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Consejos de un opositor para sobrevivir al confinamiento (y III)

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Continuando con la línea expuesta en los dos artículos anteriores abordamos esta última parte, más intensa y con aspectos que no solo atañen a uno mismo sino a nuestro entorno.

7. Cuidar las relaciones con los demás: los periodos de aislamiento pueden aprovechar para conocerse más profundamente a uno mismo, pero también pueden producir un efecto perjudicial que es el de olvidarse de los demás, centrándose precisamente en uno mismo. La falta de interacción física con los demás no debe llevarnos al error de pensar que no están ahí, que no son necesarios. Todo lo contrario. Este tiempo de encierro nos exige ser generosos, con nuestro tiempo y en nuestros gestos. Ello no es fácil porque llega un momento en el que podemos caer en la tentación de pensar que podemos vivir sin los demás. Que Netflix es nuestro mejor aliado y que con él me basta. No podemos permitirnos el lujo de echar por tierra todas las relaciones personales que hemos cultivado a lo largo de los años. Inevitablemente la forma de cuidarlas es diferente, pero podemos permitírnosla, por lo tanto, aprovechémoslo. Estar disponible para atender una llamada, un mensaje, una “call”, individual o en grupo. Cuidar las amistades, tanto las sencillas (o cercanas), como aquellas que han ido decayendo con el paso del tiempo. Allí donde hubo siempre queda. Quizás sea el tiempo de retomar el contacto, ponerse al día. No esperar a que pregunten por nosotros, tomar la iniciativa. Es un esfuerzo doblemente gratificante para ti y para el otro. Podemos permitirnos estar en cualquier lugar del mundo sin salir de casa. Aprovechémoslo y seamos generosos, pensando en que quizás podamos aportarle algo al otro, aunque sea con un sencillo “qué tal estás”. Igualmente, importante es cuidar las relaciones con aquellos con los que convives. Nos volvemos especialmente sensibles y la convivencia puede sacar lo peor de cada uno. Por eso creo que, a diferencia de lo anterior, es un momento de pensar primero en uno mismo antes que en el otro, pero solamente en un aspecto: en el de la crítica. Va a ser muy fácil que nos salga la vena criticona con los demás, por eso, antes de hacerlo ponerse a uno mismo delante y pensar si nos estamos exigiendo lo mismo. Y aún más. Con nuestra crítica, ¿vamos a aportar algo? Ser inteligentes en este aspecto, y tratar de generar en casa un clima de convivencia. La corrección no solo se consigue a través de la crítica sino de saber qué momento es el adecuado para decir las cosas. Por todo esto, cuidar nuestro aspecto social va a repercutir muy positivamente en cada uno.

8. Aceptar los Cambios: El mundo se ha paralizado. La actividad no imprescindible se ha suprimido. Todos estamos recluidos en casa esperando que termine esta pandemia. Mientras tanto, la vida sigue su curso. Muchos de los días de oposición me asombraba el hecho de ver el recorrido del sol por el cielo a lo largo del día. Y como cambiaban los árboles con el paso de las estaciones. Y todo ello sentado frente a los mismos apuntes una y otra vez. Es una sensación extraña el apreciar el movimiento de lo que hasta ahora parecía lo inmóvil en nuestras vidas. Puede parecer una situación un poco deprimente pero lo cierto es que es toda una lección de vida. La vida sigue su curso. A lo largo de los años de oposición se suceden los acontecimientos, los cambios: muertes, celebraciones, bodas, encuentros y desencuentros. Y sin embargo parece que nunca vas a tomar el papel protagonista como opositor. Pero la realidad es que puedes renegar de ello o aceptar el cambio. Aceptar que hay cosas que por mucho interés que tengas en ellas no controlas. Por eso lo mejor es ocuparse de aquello que está en nuestra esfera de influencia y no en la esfera de interés. Preocuparnos por aquello que sí está en nuestra mano, y limitarnos a aceptar lo que no. Mentalmente es un ejercicio que nos aportara mucha salud y estabilidad.

9. Rendir cuentas: la exigencia ajena: Como opositor uno debe ser exigente consigo mismo, pero a veces esa exigencia puede estar distorsionada. Por eso, una persona fundamental en nuestras vidas es la del preparador. Es tu termómetro, quien te dice en qué situación estás, si estás en buen camino o tienes que apretar. Al final se reduce a que des cuenta a alguien ajeno sobre lo que haces. A que te evalúen o examinen. No porque sea necesario para vivir, pero sí para mantener el nivel adecuado de complacencia con uno mismo. Es fácil identificarse en la dificultad con el papel de víctima, pero ese es un papel que no aporta. No digo que no haya que ser realista con la situación de cada uno, pero es oportuno ser sincero igualmente. El hecho de saber que lo que haces va a ser revisado por otro es un aliciente para tomarse en serio cada día. Probablemente cada uno deba rendir cuentas a alguien, todo el mundo tiene un jefe. Pero también en el encierro en el que estamos en nuestras casas nos puede aprovechar saber que lo que hacemos lo hacemos también por y para los demás. Ya sea de una forma más o menos directa. Pero si nos proponemos tener un ideal más allá de uno mismo, ello seguramente le dé más sentido a nuestro día a día.

10. Tomarse en serio el descanso físico y mental: El descanso, por paradójico que parezca, no es algo que se nos dé tan bien como pueda parecer. En la oposición, a pesar de que solo disfrutamos de un día de descanso, éste es sagrado, o así debería ser. Eso significa que durante ese día no se toca un solo apunte, incluso me atrevería a decir que ni se piensa sobre ellos. Para eso, es necesario ocupar el día con otras actividades. Además, para tener esa sensación de descanso es muy sano darse pequeños caprichos. Esto ayuda a darnos cuenta de que estamos en un momento de relajación, de desconexión y de cargar las pilas. Durante estos días podemos tener la sensación de que nos bombardean con mil cosas para distraernos y ocupar el tiempo. Pero ello se puede volver en nuestra contra si no damos a cada cosa su tiempo y lugar. Que un hobbie no se convierta en una obligación. Es imprescindible que cada día encontremos un momento de pausa, de descanso de nuestras tareas cotidianas, pero también respecto de las tecnológicas. Ser capaces de desconectar del bombardeo de información que recibimos continuamente. Tomarse un rato para disfrutar del día y hacerlo en serio, a propósito. Poniendo los medios para ello. Ya sea con la familia, o amigos, o individualmente dedicando un rato a leer una novela, ver una película, dibujar, cocinar, etc. Ser capaces de apartarse del estrés del momento que el mundo sigue transmitiendo, porque bien es cierto que la separación física que padecemos no significa que nuestra cabeza se encuentre al margen de lo que ocurre. Solo si se es capaz de desconectar verdaderamente de lo que nos aborda durante el día se es capaz de afrontar con pasión lo que vendrá. Que la saturación no sea nuestro hábitat. Que cada día, y especialmente el fin de semana, seamos capaces de separar lo que es de fuera de lo que está dentro, el exceso de información del goce de lo cercano. Que no gastemos fuerzas inútilmente y nos procuremos el descanso necesario físico y mental.

Finalmente, me gustaría enfatizar dos ideas que me acompañan cada día de oposición: Confianza y esperanza en el futuro, y una frase de Rafa Nadal: “La satisfacción del esfuerzo hecho y bien finalizado”.

Ánimo

Consejos de un opositor para sobrevivir al confinamiento (II)

Dos ideas que me acompañan cada día de oposición: Confianza y esperanza en el futuro Clic para tuitear

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