Si creemos que el Concilio Vaticano II es válido y sus enseñanzas verdaderas es porque creemos que los concilios precedentes son válidos y ciertas sus enseñanzas. No puede ser que afirmemos la validez del Concilio Vaticano II sin basarnos en que los concilios precedentes fueron válidos. Si no lo hubieran sido, ¿qué razón habría para afirmar que lo fue precisamente el Vaticano II?
No debe extrañar, pues, que los Papas S. Juan Pablo II y Benedicto XVI afirmaran que la interpretación del Concilio Vaticano II debía hacerse de acuerdo y a la luz de la Tradición.
De igual modo, si creemos que el magisterio del Papa Francisco es verdadero es porque creemos en la inspiración del magisterio de los Papas precedentes Y si dejáramos de creer en el magisterio de los pontífices anteriores ¿qué razón habría para creer precisamente en el del Papa actual?
Por eso hay que interpretar el magisterio del Papa Francisco en armonía con el magisterio de los Papas anteriores y de la Tradición en general.
Y el propio Papa Francisco abona esta idea cuando cita frecuentemente el magisterio de los Pontífices que le precedieron. Sírvanos de ejemplo una cita laudatoria a S. Juan Pablo II (que figura en el escrito de Francisco “El rostro de la misericordia”, nº 11, con motivo del año santo de la misericordia):
“No podemos olvidar la gran enseñanza que san Juan Pablo II ofreció en su segunda encíclica “Dives in misericordia” (…) Ante todo, el santo Papa hacía notar el olvido del tema de la misericordia en la cultura presente”.
Viene esto al caso de algunos puntos del magisterio del actual Papa que a algunos fieles les han suscitado dudas y perplejidades. El Papa matiza mucho para atender a necesidades pastorales de fieles que tienen problemas de conciencia sobre temas delicados. Y eso hay quien no lo entiende bien.
De todas formas, el criterio de interpretación, o hermenéutico, que puede disolver las dudas es comprender el magisterio del Papa Francisco en continuidad y armonía con el magisterio de los Papas anteriores y de la Tradición en general.
Con todo, hay incluso quien no lo acepta como Papa. Y acostumbran a ser personas espirituales. Que leerán con gusto una revelación privada [El Pastor Supremo, www.elpastorsupremo.es]. Pues bien, en ella se alaba una iniciativa apostólica del Papa Francisco (si se da fe, el Señor alaba). Y, por otra parte, se nos insta a orar mucho por él: la unidad más importante es la unión en la caridad.
Vamos por partes: El año santo de la misericordia se inauguró el día 8 de diciembre del 2015. Y en el mensaje 18 del libro aludido, de la víspera, del 7 de diciembre de 2015, leemos: “Ayudad al Papa en este año de Misericordia. Ayudad a vuestro pastor a reunir a todas las ovejas del pueblo de Israel”. Y, además, se nos pide encarecidamente que oremos por el Papa. Así en el mensaje 19, del 7-1-2016: “Rezad por el Papa, pues es objetivo del mal y de los que secundan sus planes. Y ¡ay, hijos, dónde se ha metido el mal! En el lugar que nunca fue reservado para él, pero él codició desde siempre pues es el Trono de Dios en este mundo. Rezad por él y ofreced ayunos pues sufrirá mucho, por vosotros y en sus propias carnes, el mal y el pecado que anida y se esconde en este mundo, pero que está descubriéndose como nunca ha podido hacerlo, hasta que se hará totalmente visible a los ojos del mundo.”
También nos pide que no lo critiquemos: “Cuidad al Papa con vuestras oraciones y sujetad vuestras críticas a Mi Santa Iglesia; no hacéis ningún bien a mi plan de salvación hiriendo a la cabeza”.
Así, no perdamos la unidad de caridad con el Papa: Y si pensáramos que tiene fallos, precisamente por ello, deberíamos de orar por él más aún. Que el Señor le ilumine y nos ilumine para que, como vicario de Cristo, o como fieles, no rompamos la unidad santa del amor.
El Papa Francisco matiza mucho para atender a necesidades pastorales de fieles que tienen problemas de conciencia sobre temas delicados Share on X