El país, Venezuela, vive una terrible crisis económica, política, social e institucional, con una hiperinflación que cerró en 2018 por encima del millón y medio por ciento.
Inserto en una realidad paralela, el Gobierno afirma que está en marcha un proceso revolucionario con firme vocación democrática, basado en la sabiduría popular. Palabrería dañina que, afortunadamente, cada vez engaña a menos gente. El episodio de la detención del hace un mes Presidente de la Asamblea, hoy autoproclamado Presidente en funciones, no es sólo un botón de muestra de la arbitrariedad del régimen, es signo de su alocada huida hacia ninguna parte.