El nuevo prefecto de doctrina del Vaticano y su libro sobre los besos: ¿qué aconseja a las parejas?

Según anunciaba ForumLibertas, el nuevo titular del Dicasterio para la Doctrina de la Fe es el destacado clérigo hispano, Monseñor Víctor Manuel Fernández. Ahora ha surgido cierto debate alrededor de un libro que escribió en el que aconsejaba a las parejas besarse durante las relaciones sexuales si querían evitar que sus relaciones se enfriaran.

El papa Francisco anunció el sábado que el arzobispo Fernández, de 60 años, su teólogo personal, es el prefecto del departamento del Vaticano que mantiene la ortodoxia en la enseñanza y la doctrina de la Iglesia.

El arzobispo de La Plata sucede al cardenal Luis Ladaria Ferrer, SJ, de 79 años, quien es prefecto del dicasterio desde 2017 e inevitablemente será nombrado cardenal.

En su Argentina natal, el arzobispo Fernández es seguido por sus escritos sobre la sexualidad y, sobre todo, por el libro de 1995 Sáname con tu boca: el arte de besar, escrito para ayudar a los lectores a “besar mejor” y para “motivarlos a liberarse. Lo mejor de ti en un beso”.

A las parejas les dice que el beso es “el termómetro del amor”, y les advierte que “el amor corre peligro” cuando tienen relaciones sexuales sin besarse y solo “para desahogar el instinto y satisfacer una necesidad”.

“Si no hay besos de verdad, profundos, tiernos y frecuentes, es porque el amor ya no existe o se muere, herido”, escribió.

“Un beso verdadero demuestra que el otro es sagrado para mí. Pero cuando el sexo está fuera de control y queremos más, más placer, más intensidad, el otro se transforma en una esponja que queremos exprimir por completo, hasta la última gota», afirma monseñor Fernández.

“Y así empiezan a perder la magia, la veneración, la adoración -prosigue-. Y la señal más clara de la muerte del amor es que esos besos trémulos desaparezcan… Si faltan esos besos lentos, deliberados, trémulos, puede indicar que el amor ha dejado de ser un encuentro de dos que se admiran, se contemplan, se adoran. entre sí, y se han convertido en la suma de dos egoístas que se utilizan mutuamente para aliviar sus necesidades primarias y calmar sus nervios”.

Monseñor Fernández escribió: “Una pareja con mucho sexo, mucha satisfacción sexual, pero pocos besos como personas, o con besos que no dicen nada, con cada unión sexual se cava la tumba del amor; van creando rutina, cansancio y aburrimiento, hasta que uno de los dos encuentra algo más humano, un entorno más bonito, otro amor en serio, y se acaba la historia”.

En su empeño por ayudar a las parejas a conservar el fervor de su temprana pasión, monseñor Fernández también ofrece consejos sobre cómo besar bien y les advierte de los “verdaderos enemigos del beso” que hay que evitar, como la falta de higiene física y bucal.

“Hay mujeres que prefieren un beso lento y delicado, pero su pareja le pone demasiado movimiento y velocidad. Y también sucede que uno de los dos está muy tenso y aprieta demasiado los labios. Él libera sus tensiones, pero ella siente que la están taladrando en la boca», prosigue.

“Todas estas cosas, que parecen muy superficiales, son sólo ejemplos de algo muy concreto y muy importante -explica monseñor Fernández-: el largo aprendizaje del amor; el largo camino que conduce a un verdadero beso; un camino hecho de respeto, delicadeza, pasión y realismo”.

En el libro de 26 páginas, Fernández también es consciente de que besarse demasiado puede hacer que las parejas sientan “casi nada” y sugiere que, en cambio, intenten crecer en intimidad compartiendo actividades y comidas.

El libro menciona a “Jesús” en una sola ocasión, a “Cristo” en seis ocasiones, a “Dios” 28 veces y al “sexo” un total de 13 veces.

En una carta de bienvenida al arzobispo monseñor Fernández a su nuevo cargo, el Papa Francisco planteó que el dicasterio a veces persiguió «errores doctrinales» en lugar de «promover el conocimiento teológico» y dijo: «Lo que espero de usted es ciertamente algo diferente».

El Santo Padre dijo: “Le pido como prefecto que dedique su compromiso personal de una manera más directa al propósito principal del dicasterio, que es ‘guardar la fe’”.

Dijo que el dicasterio “debe expresar que la Iglesia ‘fomenta el carisma de los teólogos y sus esfuerzos de investigación teológica’ siempre que ‘no se contenten con una teología de escritorio’, con ‘una lógica fría y dura que busca dominarlo todo’. Siempre será cierto que la realidad es superior a la idea.”

El arzobispo monseñor Fernández es un prolífico escritor teológico que asesoró en la redacción del Evangelii gaudium, la primera exhortación apostólica del Papa Francisco. También estuvo muy involucrado en los sínodos de 2014 y 2105 sobre la familia y más tarde en la redacción de Amoris Laetitia, la exhortación apostólica del Papa de 2016 sobre el amor en la familia.

Aunque el documento fue controvertido por su posición ambigua sobre la Comunión para parejas divorciadas que se han vuelto a casar, también fue inusual por su franqueza sexual.

Calificó el sexo entre parejas casadas como un “regalo de Dios”, y declaró que la “búsqueda del placer” en el dormitorio profundizaba las relaciones de los cónyuges y les hacía sentir que sus vidas estaban resultando “buenas y felices”.

El amor erótico es una “manifestación específicamente humana de la sexualidad”, dice el documento, y agrega que a través de su vida sexual las parejas casadas aprendieron a comprender el significado de sus cuerpos como un regalo para el otro.

Se animó a las parejas a acoger “con sincera y gozosa gratitud las expresiones físicas de amor que se encuentran en una caricia, un abrazo, un beso y una unión sexual”.

“De ninguna manera… podemos considerar la dimensión erótica del amor simplemente como un mal permitido o una carga a tolerar por el bien de la familia. Más bien, debe verse como un don de Dios que enriquece la relación de los cónyuges”.

De 2008 a 2009, el arzobispo monseñor Fernández se desempeñó como decano de la facultad de teología de la Pontificia Universidad Católica de Argentina y como presidente de la Sociedad Teológica Argentina.