Una Iglesia para los jóvenes y con los jóvenes. Este es el reto que planteaba el Sínodo de los Obispos, que puso fin a casi un mes de trabajos en Roma, precedidos de una amplia consulta a nivel mundial. Tras dos sínodos dedicados a la familia, ahora el reto es dar mayor protagonismo en las parroquias y comunidades católicas a los jóvenes y, a través de ellos, llegar a otros chicos y chicas alejados de la Iglesia.
Corresponde ahora al Papa recoger y articular en un documento las conclusiones de los trabajos del sínodo, y ofrecer las indicaciones para una renovación que debe llegar a todos los rincones para ser realmente efectiva.