Pier Giorgio Frassati (1901–1925), joven laico italiano, amante de la montaña, que pronto será canonizado, vivió una intensa vida de fe y servicio, marcada por una profunda espiritualidad que saciaba en las Sagradas Escrituras, especialmente en las Epístolas paulinas, su fuente constante de inspiración.
San Pablo: “Palabras de vida eterna”
Según relata su hermana Luciana en el libro Un joven de las bienaventuranzas, las cartas de San Pablo fueron el principal alimento moral y espiritual de Pier Giorgio.
Lo acompañaban incluso en sus desplazamientos diarios en tranvía, donde no dudaba en leerlas abiertamente. Cuando alguien le preguntaba qué estaba leyendo, respondía con sencillez: “Palabras de vida eterna.”
Estas no eran meras palabras bonitas o piadosas para Frassati. Él vivía una espiritualidad encarnada, donde el Evangelio se hacía vida, y San Pablo era para él un modelo y maestro.
Tanto era así que copió a mano el famoso Himno a la Caridad (1 Corintios 13), para tenerlo siempre a la vista, como un recordatorio del amor verdadero que debe regir nuestras acciones.
Un mensaje vigente para el mundo actual
En una carta escrita en enero de 1925 a su amigo Marco Beltrano, Pier Giorgio expresa con claridad una percepción del mundo que, a más de un siglo de distancia, sigue resonando con fuerza:
Paz en tu alma. En el mundo que se ha desviado de Dios no hay paz; también falta la caridad, que es amor verdadero y perfecto. Si escucháramos un poco más a San Pablo, disminuirían las miserias humanas.”
Esta afirmación, hecha en los años entre las guerras mundiales, podría perfectamente aplicarse a la actualidad. En un mundo fragmentado, donde abundan la violencia, la indiferencia y la desesperanza, las enseñanzas de San Pablo —como bien lo entendió Pier Giorgio— pueden ser un bálsamo, un camino de conversión personal y transformación social.
La lectura de San Pablo como medicina del alma
En otra carta, Frassati hace una reflexión que puede considerarse una verdadera recomendación espiritual para nuestros días:
La mente, saciada de ciencia árida, encuentra a veces paz, descanso y gozo espiritual en la lectura de San Pablo. Te invito a intentarlo. Es maravilloso y el espíritu se alegra y ennoblece al leerlo. Nos impulsa a seguir el buen camino y a volver a él cuando lo abandonamos por el pecado.”
Esta invitación directa nos recuerda que la Sagrada Escritura no es solo materia de estudio o liturgia, sino también consuelo, dirección y fuente de gozo interior. La lectura de las cartas paulinas puede revitalizar la vida espiritual del cristiano moderno, brindando esperanza y claridad en medio de la confusión del mundo.
De la lectura a la acción
Frassati no se conformó con leer y reflexionar: vivió lo que leía. Su pasión por el servicio a los pobres, su alegría contagiosa y su profunda vida de oración son frutos visibles de esa siembra espiritual.
La Epístola a los Corintios, la Carta a los Romanos, las exhortaciones de Pablo a la perseverancia, la caridad, la humildad y la fidelidad a Cristo, todas estas lecciones se encarnaron en la vida de este joven beato.
Como dice San Pablo en 2 Corintios 3,16, al volverse al Señor, “el velo se retira”, y esa transformación interior permite que “con el rostro descubierto reflejemos como en un espejo la gloria del Señor”. Así lo vivió Pier Giorgio, siendo luz en su entorno.
Una propuesta para hoy
Leer a San Pablo con los ojos y el corazón abiertos puede ser un verdadero acto de rebeldía cristiana y de esperanza. Siguiendo el ejemplo del beato Pier Giorgio Frassati, podemos reencontrarnos con una fuente inagotable de sabiduría y consuelo que aún hoy sigue hablando con fuerza.
Que Pier Giorgio interceda por nosotros, para que sepamos elegir lecturas que edifiquen, y que, como él, sepamos hacer de la Palabra de Dios una guía diaria.
Que su amor por San Pablo nos inspire a abrir la Biblia con más frecuencia, y a vivir con la caridad, la paz y la alegría que nacen de un corazón tocado por Cristo.










