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Seis consecuencias del ‘matrimonio’ homosexual, según el Witherspoon Institute

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¿Qué consecuencias tiene para la sociedad democrática la institucionalización del ‘matrimonio’ homosexual? No es la primera vez que se plantea esta cuestión desde organizaciones defensoras de la familia tradicional en todo el mundo y, en concreto, en el seno de la sociedad estadounidense.

Así lo hacía hace poco más de cuatro años, por ejemplo, el apologista profesor de ética y teología Bill Muehlenberg, secretario del Family Council of Victoria, cuando mostraba su postura contraria al ‘matrimonio’ gay mediante siete argumentos no religiosos.

Ahora, un estudio del prestigioso think tank estadounidense Witherspoon Institute, especializado en los fundamentos morales de la sociedad y la familia, ha publicado el estudio ‘Matrimonio homosexual: la nueva dictadura, donde constatan el impacto negativo que este tipo de uniones tienen en la sociedad.

El informe de este instituto, incluido en su página Public Discourse, detalla hasta seis consecuencias del ‘matrimonio’ gay, entre ellas la restricción al derecho a la libertad de expresión, al de los padres a educar a sus hijos, al de autonomía de las instituciones religiosas y un debilitamiento del matrimonio como institución.

Los responsables del estudio señalan que la información contenida en el mismo es vital para líderes de opinión, políticos, sacerdotes, educadores, padres de familia, respecto de las consecuencias que hoy se conocen en Canadá, tras diez años de haber legalizado como matrimonio las uniones de personas del mismo sexo.

¿Cómo afectará en el futuro?

El estudio apunta a que los ingenieros sociales occidentales están introduciendo en esta parte del mundo el matrimonio entre personas del mismo sexo, con la consigna de la igualdad de derechos para la minoría homosexual.

Ante esta cuestión, los países donde se está introduciendo o con legislaciones recientes sobre el tema se preguntan cómo afectara en el futuro esta medida polémica. Una forma de dar respuesta a esta pregunta es observar lo que ha sucedido en aquellos países pioneros en legislar sobre el ‘matrimonio’ homosexual.

El estudio recoge en este sentido la situación actual de Canadá, que ya ha cumplido 10 años desde que estableció la legislación de matrimonio entre personas del mismo sexo, y que se constituye en un laboratorio para los demás países.

Más allá de las diferencias culturales, sociales y de jurisprudencia entre Canadá y otros países, la experiencia canadiense es la mejor evidencia disponible sobre el impacto a corto plazo del ‘matrimonio’ gay en una sociedad democrática. Veamos un resumen del informe, según publicabael pasado 9 de enero PortaLuz.org.

1. Vulnera los derechos humanos

El efecto formal de las decisiones judiciales (y la legislación posterior) que establecieron el matrimonio homosexual civil en Canadá era simplemente que las personas del mismo sexo podrían conseguir que el Gobierno reconozca su relación como matrimonio. Pero el efecto legal y cultural fue mucho más amplio.

Lo que sucedió fue la adopción de una nueva ortodoxia: que las relaciones homosexuales son, en todos los sentidos, el equivalente del matrimonio natural, y que el matrimonio del mismo sexo por lo tanto debe ser tratado de manera idéntica al matrimonio natural en el Derecho y en la vida pública.

Un corolario es que cualquiera que rechace la nueva ortodoxia debe estar actuando sobre la base de la intolerancia y la animadversión hacia los gays y las lesbianas. Cualquier declaración de desacuerdo con el matrimonio civil de personas del mismo sexo se considera una manifestación directa de odio hacia un grupo minoritario sexual.

Además, cualquier explicación razonada (por ejemplo, las que se ofrecían en los argumentos jurídicos que el matrimonio homosexual es incompatible con una concepción del matrimonio que responda a las necesidades de los hijos del matrimonio, de estabilidad, fidelidad y permanencia, lo que a veces se llama la concepción conyugal del matrimonio), es desestimada de inmediato como mero pretexto.

2. Afecta el derecho a la libertad de expresión

El impacto de la nueva ortodoxia no se ha limitado al número relativamente pequeño de personas en riesgo de ser obligadas a apoyar o celebrar un matrimonio del mismo sexo.

El cambio ha afectado ampliamente a las personas, incluyendo a los clérigos, que deseen hacer públicos los argumentos acerca de la sexualidad humana. Mucho discurso, que era posible antes de la aprobación del matrimonio homosexual, ahora conlleva riesgos.

Muchos de los que han persistido en expresar su desacuerdo han sido objeto de investigaciones por parte de comisiones de derechos humanos y procedimientos (en algunos casos) ante los tribunales de derechos humanos…

Los maestros están particularmente en riesgo de una acción disciplinaria, y aunque sólo hagan declaraciones públicas criticando el matrimonio homosexual fuera de las aulas, siguen siendo considerados como creadores de un ambiente hostil para los estudiantes gays y lesbianas.

3. Disminuyen los derechos de los padres en la educación pública

La institucionalización del matrimonio homosexual ha generado un sutil pero penetrante cambio en la patria potestad en la educación pública. El debate sobre cómo hablar del matrimonio del mismo sexo en el aula es muy parecido al debate sobre el lugar de la educación sexual en las escuelas, y sobre las pretensiones gubernamentales de ejercer autoridad primaria sobre los niños.

Pero, si la educación sexual ha sido siempre un asunto discreto, en el sentido de que, por su naturaleza, no puede penetrar en la totalidad del plan de estudios, el matrimonio homosexual es de una base diferente.

Dado que uno de los principios de la nueva ortodoxia es que las relaciones del mismo sexo merecen el mismo respeto que damos a cualquier matrimonio, sus proponentes han tenido un éxito notable en la exigencia de que el matrimonio homosexual sea presentado de manera positiva en el aula.

Reformas curriculares en jurisdicciones como British Columbia ahora impiden que los padres ejerzan su poder de veto sobre las prácticas educativas polémicas.

4. Altera el derecho de autonomía de las instituciones religiosas

A primera vista, el clero y lugares de culto aparecían en gran parte inmunes a la coacción para realizar matrimonios del mismo sexo. De hecho, este fue el gran pacto de la legislación del matrimonio del mismo sexo: que el clero mantendría el derecho a no realizar matrimonios que violen sus creencias religiosas. Los lugares de culto no podían ser reclutados en contra de los deseos de las entidades religiosas.

Sin embargo, se trata de una protección insuficiente que solo evita que el clero sea obligado a llevar a cabo ceremonias de matrimonio. Pero, por ejemplo, deja a las congregaciones vulnerables a problemas legales si se niegan a alquilar sus instalaciones auxiliares a parejas del mismo sexo para sus ceremonias, o a cualquier otra organización que pretenda utilizar la instalación para promover una visión de la sexualidad totalmente en desacuerdo con los suyas.

5. Cambia la concepción pública de matrimonio

Se ha argumentado que si el matrimonio homosexual está institucionalizado, nuevas categorías matrimoniales pueden ser aceptadas, como la poligamia.

Una vez que se abandona la concepción conyugal del matrimonio, y se la sustituye por una concepción del matrimonio que tiene como criterio la búsqueda de compañía adulta, no hay ninguna base de principios para negar la extensión de licencias de matrimonio a las uniones polígamas y al llamado «poliamor».

6. No aumenta la práctica del matrimonio

En cuanto a la práctica del matrimonio, es demasiado pronto para decir mucho. Los datos del censo de 2011 establecen que, en primer lugar, el matrimonio está en declive en Canadá, como en gran parte de Occidente; en segundo lugar, el matrimonio homosexual es un fenómeno estadísticamente menor; y tercero, hay muy pocas parejas del mismo sexo (casadas o no) con niños en el hogar.

Así, lo que se desprende de estos datos es que el matrimonio del mismo sexo no tiene, contrariamente a los argumentos que se manejaron, el poder de impulsar una cultura renaciente del matrimonio en Canadá. Tampoco existen datos censales para argumentos empíricos que unan la institucionalización del matrimonio del mismo sexo a la estabilidad del matrimonio.


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