El Gobierno de Irlanda quiere limitar un derecho fundamental como es el de la manifestación. Se trata de un derecho básico que ha singularizado las democracias libres desde sus constituciones. Sin embargo, no se quiere limitar de manera total sino que se pretende congelar cuando ese derecho quiera hacerse uso en un tema concreto: el aborto.
De la católica Irlanda, que años atrás representaba uno de los pocos reductos de valores cristianos en una Europa cada vez más secularizada, en la actualidad el país no solamente se ha sumado a las corrientes relativistas que rigen Occidente, si no que se ha convertido en punta de lanza del movimiento.
El 66% de los irlandeses votaron a favor de reformar la Constitución del país en mayo de 2018 para permitir la interrupción del embarazo. Ahora el Gobierno, con esta nueva decisión, no estaría permitiendo ni si quiera discrepar, al menos en determinadas zonas, las cercanas a las clínicas abortistas.
Y es que una práctica habitual es que grupos pro vida se manifiesten alrededor de las clínicas abortistas. Esas concentraciones no sólo sirven como reivindicación, sino que esos grupos suelen ofrecer a las mujeres que quieren entrar en las clínicas alternativas al aborto tales como grupos provida que pueden ayudarlas a reconducir su siatuación y facilitar que la madre tenga el bebé que está concibiendo.
Esos grupos, algunos de inspiración religiosa, también organizan momentos de oración alrededor de las clínicas para, a través de la oración, conseguir que el derecho a la vida se imponga sobre la supuesta libertad de la mujer a escoger sobre su cuerpo, obviando el de su hijo.
El Gobierno se justifica diciendo que, con la aparición de las primeras clínicas abortistas en el país, también han aparecido estos grupos que, tradicionalmente en los países donde el aborto es legal se apostan alrededor de estos abortorios para realizar las actividades ya indicadas. El Gobierno interpreta esa realidad como una presión e incluso acoso a las mujeres que pretenden abortar a sus hijos.
Por ejemplo, un grupo de miembros pro vida se reunió recientemente en las puertas del Hospital de Lourdes, en Drogheda, en respuesta a la llamada de las organizaciones pro vida. Uno de sus líderes, Ray Kinsella, profesor de Economía de la Universidad de Dublín y contrario a la despenalización del aborto en el país, escribió en Twitter: “El Hospital de Lourdes practicará su primer aborto este lunes por la mañana. Por favor, rezad con fuerza para que la madre reconozca que el bebé es un regalo de Dios”.
Estos episodios no está sentado bien al Gobierno de Irlanda que, en lugar de aceptar la libertad de opinión, pensamiento y expresión de la misma de sus ciudadanos, lejos de permitirles expresarse, pretende ahora imponer un cordón sanitario de opiniones contrarias alrededor de los nuevos negocios del aborto ubicados en el país.
Ha sido desde principios de este 2019 que las nuevas clínicas abortistas han empezado su actividad y, como es evidente, los grupos pro vida también desarrollan sus campañas de sensibilización en favor de la vida. Tras el referéndum de mayo, lo que les queda es ayudar en esa dirección e ir tratando caso por caso apoyando a cada madre.
Diferentes opiniones sobre la situación
Diferentes voces se han dejado notar sobre este tema en Irlanda. Por ejemplo, un portavoz del ministro de Sanidad, Simon Harris, ha afirmado: «El ministro está convencido de que el aborto debe formar parte de un modo normal de nuestro sistema de salud pública. Admite que esto supone un incremento del riesgo de protesta y está decidido a introducir zonas de acceso seguro a las clínicas como una prioridad».
Por su parte, el entorno pro vida pide que prevalezca su libertad de expresión: «Los que ofrezcan servicios de aborto sufrirán protestas y piquetes por toda Irlanda. Ocurre en otras democracias y ocurrirá en la nuestra, de un modo cada vez más intenso. Es un derecho democrático», afirmó Declan Ganley en Twitter, un conocido empresario muy activo en los grupos contrarios al aborto.
Monseñor Diarmuid Martin, arzobispo de Dublin, ha afirmado en la cadena RTÉ Radio 1: «Se puede protestar bajo el estado de derecho y la Constitución, no se puede evitar, pero yo sería particularmente prudente al hacerlo enfrente de estas clínicas. Acude mucha gente a ellas y lo hace por diferentes motivos. No soy muy partidario de las protestas públicas. Lo que la Iglesia debe hacer es ayudar de un modo firme a las mujeres en crisis y educar a la gente de un modo amplio sobre el asunto».
2 Comentarios. Dejar nuevo
#SiALaVida🙏 NO‼️ AL BRUTAL 💀ASESINATO DE UN SER HUMANO INDEFENSO😥😥
Me parece genial que estén en contra del aborto