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Madrid. El peligro para la democracia no está en la elección sino en cómo se practica

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El rugby en un extraordinario deporte dotado de un poderoso efecto educativo, el mayor entre los juegos de equipo. Se trata de una competición en la que abunda el impacto físico, y para que pueda practicarse existen unas reglas que se aplican a rajatabla, porque de lo contrario el juego de la pelota oval sería imposible. Pero, obviamente, las reglas no bastan, es necesario que los jugadores formen su carácter en el autocontrol ante la respuesta instintiva violenta. Las escuelas de rugby que enseñan el juego a los niños trabajan para conseguirlo. Una de sus máximas es enseñar el respeto al equipo opuesto. Les educan en pensar que no juegan contra el otro, sino que juegan con él y que, con independencia del resultado, deben estarles agradecidos, porque sin el equipo de enfrente, no habría partido, no se podría jugar al rugby. Es otra versión de la necesaria amistad civil aristotélica, sin la que la democracia no es posible.

Si nuestros políticos recibieran la misma educación, la sociedad prosperaría y todo iría mejor. Pero, por desgracia, rige la norma contraria, y la política vive instalada en una cultura amoral que se está apoderando de la sociedad, y que nos conduce a la ruina colectiva: se trata de la cultura de la destrucción del prójimo, es decir la antítesis del mensaje cristiano. Y esto es lo que está sucediendo en las elecciones en Madrid.

Ni fascismo, ni antifascismo. Ni ahora, ni antes, se jugaban la libertad. Se trata de unas elecciones autonómicas, y no hay nada directamente en riesgo más allá que el poder en esta comunidad. Presentar como está haciendo ahora el gobierno de España, en una intromisión intolerable, esta cuestión como la formación de un frente contra un fascismo inexistente es una barbaridad. Esto no excusa a Iglesias, ni a sus compañeros de viaje, pero lo enmarca, porque por si mismo, este sembrador de enfrentamientos, este agitador de pasiones es marginal.

Lo grave es que sea el propio gobierno del estado quien incurra como protagonista en esta deriva. Porque, aunque no se lo crea, resulta evidente, que al menos debe guardar la apariencia de que gobierna para todos. Claro que para justificar su injerencia, que empezó tiempo atrás hasta el ridículo extremo de eclipsar Sánchez a su propio candidato autonómico, ha tenido que inventar el gran cuento chino de la amenaza de la democracia por el fascismo. Sea cual sea el resultado de las elecciones, la herida que Sánchez y su socio Pablo Iglesias han dejado en la política española es muy grave

¿Y Vox?, ¿es que acaso no tiene responsabilidades? Claro que sí, su planteamiento político carece de ética y facilita el desarrollo de respuestas, como las que han urdido Iglesias e Iván Redondo, el asesor maléfico de Sánchez.

Pero las responsabilidades son proporcionales al poder que se detenta, y el mayor de todos es del PSOE y el gobierno. Todos lo han hecho mal, como el eslogan de Ayuso presentado la elección como una opción entre libertad y comunismo, no porque no hubiera comunismo, que lo hay, sino porque la libertad no estaba más en peligro de lo que lo está con el gobierno Sánchez, que ciertamente la degrada con sus prácticas de minusvaloración del Congreso de los diputados, control de la fiscalía e intento de sojuzgar el poder judicial.

Resulta carente de toda moral buena atribuir unas amenazas por correo a un partido político, cuando se desconoce su autoría, y resulta una brutalidad que, conociendo que la cometida contra la ministra Maroto sea presentada en estos términos, cuando el amenazador que envía una navaja por correo escribe en el sobre su nombre y dirección, y resulta ser una persona reconocida como un enfermo mental.

La idea de que esto ha sido generado por el clima que imprime la derecha es falso. No se puede atribuir una acción de este tipo a nadie, menos cuando se desconocen los autores, y cuando, además, han sido las gentes de Pablo Iglesias quienes han acudido al enfrentamiento físico para evitar la libertad de expresión en una campaña electoral, y hayan agredido incluso a la policía, un ataque justificado por Iglesias y su partido.

Que el remate final sea el intento de crear un cordón sanitario contra Vox, cosa que de una u otra manera están intentado desde el primer día para evitar gobiernos del PP apoyados por aquella formación, un cordón sanitario que los socialistas ya han aplicado en Cataluña sin que mediara violencia alguna, nos retrotrae a los enfrentamientos cainitas de la Segunda República, a los que tanto contribuyo el PSOE.

Este partido ha tenido un comportamiento de estado durante la transición y en el periodo de Felipe González, aunque ya entonces lanzaran la primera campaña de descalificación del PP y en Cataluña lo asimilaran a un Dóberman, pero eran excepciones. Con Sánchez la excepción se ha convertido en norma y se ha magnificado.

Es necesario parar esto y mostrar que la manipulación de los hechos y las políticas de exclusión no tienen cabida en nuestra democracia, castigando a sus autores con la fuerza del voto.  O se restablece de esta manera la cordura, o España rodará otra vez por la pendiente del cainismo.

Los cristianos con la ponderación necesaria sin por ello hurtar la realidad, reclamando a unos y a otros que entiendan que todos se necesitan -como en el rugby- para la práctica de la democracia,  hemos de contribuir decisivamente ha desinflar el actual desvarío, recordando que el “ojo por ojo y diente por diente” es una idea de la justicia opuesta al seguimiento de Cristo.

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4 Comentarios. Dejar nuevo

  • ALFONSO GIMÉNEZ
    29 abril, 2021 19:46

    Lamento profundamente que ustedes digan esta gran mentira: «¿Y Vox?, ¿es que acaso no tiene responsabilidades? Claro que sí, su planteamiento político carece de ética «.

    El resto del artículo me parece muy adecuado, pero decir que Vox carede de ética y que tiene responsabilidades en la ola de violencia verbal y física «antifascista» de las izquierdas y las extremas izquierdas madrileñas, me parece muy miserable, falso y rastrero por parte del autor del artículo.

    VOX quizás sea el único partido que tiene ética, porque quiere ordenar tantos desórdenes (de gasto público innecesario, de secesionismo, de inmigración ilegal, de islamismo…) y porque es el único que se opone a la eutanasia, al aborto, a los vientres de alquiler, a los matrimonios homosexuales, a las adopciones para homosexuales, a la dictadura lgtb impuesta en los colegios y en las administraciones públicas…

    VOX nunca ha llamado a la violencia, VOX sólo recibe violencia (violencia en sus actos, donde les agreden; violencia en los medios de «comunicación», donde todos les llaman «la extrema derecha»…) y por decir las verdades, por éso, todo el que puede ejerce la violencia contra ellos.

    Por favor, céntrense.

    Responder
  • Chimo de Patraix
    3 mayo, 2021 09:26

    Si según el articulista VOX «carece de ética», lo más razonable que puedo hacer es dejar de dar mi aportación mensual a Forum Libertas, cosa que llevaba haciendo hace más de 10 años. ¿Lo dice por su crítica explícita a la izquierda política, cosa a la que no estábamos acostumbrados en sede parlamentaria? VOX respeta a las personas pero denuncia las ideologías que considera perniciosas, ¿eso es «carece de ética»?No se puede descalificar al único partido político que defiende el orden social cristiano, la centralidad de la persona y el carácter subsidiario del estado y las realidades temporales. Carecer de ética es lo que caracteriza al PSOE y al PP cuando difaman y calumnian a los representantes de VOX, que no obstante responden con respeto y educación a los ataques.

    Responder
  • Alex Vallverdú
    3 mayo, 2021 19:24

    Entonces, que las mujeres lleven faldas y se maquillen » facilita una respuesta «a que pululen los violadores .
    Palabra de articulista .

    Responder

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