DespuĂ©s de que Occidente experimentará un gran crecimiento demográfico, ahora se encuentra en una fase nueva: el envejecimiento de la sociedad. Más allá de los problemas lĂłgicos de la existencia de una predominancia de personas con una media alta de edad, este escenario desencadena una serie de efectos que afectan a la totalidad de las estructuras de las cuales se fundamenta la economĂa.
No sólo los distintos estudios de los últimos años alertan sobre este silencioso enemigo: La ONU admite que “en los próximos cuarenta años el 58% del crecimiento de la población mundial se corresponderá con el incremento del número de personas de más de 60 años, mientras que solo un 6% se corresponderá con personas de menos de 30 años”.
Tanto es asĂ que Naciones Unidas prevĂ© que, “para el 2035, la poblaciĂłn de niños menores de 5 años, ya en declive en muchos de los paĂses desarrollados, caerá tambiĂ©n a nivel global”.
“Esto significa que la cifra de poblaciĂłn mundial podrĂa estar descendiendo con el cambio de siglo, sobre todo si las tasas de fecundidad no rompen con la tendencia a la baja”, añade.
En más de 75 paĂses, la tasa de fecundidad está muy por debajo del nivel de reemplazo —2,1 hijos por mujer— necesario para mantener la mano de obra en los niveles actuales. Un buen ejemplo de ello es el estancamiento econĂłmico de JapĂłn por su dĂ©ficit de natalidad originado en los años setenta del siglo pasado; y la caĂda del Ăndice de fecundidad en China en los posteriores años noventa.
Menos natalidad, menos crecimiento
El economista Josep Mestres describe las nuevas amenazas que poco a poco son más latentes. El autor del estudio econĂłmico apunta la relaciĂłn entre el crecimiento econĂłmico y la natalidad del paĂs. Si bien los paĂses que actualmente muestran un mayor crecimiento tienen altas tasas de natalidad, en Occidente las tendencias demográficas irán desacelerando las economĂas.
La disminuciĂłn de la poblaciĂłn en edad laboral reducirá de manera significativa el crecimiento en los paĂses de la OCDE entre 2015 y 2025. En promedio, se estima una reducciĂłn de la tasa de crecimiento potencial del 0,64%.
Cabe destacar que el impacto no se producirĂa solo por el menor crecimiento de la fuerza laboral, sino tambiĂ©n por la reducciĂłn de la productividad laboral asociada al envejecimiento.