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Corpus Christi: los cinco bienes de la Eucaristía para el Papa Francisco

Familia

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El Papa Francisco ha explicado en su homilía de este domingo 14 de junio, festividad del Corpus Christi, loas bondades de la Santa Misa para un cristiano.

Hasta cinco han sido los ejes que el obispo de Roma ha destacado de este sacramento y ha animado a continuar disfrutando del don que representa.

Sigamos celebrando el Memorial que sana nuestra memoria, la Misa -ha explicado el Pontífice-. Es el tesoro al que hay dar prioridad en la Iglesia y en la vida. Y, al mismo tiempo, redescubramos la adoración, que continúa en nosotros la acción de la Misa. Nos hace bien, nos sana dentro. Especialmente ahora, que realmente lo necesitamos”.

Estos son las cinco características fundamentales de la Misa, que explicó el Papa Francisco en el Corpus Christi:

1. La memoria

Según Francisco, la Misa está ligada a la memoria: “la Sagrada Escritura se nos dio para evitar que nos olvidemos de Dios. ¡Qué importante es acordarnos de esto cuando rezamos!”.

En ese sentido, resulta imprescindible recordar el bien recibido: “Sin memoria nos desarraigamos del terreno que nos sustenta y nos dejamos llevar como hojas por el viento. En cambio, hacer memoria es anudarse con lazos más fuertes, es sentirse parte de una historia, es respirar con un pueblo. La memoria no es algo privado, sino el camino que nos une a Dios y a los demás”.

Además, el propio Dios, consciente de la fragilidad de la memoria del hombre «hizo algo inaudito por nosotros: nos dejó un memorial. No nos dejó sólo palabras, porque es fácil olvidar lo que se escucha. No nos dejó sólo la Escritura, porque es fácil olvidar lo que se lee. No nos dejó sólo símbolos, porque también se puede olvidar lo que se ve. Nos dio, en cambio, un Alimento, pues es difícil olvidar un sabor. Nos dejó un Pan en el que está Él, vivo y verdadero, con todo el sabor de su amor”.

Francisco recuerda la Primera carta a los Corintios, «cuando lo recibimos podemos decir: ¡Es el Señor, se acuerda de mí!. Es por eso que Jesús nos pidió: Hagan esto en memoria mía».

2. La Eucaristía cura nuestra orfandad

En relación a ese memorial, el Papa considera que cura la memoria huérfana del hombre.

«Nos gustaría volver atrás y cambiar el pasado, pero no se puede. Sin embargo –precisó el Papa– Dios puede curar estas heridas, infundiendo en nuestra memoria un amor más grande: el suyo. La Eucaristía nos trae el amor fiel del Padre, que cura nuestra orfandad. Nos da el amor de Jesús, que transformó una tumba de punto de llegada en punto de partida, y que de la misma manera puede cambiar nuestras vidas”.

3. La Eucaristía nos transforma en portadores de Dios

Por otro lado, el obispo de Roma ha explicado en la festividad del Corpus Christi que la Misa hace que el cristiano que la recibe se convierta en su interior en portador de Dios.

“El Señor sabe que el mal y los pecados no son nuestra identidad; son enfermedades, infecciones -explica-. Y viene a curarlas con la Eucaristía, que contiene los anticuerpos para nuestra memoria enferma de negatividad. Con Jesús podemos inmunizarnos de la tristeza. Ante nuestros ojos siempre estarán nuestras caídas y dificultades, los problemas en casa y en el trabajo, los sueños incumplidos. Pero su peso no nos podrá aplastar porque en lo más profundo está Jesús, que nos alienta con su amor. Esta es la fuerza de la Eucaristía, que nos transforma en portadores de Dios: portadores de alegría y no de negatividad”.

4. La Eucaristía sana nuestra memoria cerrada

Además, señaló el Obispo de Roma, la Eucaristía sana nuestra memoria cerrada: «Las heridas que llevamos dentro no sólo nos crean problemas a nosotros mismos, sino también a los demás. Nos vuelven temerosos y suspicaces; cerrados al principio, pero a la larga cínicos e indiferentes. Nos llevan a reaccionar ante los demás con antipatía y arrogancia, con la ilusión de creer que de este modo podemos controlar las situaciones. Pero es un engaño, pues sólo el amor cura el miedo de raíz y nos libera de las obstinaciones que aprisionan. Esto hace Jesús, que viene a nuestro encuentro con dulzura, en la asombrosa fragilidad de una Hostia. Esto hace Jesús, que es Pan partido para romper las corazas de nuestro egoísmo. Esto hace Jesús, que se da a sí mismo para indicarnos que sólo abriéndonos nos liberamos de los bloqueos interiores, de la parálisis del corazón«.

5. La Eucaristía enciende en nosotros el deseo de servir

Para finalizar en su alocución en el Corpus Christi, el Papa argentino afirma que la Eucaristía sacia el hambre y «enciende el deseo de servir».

«Nos levanta de nuestro cómodo sedentarismo y nos recuerda que no somos solamente bocas que alimentar, sino también sus manos para alimentar a nuestro prójimo -sostiene Francisco-. Es urgente que ahora nos hagamos cargo de los que tienen hambre de comida y de dignidad, de los que no tienen trabajo y luchan por salir adelante. Y hacerlo de manera concreta, como concreto es el Pan que Jesús nos da. Hace falta una cercanía verdadera, hacen falta auténticas cadenas de solidaridad. Jesús en la Eucaristía se hace cercano a nosotros, ¡no dejemos solos a quienes están cerca de nosotros!».

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