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Monseñor Jesús Sanz, una voz valiente en el debate sobre ‘Fiducia Supplicans’

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En un contexto donde la ambigüedad y el silencio parecen reinar, la reciente postura de Monseñor Jesús Sanz, Arzobispo de Oviedo, sobre el polémico documento vaticano Fiducia Supplicans, irrumpe como un acto de valentía y claridad.

Este documento, que ha generado un debate considerable al permitir la bendición de parejas homosexuales, encontró en Monseñor Sanz un crítico firme y decidido.

«Es controvertida Fiducia Supplicans. Innecesaria tras lo dicho por el mismo Dicasterio y avalado por el mismo Papa hace sólo 2 años. Una prisa poco sinodal y una pretensión ambigua en un documento que confunde y defrauda. Bendecimos las personas no las relaciones y circunstancias», ha escrito el arzobispo a través de sus redes sociales.

Mientras figuras como los cardenales José Cobo y Juan José Omella optaron por una aceptación pasiva de Fiducia Supplicans, Sanz se desmarcó, destacando las contradicciones y la confusión inherente al documento. Su declaración, «Bendecimos las personas no las relaciones y circunstancias», resuena como un eco de fidelidad a los principios tradicionales de la Iglesia, enfatizando la importancia de distinguir a la persona del acto.

Bendición de parejas homosexuales o en situación irregular. Nuestras dudas

La postura de Monseñor Sanz no solo representa una voz de claridad en un mar de incertidumbre, sino que también abre el camino para que otros obispos se abran a hablar con franqueza. La capacidad para mantenerse firme en sus convicciones, a pesar de la creciente presión y las corrientes coyunturales dentro de la Iglesia, demuestra una valentía admirable.

En contraste, la Conferencia Episcopal Española ha optado por un silencio que muchos consideran insuficiente. Mientras obispos de otras regiones, como África, han expresado claramente su desacuerdo con el documento, los líderes de la Iglesia en España parecen adoptar una postura más evasiva.

Entre voces disonantes como la del obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, y declaraciones más abiertas como la del obispo de Santander, Arturo Ros, la posición de Monseñor Sanz destaca por su coherencia y firmeza.

Su rechazo a Fiducia Supplicans no solo es una muestra de su compromiso con la doctrina de la Iglesia, sino también un acto de valentía en un tiempo donde la claridad y la convicción son más necesarias que nunca.

En contraste, la Conferencia Episcopal Española ha optado por un silencio que muchos consideran insuficiente Share on X

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2 Comentarios. Dejar nuevo

  • «Los obispos del mundo y las bendiciones de gays»

    youtube.com/watch?v=SetbsNJLb5M&ab_channel=CanaldelPadreFortea

    Responder
  • Imágenes como la foto de este artículo es lo que se va a ver en este tipo de bendiciones.
    La sensación de quien esto presencia es que están bendiciendo la unión, no a las personas.
    Que no, que no, que no se ha cambiado la doctrina. Que no, que no, que no se bendicen las uniones, sino a las personas.
    Pero las cosas deben ser y parecer.

    — Padre, mi mujer y yo venimos a que nos dé su bendición.
    — ¿Están casados por la Iglesia?
    — No. Yo me separé de mi primera esposa, porque encontré el verdadero amor con mi actual pareja.
    — Así las cosas, no puedo bendecir su unión. A menos que estén arrepentidos y tengan el propósito de corregir su situación.
    — Nooo, Padre. Ni arrepentidos ni corregir nada. Fiducia Supplicans no dice nada de arrepentirse ni de corregir nada. Entonces, bendíganos en pareja, no como pareja. FS así lo dispone.
    — Pero…
    — Pero nada, Padre; no se complique la vida. El Papa da la Urbi et Orbi a todos en la Plaza. Al terminar la Misa, usted bendice a todos los asistentes. Es lo mismo.
    — Bueno, pues. Yo los bendigo en el nombre… etc.
    — ¿Ve, Padre? Nada le costaba. Nosotros bendecidos, y usted cumplió con lo que establece la declaración del dicasterio. Y todos tan contentos.

    Y así con los novios en unión libre. Y con las uniones del mismo sexo. Y el niño de 15 y su bellísima mamá de 35, que se quieren como hijo y madre, pero también como hombre y mujer.

    (El cura de este ejemplo dejó sus reservas, convencido por una falacia de falsa equivalencia. Que no es lo mismo la bendición al público en la Plaza de San Pedro, o al final de la Misa, en que no es posible discernir, mientras que a cada pareja que la solicita sí se le puede aplicar discernimiento.)

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