Por JosƩ Morales
Como ha seƱalado recientemente Macron, un lĆder nada sospechoso, las democracias europeas necesitan que la dimensión religiosa sea un factor no privado sino pĆŗblico. Cada vez es mĆ”s evidente que los valores cĆvicos que fundamentan nuestra democracia no se mantienen por sĆ solos. Todas las propuestas de sentido, sometidas y traducidas a la racionalidad que exige la convivencia cĆvica en una sociedad plural, deben comparecer en el foro pĆŗblico para sostener la democracia. Esa es una de las razones por las que a todos nos conviene que haya asignatura de religión en los centros educativos.
La religión no quita nada a la laicidad, la defiende y garantiza. El peligro no es una hegemonĆa religiosa que nadie pretende sino un nihilismo que ya no tiene aprecio alguno por los fundamentos de nuestro sistema democrĆ”tico.