En Inglaterra, los médicos recomendaron a sus padres que consideraran el aborto dadas sus circunstancias, pero ni la madre ni el padre dudaron un instante y se negaron a tomar esa decisión.
Una nueva situación llena de esperanza
Los médicos del Bristol Royal Hospital for Children, quienes lo habían estado tratando desde su nacimiento, declararon que no podían hacer más por él desde el punto de vista médico y quirúrgico. Por esta razón, los padres del recién nacido, a través de su abogado Simone Pillon, decidieron trasladarlo a Italia, donde el hospital pediátrico del Vaticano, el Bambino Gesù de Roma, aceptó recibirlo.
El cardiocirujano Lorenzo Galletti se ofreció a realizar una intervención quirúrgica para intentar mejorar la situación del bebé. Los médicos han informado que la situación es buena y esperanzada.
Además, el hospital informó que el neonato fue ingresado de urgencia en la Unidad de Anestesia y Reanimación Cardio Quirúrgica. Tras realizar los diagnósticos necesarios, los médicos evaluaron realizar una primera intervención, con el objetivo de aumentar las posibilidades de supervivencia del bebé y mejorar su calidad de vida. D.M. podría tener que someterse a nuevas operaciones en un futuro próximo.
El Gobierno italiano organiza el traslado
Nacido de un padre italiano y una madre nigeriana, llegó al Bambino Gesù en una incubadora especial para preservar sus funciones vitales.
Según Pillon, los médicos ingleses habrían dicho a los padres que no era posible iniciar los tratamientos hasta que el bebé alcanzara un peso de dos kilos primero, y dos kilos y medio después. Esta situación llevó a la decisión de pedir la intervención del Gobierno Italiano, que organizó el traslado en un avión militar. «Nuestros corazones están rebosantes de alegría», comentó el padre del pequeño paciente, quien acompañó a su hijo a Italia.
Relegar la vida humana a una mera estadística
Lamentablemente existen otros casos similares a los de D.M. que no terminaron bien debido a decisiones que parecían relegar la vida humana como una mera estadística.
Casos como el de Indi Gregory, afectada por una enfermedad mitocondrial incurable, nos confrontan con la dura realidad de cómo algunos sistemas médicos y judiciales optan por decisiones que limitan las posibilidades de tratamiento y esperanza.
En situaciones como estas, es esencial reflexionar sobre por qué no se lucha hasta el final por la vida de los más vulnerables. ¿Acaso la dignidad humana no exige que se agote cada recurso para ofrecer alivio y esperanza a aquellos que sufren? Es inaceptable que se tome la decisión de «desconectar» a una persona como la única salida, sin considerar alternativas o posibilidades de tratamiento.
La historia de D.M. nos recuerda que cada vida, independientemente de las circunstancias, merece ser defendida y cuidada con la máxima diligencia.
¿Acaso la dignidad humana no exige que se agote cada recurso para ofrecer alivio y esperanza a aquellos que sufren? Share on X