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Padre Samir: “Por definición, los islamistas son musulmanes extremistas”

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“Por definición, los islamistas son musulmanes extremistas, que se diferencian netamente de los demás musulmanes por su fanatismo y por la obtusa interpretación de ciertas tradiciones. Esto lleva a cometer evidentes injusticias en relación a los cristianos”.

Quien así se expresa es el padre P. Samir Khalil Samir, experto islamólogo jesuita que, en una entrevista publicada el pasado 1 de agosto en Asia News, sugiere cómo debe actuar Europa ante los inmigrantes y el Islam.

En esa entrevista, el P. Samir hace una certera radiografía de las zonas en conflicto en Oriente Medio y, entre otras cuestiones, considera que “el proyecto islámico comprende tanto la dimensión religiosa como aquella política. ¡Y este sigue siendo el gran y verdadero problema!”.

En ese sentido, el sacerdote y profesor en la Universidad de San José de Beirut, de origen egipcio, considera que es urgente que se produzca una separación entre política y religión en el Islam. Y analiza también en la entrevista los casos de Egipto y las guerras en Irak y en Siria que, en su opinión, son una guerra dentro del islam.

Qué debe hacer Europa

El P. Samir anima a que los países europeos impulsen a los países islámicos en el sentido de que éstos pongan en acto la igualdad entre todos los ciudadanos, independientemente de su religión, y la igualdad absoluta entre hombres y mujeres.

“Europa debe insistir de modo sistemático sobre la absoluta paridad de trato entre musulmanes, cristianos y otros. Por lo tanto, ¡no pueden establecerse diferencias en el trato, ni por causa de la religión, ni por causa del sexo ni por otros motivos! Asimismo, aquí, los Estado europeos deben asumir una posición común y exigente en relación a los Estados musulmanes”, señala.

En cualquier caso, el sacerdote opina que, para lograr una mejor convivencia entre cristianos y musulmanes, “a los migrantes que llegan a Europa no sólo debemos darles pan y techo, sino también ofrecer lo mejor de nuestra cultura, dar testimonio del ideal cristiano de fraternidad. Y desde la escuela, educar en el respeto entre europeos y migrantes, entre niños y niñas, entre cristianos y no cristianos”.

"Europa debe insistir de modo sistemático sobre la absoluta paridad de trato entre musulmanes, cristianos y otros"
«Europa debe insistir de modo sistemático sobre la absoluta paridad de trato entre musulmanes, cristianos y otros»

¿Puede haber un Islam apolítico?

El P. Samir vuelve a la cuestión de si el Islam es solo una religión o también una ideología política cuando le preguntan si puede haber un Islam apolítico: “puesto que el Islam es un proyecto global, que es tanto religioso como social y político, en las nuevas sociedades conquistadas, esencialmente pobladas por cristianos, los musulmanes estaban ansiosos por imponer sus estándares islámicos”, anticipa, en referencia al pasado.

Aunque “en un principio fue un proyecto religioso, lanzado por Mahoma, […] el Islam también es un proyecto social y político: social, por conformarse a costumbres beduinas, con todas sus tradiciones y normas; político, por unir a la comunidad gracias a un nuevo proyecto único: ¡la existencia de un único Dios, omnipotente!”, e insiste de nuevo en que esa dimensión religiosa, social y política es la clave del problema.

Dos principios fundamentales

A continuación, el sacerdote plantea una cuestión fundamental que tiene que ver con la igualdad y el diálogo entre los países: “en las relaciones con todos los Estados, e incluso con los países musulmanes, siempre deben aplicarse dos principios fundamentales: la igualdad entre todos los ciudadanos, independientemente de su religión; y la igualdad absoluta entre hombres y mujeres. Este es el fundamento de la dignidad humana”.

“En consecuencia, no es posible distinguir entre un musulmán, un cristiano, un judío, un hindú o un no religioso o ateo. Todos tienen los mismos derechos y los mismos deberes hacia el Estado, ante la ley. No existen privilegios o excepciones”, añade.

Por tanto, “los Estados europeos debieran pedir que estos dos principios sean puestos en acto y se apliquen en sus relaciones con todos los Estados musulmanes, incluida Arabia Saudita”, concluye en este apartado.

"Dos principios fundamentales: la igualdad entre todos los ciudadanos, independientemente de su religión; y la igualdad absoluta entre hombres y mujeres"
«Dos principios fundamentales: la igualdad entre todos los ciudadanos, independientemente de su religión; y la igualdad absoluta entre hombres y mujeres»

La cuestión en Egipto, Siria e Irak

Por otra parte, el P. Samir analiza la cuestión de la discriminación de los cristianos en su propio país, Egipto, así como en Siria e Irak.

En relación a Egipto, “las diferencias en el trato son muy visibles, en particular, cuando se trata de la construcción de una iglesia, por ejemplo, puesto que el permiso suele ser denegado. Esto obliga a los cristianos a construirla a escondidas… ¡con el riesgo de ésta luego sea destruida por fanáticos!”, señala.

Aunque “el presidente Al-Sisi está haciendo enormes esfuerzos”, lo cierto es que “sigue habiendo más de 1.000 iglesias (de las 6.000 presentes en Egipto) que son teóricamente ilegales, porque fueron construidas sin los debidos permisos. Por ende, son constante blanco de los ataques de extremistas islámicos”, denuncia.

Al mismo tiempo, “en lo que respecta a la discriminación en la vida cotidiana, hoy en día, para un cristiano, resulta prácticamente imposible obtener un cargo importante en una oficina de la administración pública, sin importar cuáles sean sus méritos. En el pasado, no era así. La situación ha ido empeorando por el creciente número de extremistas fanáticos. A este nivel, el Estado está absolutamente indefenso”.

“Sigue habiendo más de 1.000 iglesias (de las 6.000 presentes en Egipto) que son constante blanco de los ataques de extremistas islámicos”, afirma el P. Samir
“Sigue habiendo más de 1.000 iglesias (de las 6.000 presentes en Egipto) que son constante blanco de los ataques de extremistas islámicos”, afirma el P. Samir

En cuanto a la situación en Siria, el sacerdote considera que es muy diferente a la de Egipto: “en un principio, el verdadero secularismo de Estado fue puesto en discusión a raíz de un conflicto interno que regía en el mundo musulmán. Desde el año 1973, el Estado está en manos de la familia Assad, que es alauita, una rama de los chiitas. Los chiitas constituyen cerca del 15% de la población musulmana. Los musulmanes sunitas lanzaron una guerra contra este Estado”.

“También en el caso de Irak, el gobierno (luego de la caída de Saddam Hussein) está en mano de los chiitas. Irak y Siria son los únicos Estados árabes en los cuales los chiitas están en el poder”, agrega.

Al respecto, el P. Samir recuerda que “el ISIS se originó en Irak. Su nombre significa ‘Estado islámico de Irak y Siria’. Estamos asistiendo a una guerra dentro del Islam mismo, entre chiitas y sunitas. [Una guerra] que asimismo es ampliamente financiada por el Estado sunita más rico, es decir, Arabia Saudita, que a su vez es ciegamente sostenido por los Estados Unidos y, en parte, por algunos países europeos”.

Al mismo tiempo, denuncia que “el bombardeo de ciudades, entre ellas, de Damasco, Homs y Alepo, también ha azotado a muchos cristianos. Muchos tuvieron que huir y buscar refugio donde podían. Europa ha llevado a cabo un esfuerzo colosal para acogerlos, en particular, Alemania. Los refugiados solían ser sobre todo musulmanes, mientras que los cristianos cayeron en el olvido”.

La cuestión de fondo es que, “nuevamente, el fanatismo religioso –esta vez, entre sectas musulmanas- ha dejado al país completamente destruido. Y el problema fundamental del Islam reaparece automáticamente, porque el Islam es un proyecto, tanto político como religioso”, concreta.

Qué hacer por los cristianos

Otra cuestión que le plantean al sacerdote en la entrevista es qué se debe hacer por los cristianos de Oriente Medio para evitar que sigan emigrando y puedan vivir en mejores condiciones.

Los cristianos no son la causa de su problema. Lo es más bien una visión del Islam, que establece una discriminación religiosa entre los musulmanes y los demás”, responde.

“Es por eso que se trata de actuar con los musulmanes. Se trata de cambiar el modo de pensar, tanto en la esfera religiosa como política”, porque “es un problema cultural, que está ligado al concepto mismo de religión. El cristianismo también ha tenido en su momento esta identificación, entre religión y política, y lentamente tuvo que liberarse de ella”, añade.

“Esto es más difícil para nuestros hermanos musulmanes, porque la unidad entre religión y política es total desde el inicio. Europa podría ayudar al mundo musulmán desde el punto de vista cultural, fijando condiciones claras a la hora de valerse de las ayudas europeas. Esta contribución sería muy apreciada por muchos musulmanes”, continúa.

Integrar a los musulmanes en Europa supone tratar a todos de la misma manera, teniendo mayor comprensión con aquél que acaba de llegar
Integrar a los musulmanes en Europa supone tratar a todos de la misma manera, teniendo mayor comprensión con aquél que acaba de llegar

Cómo integrar a los musulmanes en Europa

Una última cuestión abordada por el P. Samir tiene que ver con la integración de los musulmanes en la sociedad europea. ¿Es factible?, le preguntan.

“Yo diría que sí, y esto se da a través de la educación y con la práctica. Ante todo, en la escuela. Aquí, el futuro se está preparando en el trato que chicos y chicas tienen entre sí, con el mismo respeto, sin importar si son de origen europeo o migrantes, cristianos y no cristianos”, señala.

“Luego, en la vida cotidiana, tratar a todos de la misma manera, teniendo mayor comprensión con aquél que acaba de llegar, con todas las normas que establece el país: no sólo aquellas que rigen en las cosas visibles, sino también en la vida privada, en el comportamiento entre hombres y mujeres, entre musulmanes y no musulmanes, en la educación escolar y académica, así como en la vida social y en las leyes”, agrega.

“En síntesis, se trata de educar la mentalidad de los inmigrantes, para mejor. Con la esperanza de que ellos también enseñen esto a quienes se han quedado en sus países de origen, o a aquellos que habrán de regresar algún día”.

El sacerdote concluye advirtiendo de que “la ayuda material para los migrantes –el pan, el techo- no es suficiente. Es mucho, sí, ¡pero no basta! La persona que emigra también debe obtener una ayuda cultural, también tiene que recibir el testimonio de una dimensión espiritual, el ideal europeo y cristiano, la fraternidad universal. Entregar a otra persona, quienquiera sea ésta, lo mejor que tenemos, en particular la verdadera, absoluta y universal fraternidad, ¡como nos ha enseñado el Evangelio!”

 

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