No hay nada más obsceno, que duela más, que una mujer renegando del don más bello de ser mujer, la maternidad. Ahí, en su sentido más amplio (madre biológica, de adopción o espiritual) reside la esencia y la absoluta belleza de ser mujer. Cualquier otra cosa son meras decoraciones o complementos a lo que somos y lo que nos define.
Señora concejala de Igualdad del PP, en el Puerto de Santa María, ¿por qué reniega de lo que es? ¿por qué convierte el milagro de la vida en motivo de disputa, opresión, comparación y oprobio?
¿por qué se empeña en destruir a la mujer, en desarraigarla y en llevarla al borde de la chaladura?
Narrativas hembristas
Ya vale de discursos manoseados que sólo llevan a la autodestrucción. La vida humana está muy por encima de narrativas hembristas cegadas por una ideología sectaria aniquiladora y asfixiante.
Esto no va de rangos de poder hombre-mujer ni de cómo usted vulgarmente dice «decidir lo que me salga de ahí mismo».
Esto va de equipo, de respeto (en primer lugar al bebé no nacido y a la madre que lo sostiene con vida), de vivir en mayúsculas. Empeñarse en buscar culpables que justifiquen un asesinato no es buscar soluciones ni velar por el bien común: es perpetuar una cultura decadente, sumida en la más profunda desesperanza.
Miedo
Su madre en un acto genuino de mujer, apostó por su vida con esperanza. Sin embargo, hoy en día, son muchas las madres que no se ven capaces de afrontar la maternidad. No por desprecio al bebé que llevan dentro sino por el miedo. Miedo económico, miedo a una malformación, miedo a una situación inestable, miedo a un trauma o violación. Miedo.
El mayor enemigo de la esperanza es el miedo y usted en su discurso, lo está alimentando intencionadamente.
Ante un miedo enorme que te deja sin aliento, que te sumerge en noches sin dormir, que te lanza a la desesperanza ¿lo único que sabe ofrecer es un relato de opresión machista? ¿un cuento chino barato de falsa libertad para matar al hijo de tus entrañas? ¿Dónde está la mujer que es? O es que ¿también tiene miedo?.
Todas esas mujeres embarazadas no necesitan que les echen más leña al fuego, necesitan esperanza, necesitan una mano que les despierte de la terrible pesadilla de miedo. Necesitan saber que no están solas.
Pero en lugar de tenderles la mano, usted se suma a empujarlas más al abismo, y les susurra al oído que su única salida es acabar con la vida que llevan dentro.
¿Eso es lo mejor que una sociedad puede ofrecerle a una mujer? ¿El desamparo absoluto, la violencia extrema hasta acabar con su hijo?
No, señora concejala, la maternidad no es una carga ni una condena, es una bendición a pesar de todas las posibles adversidades y si no salga a la calle y pregunte.
No nos quiera envenenar y convencer de que la libertad consiste en destruirnos a nosotras mismas, en arrancar de cuajo nuestra esencia.
Mentira infame
Usted habla de decisiones, pero, ¿Qué tipo de decisión es la que se toma con la presión de un sistema que ofrece la muerte como solución a los problemas? Eso no es libertad, eso es coacción.
Cada vez que una mujer aborta, lo hace porque siente que no tiene otra opción.
Porque la han convencido de que traer una vida al mundo es sinónimo de fracaso, de atadura, de ruina. Y aquí está usted, en el bando de quienes perpetúan esa mentira infame.
Su discurso no libera a las mujeres, las deja más solas que nunca, las vacía de significado, les arrebata la posibilidad de descubrir su verdadero don y fortaleza.
La mujer que es madre no es una mujer vencida, aún con numerosos y graves problemas, es una mujer ganadora, que lucha, que se enfrenta a los miedos y los vence. Pero eso, claro, no entra en la narrativa de quienes quieren convertir la maternidad en un enemigo social.
El aborto no es una victoria, es la derrota de toda una sociedad que ha fallado a sus mujeres.
Una sociedad les ha cerrado las puertas a la esperanza y les ha dejado como única salida un quirófano frío donde se asesina un hijo y con él, el alma de la madre. El aborto no es un gesto compasivo es miedo, mucho miedo.
Ustedes, los que aplauden y promueven esto, son los cómplices de esta tragedia.
Son los responsables de este genocidio silencioso que se cobra miles de vidas cada día.
La mujer no es un instrumento de luchas ideológicas, es el pilar de la vida, el corazón de la familia, la columna vertebral de una sociedad con futuro.
¿Por qué no reivindica nuestra grandeza y recuerda que la capacidad de dar vida no es un estorbo, sino un mayor poder?
Defender la vida es defender a la mujer, es reconocer su verdadera esencia, es proclamar su dignidad sin condiciones ni manipulaciones. Y eso, señora concejala, es lo que usted se niega a ver.
Además, resulta insultante que el Partido Popular mantenga entre sus filas a una concejala que legitima el aborto como un supuesto derecho constitucional.
Su silencio o su complacencia ante estos discursos no solo los hace cómplices, sino que los desvela ante la sociedad como un partido sin principios claros, dispuesto a tolerar dentro de sus filas ideas que atentan contra la dignidad humana.
Si el PP realmente defiende la vida, debería preguntarse qué hace esta concejala en su estructura política y actuar en consecuencia.
1 Comentario. Dejar nuevo
Maravilloso artículo, con el valor añadido de estar pensado, sentido y escrito por una mujer libre y valiente que expresa y esgrime la verdad pura y llana para plantar cara a las falsedades de ese pseudo-feminismo maléfico por el que se han dejado dominar mujeres de tan poco seso y de una catadura moral tan miserable como los de esta señora concejala de Igualdad, quien además tiene la desfachatez de soltar sandeces en nombre de “las mujeres”, pretendiendo que todas tienen que opinar como ella por el hecho de ser mujeres.
Lo de menos es que esta señora milite en el PP, porque este partido está muy lejos de tener una posición firme, clara, decidida, inteligente y operante frente a la barbarie del aborto.