado su capacidad de limitar con eficacia prácticas perjudiciales para la salud, como el consumo de tabaco en los espacios públicos.
El problema es que no lo hacen. Al contrario estimulan en los adolescentes la práctica sexual sin límites.
Este es un último ejemplo : La Generalitat de Cataluña promueve entre los adolescentes probar prácticas sexuales «tabú». En esta página se recomienda a los jóvenes que prueben los juguetes sexuales, practiquen el sexting, y la penetración anal. Su texto en este último caso dice así “Esto no es para todos, pero hay gente que lo disfruta mucho. Y el sexo anal no es sólo para chicos gay, es para todos los que quieren experimentarlo! Incluso entre las chicas se puede hacer con la ayuda de juguetes sexuales. Sin embargo, recuerde que los condones también deben usarse porque también podemos tener infecciones de transmisión sexual a través del sexo anal”. Formidable educación para nuestros adolescentes. Y luego se extrañan de la difusión de la pornografía.
Esta es una página de la web Adolescentes, patrocinada por la Generalitat de Cataluña, concretamente por la Dirección General de la Juventud.
Que no ignoran el problema lo muestra que la propia web señala que más de la mitad de los adolescentes han visto películas pornográficas y que quieren imitar sus conductas.
En definitiva, el escenario es este: la pornografía es un grave problema en nuestra sociedad, en general y especialmente en los mas jóvenes, a pesar de ello los poderes públicos no solo no abordan su limitación como hacen con el juego, el tabaco, el alcohol, el exceso de velocidad, sino que fomentan con dinero de los presupuestos una educación sexual y una visión de la sexualidad que lleva aparejada el encontrar “normal”, “desinhibida”, “liberada” prácticas sexuales que en realidad son los fundamentos de la pornografía.
¿Cómo se puede funcionar bien con tales contradicciones? ¿ ¿Cómo se pueden llenar la boca y gastar contra los abusos sexuales, las “manadas”, la violencia contra la mujer y a la vez promover la educación sexual que lo estimula?
Es necesario decir basta. Hay que acabar y hay que luchar para terminar con tanta pornografía, en este caso también política. Basta ya de gobiernos pornógrafos
2 Comentarios. Dejar nuevo
más que «Gobiernos pornógrafos» son Gobiernos para la corrupción de menores,… «más les valdría a los que escandalizan a uno de estos pequeños que les ataran una cuerda de molino y los echaran al mar»
La lucha contra cosas en la red es complicada porque no se sabe quien está detrás. Habría que arbitrar mecanismos de autentificación de la identidad para permitir o no a la persona el acceso a la pornografía. No sé si existe control sobre los jóvenes y el juego on line o sobre el juego en casas de apuestas. Si existe el control on-line podría hacerse igual con el consumo de pornografía por jóvenes.
Nuestro sistema educativo ha resultado un fracaso en cuanto a la educación sexual, por defecto de la misma tanto en casa como en la escuela. Ahora, como se nos indica la educación sexual está en manos de gente no preparada y en general procedente de LGTBI, que es justo lo contrario. De hiposexualizar estamos pasando a hipersexualidar. Tan malo es lo uno como lo otro.
Esto daría para escribir mucho rato…