Un solo caso de violencia contra la mujer es demasiado, más de 45 en el año que ha acabado.
Urge abordar el problema desde la raíz, de forma integral y sin anteojeras ideológicas. Por supuesto, desde la información y el compromiso de las instituciones, poniendo a disposición teléfonos de ayuda y denuncia como el 016, pero también apostando de verdad por políticas que defiendan la vida y la familia, y destinando recursos al acompañamiento en el tiempo de las víctimas. También, con una educación adecuada en la que se haga comprender y experimentar a los más jóvenes que el otro es siempre un bien y que por eso mismo es intolerable cosificarle y ejercer, en este caso sobre ellas, una violencia, que es siempre una lacra y una vergüenza social.