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El diácono al que castraron y que dijo ante las torturas: Os perdono

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Un mártir del siglo XX en España terminó su pasión el 15 de noviembre de 1936: el diácono Juan Duarte Martín, de 24 años, a quien castraron antes de ejecutarlo tras ocho días de torturas.

Hoy se conmemora además a los santos Gurías y Samonas de Edesa (Turquía, 305); en las islas británicas, se conmemora el martirio de los beatos sacerdotes benedictinos Ricardo Whiting (abad), Rogelio James y Juan Thorn (monjes de Gastonbury), más Hugo Faringdon o Cook (abad), Juan Eynon y Juan Rugg (monjes de Reading); en Japón y Corea, el del catequista Cayo Coreano, que había sido monje budista (1627); en Paraguay, el de los santos sacerdotes jesuitas Roque González y Alfonso Rodríguez (1628), primeros mártires de América beatificados (el lugar de su martirio, Caaró, está en Brasil); en Uganda, también el de su primer mártir, san José Mkasa Balikuddembé (1885). En Rusia, la Iglesia ortodoxa ha glorificado a dos sacerdotes martirizados este día de 1918: Ananías Aristov y Constantino Yurganov.

Se negó a esconderse
Cuarto de los diez hijos de un matrimonio de labradores de Yunquera (Málaga). Según el resumen biográfico publicado por David Cortés, se negó a esconderse en el zulo que le había preparado su padre, como le pedían con lágrimas en los ojos su madre y sus hermanas. Cuando alguien le advertía que la situación empeoraba, decía: “¡El Señor triunfará, el Señor triunfará!”.

Su detención ocurrió el 7 de noviembre, por la delación de alguien que, tras un registro fallido llevado a cabo en su casa, le vio asomarse a una pequeña ventana para respirar aire puro después de varias horas, sin luz ni ventilación, en una pequeña pocilga que le había servido de escondite.

Itinerario martirial de Juan Duarte.
Itinerario martirial de Juan Duarte.

Los milicianos le llevaron al calabozo municipal, y de allí, con los seminaristas José Merino y Miguel Díaz, sobre las 16 horas, lo trasladaron a El Burgo, donde mataron a sus dos compañeros en la noche del 7 al 8, mientras a Juan lo llevaron a Álora, probablemente porque algún dirigente revolucionario de ese pueblo lo pidió. En el calabozo o garipola de Álora fue sometido a torturas durante varios días para forzarle a blasfemar, pero respondía: “¡Viva el Corazón de Jesús!” o “¡Viva Cristo Rey!”. Además de darle palizas, le metían cañas bajo las uñas, le aplicaban corriente eléctrica en los genitales, lo paseaban por las calles entre burlas y bofetadas con el mismo objetivo.

Lugar del martirio de Juan Duarte.
Lugar del martirio de Juan Duarte.

De cómo se desarrollaban estos paseos hay testimonios de varios familiares y amigos. De la garipola lo llevaron a la cárcel, donde introdujeron en su celda a una muchacha de 16 años, para seducirle y aparentar luego que la había violado. Como no resultó, un miliciano le castró con una navaja de afeitar y entregó sus testículos a la muchacha, que los paseó por el pueblo. Cuando Juan Duarte recuperó el conocimiento, preguntaba a los demás presos que estaban en la misma celda: “Pero, ¿qué me han hecho, qué me han hecho?”.

Después de 8 días de torturas

Arroyo Bugía, donde abrieron en canal al diácono mártir.
Arroyo Bugía, donde abrieron en canal al diácono mártir.

En la noche del 15 de noviembre lo bajaron al Arroyo Bujía y a unos diez metros del puente de la carretera, lo tumbaron en el suelo y con un machete lo abrieron en canal de abajo a arriba, le llenaron de gasolina el vientre y el estómago y le prendieron fuego. Durante este último tormento, Juan Duarte sólo decía: “Yo os perdono y pido que Dios os perdone. ¡Viva Cristo Rey!”. Sus últimas palabras, con los ojos bien abiertos y mirando al cielo fueron: “¡Ya lo estoy viendo… ya lo estoy viendo!”. Uno de los ejecutores le interpeló: “¿Qué estás viendo tú?”. Y acto seguido, le descargó su pistola en la cabeza.

Más información en la web de la diócesis de Málaga. Al promover ésta un monumento-oratorio en memoria de Duarte, una Asociación (de la «Memoria histórica») que se mostró contraria aseguró que la República había castigado a los asesinos del diácono. El que tal afirmación vaya sin documentar dice probablemente poco del rigor con que dicha asociación sirve a «la Memoria Histórica». De hecho, si pudiera documentarse que se castigó uno de estos casos de persecución religiosa, sin duda se habría hecho eco hasta la prensa internacional, con tal de contrarrestar siquiera un poquito la propaganda de los nacionales como «salvadores» de la Iglesia perseguida. Pero lo único que la documentación de la Causa general sobre Yunquera permite afirmar es que en la posguerra, de las cinco personas a las que se supone responsables del crimen, tres están muertas y dos en la cárcel.

Nota sobre el martirio de Juan Duarte, en la Causa general (legajo 1059, exp. 11, folio 391).
Nota sobre el martirio de Juan Duarte, en la Causa general (legajo 1059, exp. 11, folio 391).

Web dedicada a Juan Duarte.

Puede leer la historia de los mártires en Holocausto católico (Amazon y Casa del Libro).

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