En centro de Abortos de Boulder, en Colorado, cerrará definitivamente sus puertas, meses después de que su fundador, el abortista Warren Hern, anunciara su retiro. Warren Hern, uno de los últimos médicos en practicar abortos de término tardío en Estados Unidos, se jubiló el 22 de enero de 2025, exactamente 50 años después de abrir la instalación.
Aunque inicialmente aseguró que su centro seguiría operando bajo nuevos responsables, finalmente anunció que el centro cerrará de manera permanente.
Warren Hern practicaba abortos durante el tercer trimestre, cuando el bebé es plenamente viable fuera del útero.
Según informa LiveAction.org, el sitio web del centro ahora redirige automáticamente a www.drhern.com, donde se confirma oficialmente el cierre definitivo.
El «legado» de Warren Hern: 42.000 vidas perdidas
En una carta publicada en su página personal, Warren describe su trabajo en términos asombrosamente contradictorios: afirma que su «compromiso sagrado» fue practicar abortos, tarea que consideró su «gran satisfacción y sentido de vida». Sin embargo, el saldo de su carrera es sombrío: se estima que Hern acabó con la vida de más de 42.000 seres humanos en gestación.
Durante años, Warren Hern defendió públicamente el aborto como un «derecho reproductivo», pero sus propias declaraciones y experiencias muestran las profundas tensiones morales involucradas.
En sus primeros años de práctica, el abortista relató sufrir pesadillas recurrentes y períodos de profunda reflexión después de realizar abortos, preguntándose a sí mismo: ¿Qué estoy haciendo?.
Incluso los miembros de su personal experimentaron secuelas emocionales severas, incluyendo síntomas físicos, alteraciones en el sueño y conflictos morales derivados de su trabajo.
Una visión perturbadora de la humanidad
Más allá de su trabajo clínico, Warren Hern dejó entrever una visión profundamente pesimista de la vida humana.
Llegó a describir a la humanidad como un «cáncer planetario» y se refirió al embarazo como una «enfermedad», mostrando así una cosmovisión radicalmente alejada del valor intrínseco de la vida proclamado por la fe cristiana.
A pesar de su inicial incomodidad y las luchas internas, Warren Hern terminó declarando que amaba practicar abortos. Mientras su centro se deterioraba visiblemente, Hern disfrutaba de un estilo de vida lujoso, viviendo en una mansión de alto valor, y cobrando hasta 25.000 dólares por algunos procedimientos.
Un cierre que da esperanza
El cierre de este centro simboliza un momento de esperanza para todos los que creen en la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Aunque el daño causado no puede deshacerse, el hecho de que esta instalación ya no operará es un pequeño pero significativo triunfo para el movimiento provida.
Cada vida humana, incluso en las etapas más tempranas de desarrollo, posee una dignidad infinita otorgada por Dios. La Iglesia enseña de forma clara que «la vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2270).