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La tendencia de cambiar los cuentos clásicos para imponer ideologías: Valencia, la Caperucita roja y el sexismo

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La figura del lobo, tradicionalmente representado como una amenaza en cuentos populares, ha sido transformada en un personaje «sexista» en una reciente adaptación del cuento clásico de «Caperucita Roja«. Pero es, una vez más, un intento de adoctrinar a los niños. Una preocupante señal de la manipulación ideológica dirigida a los más jóvenes.

El cuento reescrito forma parte de una tarea escolar para estudiantes de 13 años en un colegio de Valencia sostenido con fondos públicos. En esta versión, Caperucita reprende al lobo por su comentario «profundamente sexista» y luego al leñador, acusándolo de ser un «discriminador de especies animales». El desenlace del cuento también es objeto de profunda revisión: la abuela es presentada como una «matriarca sabia» que, tras escuchar el discurso de Caperucita, sale del estómago del lobo y decapita al leñador con su propio hacha.

Esta iniciativa ha sido señalada por la nueva Conselleria de Educación, dirigida por el conseller José Antonio Rovira, como una muestra evidente de «adoctrinamiento en las aulas». Rovira argumenta que tales ejercicios distorsionan relatos tradicionales y tienen como objetivo inculcar ciertas ideologías en los estudiantes. «El cuento de Caperucita hay que contarlo como fue en origen y no tergiversarlo», declaró Rovira, enfatizando que este tipo de cambios equivale a «ideologizar a los niños».

La interpretación de los clásicos con fines partidistas

Más allá del debate sobre la interpretación de clásicos literarios, lo que preocupa es el intento de utilizar la educación como medio para difundir mensajes políticos o ideológicos específicos. Las tareas escolares, que anteriormente estaban bajo la dirección del PSPV-PSOE, Compromís y Podemos, han incluido cuestiones que empujan a los estudiantes a normalizar expresiones como «tendencia travestista» o a reflexionar sobre protagonistas femeninas «sumisas, débiles o inocentes» en cuentos tradicionales. Asimismo, se animaba a los jóvenes a reescribir cuentos clásicos desde perspectivas «igualitarias o feministas», ofreciendo ejemplos como una Blancanieves que se niega a limpiar o una Cenicienta que rechaza al príncipe.

El peligro subyacente en este enfoque es que, al modificar estos cuentos clásicos, se corre el riesgo de borrar el rico tapiz cultural e histórico que poseen, al tiempo que se impone una visión singular del mundo a una audiencia impresionable. Es imperativo que la educación siga siendo un espacio de aprendizaje neutral, donde los estudiantes tengan la libertad de formar sus propias opiniones y perspectivas y no condicionarlas a visiones políticas limitantes y manipuladoras.

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2 Comentarios. Dejar nuevo

  • Hay que ser perversos y obtusos para estropear un cuento con tanta riqueza de significados, dejándolo reducido a tópicos feministas y animalistas de lo más rancio. Los estudiantes de 13 años no se merecen este trato denigrante.
    Por lo demás, el hecho de que la abuela decapite al leñador es incitación a la violencia contra personas, lo cual hace del feminismo una ideología criminal como lo fue el nazismo.
    Está claro que la gente que ha manipulado este cuento anda contagiada de feminitis. Los niños deberían usar una mascarilla mental para protegerse de un virus tan nocivo.

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  • Haría falta una camiseta que dijera «Cuántos géneros hay entre los animales ? ¿ Dos ? ¡Ya está !»

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