Esta semana, un estudio devastador ha sacado a la luz lo que muchos intuíamos pero pocos querían confirmar: la píldora abortiva, lejos de ser “segura y sencilla”, implica riesgos graves y silenciados.
El análisis, elaborado por el Centro de Ética y Políticas Públicas (EPPC) de Washington D.C., muestra que el 10,93% de las mujeres que se someten a un aborto con mifepristona sufre complicaciones severas o incluso potencialmente mortales.
Esta cifra es 22 veces mayor que la comunicada oficialmente por la FDA Food and Drug Administration.
Más de 865.000 abortos farmacológicos han sido examinados en este estudio, el más grande hasta la fecha sobre esta práctica.
Y el resultado es claro: la realidad está muy lejos del relato oficial.
Una mentira peligrosa
Durante años, desde organismos gubernamentales y plataformas proabortistas, se ha repetido que el aborto químico es una alternativa segura, casi inofensiva, al quirúrgico.
La etiqueta de la FDA asegura que menos del 0,5% de los casos presentan efectos adversos. Sin embargo, la investigación firmada por Jamie Bryan Hall y Ryan T. Anderson pone cifras a lo que muchas mujeres ya habían vivido en carne propia: hemorragias, infecciones, sepsis, dolor físico y trauma emocional.
La píldora abortiva se está promoviendo como un procedimiento “DIY” (hazlo tú misma). Basta una videollamada rápida —ni siquiera con un médico necesariamente—, unos cuantos clics en una app, y el fármaco llega por correo. Sin evaluación médica presencial, sin seguimiento, sin garantía. Sin responsabilidad.
La administración de este medicamento ha sido progresivamente desregulada, especialmente durante las administraciones de Obama y Biden, hasta el punto de permitir su uso hasta las 10 semanas de gestación, sin supervisión directa.
Esta ligereza no es solo una cuestión política: es un atentado directo contra la salud física y emocional de miles de mujeres.
¿A quién están protegiendo?
Tanto se nos llena la boca con la palabra “salud”, pero sorprende —aunque no tanto— que las complicaciones físicas y psicológicas del aborto químico sean tan sistemáticamente ignoradas.
El aborto se ha convertido en un negocio intocable, un dogma ideológico al que no se le pueden poner matices ni preguntas.
Pero la ciencia —cuando se la deja hablar— no miente. Y en este caso, es más que evidente.
Como ha denunciado el senador Josh Hawley, la FDA tiene el deber de actuar, de restaurar los protocolos de seguridad que alguna vez protegieron a las mujeres. Porque si los datos importan, si la medicina es realmente una ciencia al servicio de la vida, entonces no se puede mirar para otro lado.
La dignidad de la mujer y el engaño moderno
Desde la visión cristiana, no podemos dejar de insistir: toda vida humana importa, desde la concepción hasta la muerte natural. Pero en esta defensa de la vida, también defendemos a cada mujer atrapada por el engaño del aborto presentado como empoderamiento.
La cultura actual ha presentado la libertad como la capacidad de eliminar lo que estorba. Y ha vendido la maternidad como una carga que se puede solucionar con una pastilla.
Pero lo que este estudio muestra —con frialdad estadística— es que el aborto no libera: hiere. Hiere el cuerpo. Hiere el alma. Y muchas veces, en el silencio y la oscuridad, hiere también la conciencia.
Necesitamos verdad, no ideología
Los promotores del aborto químico afirman preocuparse por los derechos de la mujer.
Pero cuando callan ante datos como estos, cuando siguen vendiendo como segura una práctica que claramente no lo es, no defienden derechos: defienden una agenda.
La verdad no tiene miedo a la evidencia. Y la fe católica, que se funda en la razón y la revelación, tampoco. Por eso no podemos dejar pasar esta noticia como una más. Es una oportunidad para recordar que toda vida humana —la de la madre y la del hijo— merece ser acogida, cuidada y protegida.
1 Comentario. Dejar nuevo
Hace muchos años que existen estudios en Estados Unidos sobre esto, pero pocos son los que se atreven a publicarlos. La FDA es culpable de que esto no salga a la luz.
Hay tanta corrupción por todos sitios…pero todo en el mismo sentido ocultando y manipulando a la población.