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La irresponsabilidad de las élites de Europa y Estados Unidos, expuesta en dos casos recientes

Libertades

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Durante las últimas semanas, dos noticias han puesto en evidencia el nerviosismo cada vez más evidente entre las élites mediáticas y políticas de Occidente.

Cuando se alaba a los traidores al presidente 

La primera, ampliamente conocida, es el editorial anónimo aparecido en el New York Times hace un par de semanas. Un supuesto alto cargo de la Casa Blanca afirmaba que formaba parte de la «resistencia» en el seno de la administración de Donald Trump. Se trataría de un grupo de funcionarios que, según decía, habían «prometido desbaratar partes de su agenda».

Es decir, uno de los diarios más influyentes en América y en el resto del mundo promovió una rebelión contra el presidente democráticamente electo. En otros tiempos, el autor habría sido tachado de traidor, y el supuesto grupo al que pertenece perseguido por intentar derribar desde la sombra la democracia norteamericana.

Para más inri, el periódico ha traducido la publicación al castellano y al chino, para dejar más claro a Beijing y otros rivales que Estados Unidos es un país de pandereta donde el gobierno no puede aplicar su agenda de gobierno porque la propia administración trabaja en contra del jefe de estado. Extraño favor al pueblo e intereses estadounidenses. Casi se pueden escuchar desde aquí las carcajadas de la dirección del Partido Comunista chino.

Hay que puntualizar, como la mordaz e hilarante serie «Sí primer ministro» nos recuerda, que todas las burocracias del mundo tienen intereses propios, y a menudo los contraponen a las líneas que marcan sus superiores democráticamente electos. Pero una cosa es que la administración presente resistencias, y algo muy diferente es anunciar a bombo y platillo que en la sede del poder ejecutivo estadounidense se está llevando a cabo una lucha encarnizada contra el propio presidente y sus fieles.

Sobra decir que lo que los funcionarios hacen cuando no están de acuerdo con el poder político no es conspirar, sino dimitir. Muchos de ellos, de forma honrada y loable, han dejado el cargo desde que Trump llegó al poder.

Sorprendentemente -o quizás no- la mayoría de la prensa en Europa y Estados Unidos se volcó en la noticia y en apoyar al «héroe anónimo» que había escrito el texto. Un escrito que por otra parte no aportaba ejemplos concretos ni decía absolutamente nada nuevo: los medios nos repiten hasta la saciedad que la Casa Blanca se ha convertido en una casa de locos.

El jefe de la inteligencia que sabe menos que los políticos

La segunda noticia, menos presente en los medios de comunicación pero igualmente preocupante, es la reciente destitución del responsable del servicio de inteligencia interior de Alemania, el conservador Hans-Georg Maaße.

La razón es que Maaße había expresado dudas respecto a la existencia de violencia perpetrada por grupos cercanos a la extrema derecha alemana este verano. En concreto, el jefe de la agencia de inteligencia había cuestionado la veracidad de un vídeo que mostraba manifestantes anti-inmigración en Chemnitz, afirmando que no había pruebas que demostraran que éstos se lanzaron a una «caza al hombre» contra transeúntes de aspecto extranjero.

Las declaraciones de Maaße encendieron la ira de la oposición y del SPD, el partido socialdemócrata asociado a la formación de Angela Merkel que gobierna Alemania.

Parece pues que en Alemania los partidos de izquierdas están mejor informados de lo que ocurre en el país que el director de la agencia de inteligencia que se ocupa precisamente de eso.

Además, la supuesta violencia de los manifestantes no causó ni heridos graves ni muertes, mientras que el motivo de la manifestación era el asesinato de un joven alemán a manos de demandantes de asilo provenientes de Siria y Afganistán. Desde entonces, ha habido otros casos de asesinatos perpetrados por afganos en Alemania.

De hecho, en enero pasado el gobierno calculó que el 90% del aumento de la criminalidad violenta en Alemania entre 2015 y 2016 (un importante incremento total de un 10%) era atribuible a los solicitantes de asilo e inmigrantes ilegales.

Sin embargo, la respuesta de la prensa occidental ha sido inquietarse por el aumento de la «violencia» de extrema derecha. Al parecer a nadie le interesa el origen del problema, esto es, los flujos descontrolados de inmigración y demandantes de asilo, y la imposible integración de muchos jóvenes musulmanes que ni han encontrado trabajo ni quieren adoptar los valores europeos.

La ceguera de las élites

En ambos casos, la mayor parte de la prensa se ha posicionado, se podría decir que irracionalmente, a favor de lo que estamos acostumbrados a oír: que Trump es un personaje perverso y que la inmigración -particularmente la musulmana- es fantástica para Europa, donde el verdadero peligro es la extrema derecha.

Pero más allá del sesgo cada vez más evidente de la mayor parte de los medios de comunicación, preocupa que las administraciones y líderes políticos de Europa y Estados Unidos estén trabajando de forma tan activa contra los intereses más elementales de sus respectivos países.

Una buena parte de este comportamiento parece atribuible al miedo a perder el poder en manos de los «populistas». En casos cada vez más numerosos, no se trata ya de conservarlo sino de volver a ocuparlo en países que se han desviado del guion de lo políticamente correcto como Estados Unidos, Hungría, Polonia o Italia.

Pero lo más preocupante es la ceguera que parece reinar en buena parte de los medios y políticos occidentales, que se empeñan en dar por buenas solamente las explicaciones que se corresponden con la ideología liberal y pro-globalización dominante. Incluso cuando hay evidencias tan fuertes de la debilidad de sus argumentos.

 

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2 Comentarios. Dejar nuevo

  • Parece que Soros y sus afines están invirtiendo financiando mucho para derrocar a estos dirigentes, sobretodo cuando los dirigentes no son afines al aborto, a la ideología de género y la inmigración musulmana

    Responder
  • No me cabe la menor duda de esta realidad, pero me considero tan cumpable como los causantes de la misma, solo alzando la voz en sus foros de manera tenaz y persuasiva considerarán nuestra razón

    Responder

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