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No ha sido la pandemia: el aborto ha sido la principal causa de muerte a nivel mundial en 2021

Familia

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Las cifras sobre el aborto son contundentes: al mediodía del 31 de diciembre de 2021, se habían realizado 42,6 millones de abortos en el transcurso del año, reveló Worldometer, mientras que 8,2 millones de personas murieron por cáncer, 5 millones por fumar, 1,7 millones por VIH/SIDA, 1,3 millones por accidentes de tránsito , y 1 millón por suicidio.

Según informa One of Us, en comparación, las muertes por coronavirus en todo el mundo en 2021 totalizaron alrededor de 3,5 millones, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Worldometer, votado como uno de los mejores sitios web de referencia gratuitos, mantiene un registro continuo durante el año de las principales estadísticas mundiales, que incluyen población, nacimientos, muertes, automóviles producidos, libros publicados y emisiones de CO2.

También registra el número total de abortos realizados en todo el mundo, con base en las últimas estadísticas sobre abortos publicadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

A nivel mundial, hubo más muertes por aborto en 2021 que todas las muertes por cáncer, malaria, VIH/SIDA, tabaquismo, alcohol y accidentes de tránsito combinados, según las estadísticas de Worldometer.
aborto
El sorprendente número de muertes por aborto, de hecho, ha llevado a ciertos observadores a llamar al aborto “la causa de la justicia social de nuestro tiempo”, ya que la magnitud del problema eclipsa por completo otras cuestiones de derechos humanos.
Es por ello que la sociedad requiere de apostar por la defensa del embrión humano con una enorme responsabilidad para devolver la igualdad de derechos a los ciudadanos más vulnerables en el seno materno.

 

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1 Comentario. Dejar nuevo

  • «Es por ello que la sociedad requiere de apostar por la defensa del embrión humano con una enorme responsabilidad para devolver la igualdad de derechos a los ciudadanos más vulnerables en el seno materno.»

    La sociedad está muy lejos de apostar por una causa tan digna.
    La ideología abortista se apuntaló y expandió deshumanizando al embrión humano. (En 2009 la exministra española Bibiana Aído proclamó en público, con toda su autoridad, que «un feto es un ser vivo pero no podemos hablar de ser humano») Degradar verbalmente un grupo de seres humanos a la categoría de infrahumanos es el primer paso para arrogarse la facultad de eliminarlos sin ningún escrúpulo, como quien despachurra a cucarachas molestas e indeseadas.
    En los países civilizados, democráticos y progresistas, a base de abortar con toda normalidad ya se ha logrado ningunear al embrión según interese. Al ser tan diminuto, el embrión se comporta como un fenómeno cuántico. Solo existe cuando alguien decide que existe. Si sus progenitores desean que llegue a nacer, o si se manipula con técnicas de fecundación in vitro, existe. Cuando se practica una «interrupción del embarazo», no existe. Lo que objetivamente ocurre cuando se interrumpe el embarazo -la muerte del embrión- subjetivamente no ocurre porque la mente de quienes intervienen hacen que el embrión no exista y no se puede matar a quien no existe. Es un caso particular de solipsismo aplicado a beneficiar la causa abortista.
    Haciéndose abortar, la embarazada solo se ha sometido a una «interrupción voluntaria del embarazo», o por mejor decir, a una IVE, que así, en anagrama, resulta de lo más aséptico. Una limpieza de útero. Como hacerse una limpieza bucal. Salud digestiva y salud reproductiva.
    Solo así se comprende que estas espeluznantes cifras de abortos mundiales, lejos de contribuir a restringir las leyes de aborto libre, más bien estén impulsando a ampliarlas. El razonamiento es sencillo: si la cantidad de abortos es tan elevada es que el aborto es algo bueno para la Humanidad. En consecuencia, la ONU trabaja por imponer su legalización en todos los países, y los que ya gozan de este «derecho» no cejan en ir aumentando los plazos para la IVE, con el objetivo de llegar hasta límite del nacimiento.
    Como hay que empoderar más a la mujer, el próximo paso será el bebicidio legal, que se llamará «Interrupción voluntaria de la maternidad». Pero antes, igual que se ha hecho con el embrión, hay que deshumanizar y ningunear al bebé, lo cual costará un poco más, porque la sociedad, que ya acepta matar embriones y fetos como si nada, todavía se enternece ante un bebé y no tolera los bebicidios. Hay que liberar a las sociedades que aspiran a ser avanzadas de estos lastres morales, y progresar en la capacidad, tan humana, para decidir sobre la vida o la muerte de quienes todavía no pueden decidir. Para los que ya pueden decidir, está la eutanasia, otro gran paso adelante con el pie derecho, en vistas a poner el izquierdo en el suicidio asistido.

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