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¿Médicos o sicarios? La realidad de los estudiantes de medicina

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Un análisis de 2023 de la Asociación de Facultades de Medicina Estadounidenses ha revelado una tendencia impactante: los estados con prohibiciones del aborto están experimentando una disminución significativa en las solicitudes de residencia de nuevos graduados de facultades de medicina.

Selección de estudiantes

El informe de la Asociación de Facultades de Medicina Estadounidenses examinó los datos del ciclo de solicitudes de 2022-2023, tras la decisión de la Corte Suprema en junio de 2022 en el caso Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization, que permitió a los estados prohibir o restringir el aborto.

Este análisis inicial mostró una disminución en las solicitudes de residencia en estados con prohibiciones del aborto. Esta tendencia continuó en el ciclo de solicitud 2023-2024, donde los estados sin restricciones al aborto o con restricciones basadas en la edad gestacional recibieron más solicitudes que aquellos donde el aborto está totalmente prohibido.

El Dr. John Littell, un médico de familia con más de 25 años de experiencia en obstetricia y miembro de la Asociación Médica Católica, afirmó en una entrevista que los datos «no son nada sorprendentes». Según Littell, «no hay duda de que las facultades de medicina (y en especial los programas de doctorado) han seleccionado cada vez más a estudiantes que comparten su filosofía y cultura de la muerte, es decir, que priorizan el principio de autonomía por encima de cualquier otro principio ético», pues cada Facultad tiene su propio examen de ingreso.

Por lo tanto, los estudiantes de medicina desde su primera semana en la escuela reciben instrucciones de preguntar a los pacientes sobre sus pronombres preferidos, ofrecer consejos sobre anticoncepción/esterilización y aborto, y permitir a los pacientes que buscan cambiar su género “asignado al nacer” al sexo opuesto, todo sin cuestionar (incluso para pacientes menores de edad)

Los datos hablan por si solos

Las cifras publicadas hace unos días por la Asociación de Colegios Médicos Estadounidenses mostraban un descenso continuo y generalizado en estudiantes de medicina. Este análisis es más evidente si se compara los datos actuales con los del año pasado y todavía más impactante y notable en los estados que tienen prohibiciones del aborto.

«Parece ser aún más pronunciado. Ahora estoy viendo una tendencia», dijo el doctor Atul Grover, coautor del último informe.

El número de solicitantes a estos programas de residencia disminuyó de forma generalizada de la primavera de 2023 a la primavera de 2024, y los estados que tienen prohibiciones al aborto registraron los mayores descensos. En estos estados, se produjo una caída del 4,2% respecto al ciclo de solicitud anterior, frente al 0,6% en estados donde el aborto es legal.

Búsqueda de alternativas

A la luz de los datos, Littell también destacó la necesidad de un sistema de atención médica alternativo que respete la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, señalando que las facultades de medicina deberían enfocarse en seleccionar estudiantes no solo por su alineación errónea en favor de la cultura de la muerte, sino también por su competencia, caridad y compasión.

De 2023 a 2024, las solicitudes de obstetricia y ginecología aumentaron un 14,2% en los estados donde existe un límite de gestación para el aborto, un 13,9% en los estados donde el aborto es legal y un 9,9% en los estados donde el aborto está prohibido.

Para hacer cara a esta dura realidad social, a favor de la cultura de la muerte, Littell propone la creación de una escuela de medicina verdaderamente católica y la participación activa de médicos que respeten la defensa de la vida y se lo transmitan a los estudiantes de medicina. Además, aboga por involucrarse más en los programas de residencia de estudiantes de medicina en los hospitales.

De forma evidente, la ideología de la «cultura de la muerte» se ha infiltrado en las facultades de medicina, influyendo en la formación de los futuros médicos. Este concepto promueve prácticas como el aborto y la eutanasia, contrarias al juramento hipocrático que obliga a los médicos a salvar vidas.

La educación médica debe centrarse en la preservación de la vida y el alivio del sufrimiento, no en la terminación intencional de la vida humana.

La introducción de estos conceptos desde el inicio de la vida universitaria adoctrina a los futuros médicos. Además, ataca  los valores fundamentales de la medicina y desvirtúa la noble misión del médico, que es proteger y mejorar la vida, no destruirla.

Testimonios

En las palabras y testimonios de los estudiantes de medicina se hace aún más palpable la gravedad de la «crisis de conciencia».

Rohini Kousalya Siva comenzará su residencia en obstetricia y ginecología en el Centro Médico MedStar Washington en Washington, D.C., este año. Afirma que no consideró los programas en estados que han prohibido o restringido severamente el aborto, solicitando en su lugar programas en Maryland, New Hampshire, Nueva York y Washington, D.C.

«Somos médicos», dijo Kousalya Siva, quien asistió a la escuela de medicina en Virginia y fue presidenta de la Asociación Americana de Estudiantes de Medicina. «Se supone que debemos brindar la mejor atención basada en evidencia a nuestros pacientes, y no podemos hacerlo si no hemos recibido capacitación en abortos».

Después de asistir a la escuela de medicina en Tennessee, que ha adoptado una de las prohibiciones de aborto más estrictas del país, Hannah Light-Olson comenzará su residencia en obstetricia y ginecología en la Universidad de California-San Francisco este verano.

No fue una decisión fácil, dijo. «Siento cierta culpa y tristeza por dejar una situación donde siento que podría ser de alguna ayuda», dijo. «Me siento profundamente en deuda con el programa que me entrenó y con los pacientes de Tennessee».

Cultura de la muerte

La ideología de la muerte ha invadido nuestra sociedad, llegando a contaminar incluso las facultades de medicina. Este pernicioso paradigma ha pervertido los principios fundamentales de los futuros médicos, quienes  traicionan su vocación y se acogen el falso «derecho de la muerte». 

Prácticas como el aborto voluntario son inaceptables y no están justificadas, pues corrompen la esencia misma de la medicina. La noble vocación de un médico nunca puede ser la de matar, incumpliendo su propio juramento; su misión es preservar y proteger la vida, siempre.

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1 Comentario. Dejar nuevo

  • No es de extrañar si se tiene en cuenta que se trata de jóvenes que han nacido en una sociedad plenamente abortista, toda una paradoja, porque así como piensan trabajar en abortar a otros, podrían haberlos abortado a ellos, con lo cual no habrían nacido.
    La implantación del aborto como un procedimiento normal ha tenido hasta ahora un foco de resistencia en la clase médica. Se trata, pues, de liquidarlo ya desde el inicio del ejercicio de la medicina, orientando a los graduados hacia residencias en las que provocar un aborto tiene la misma connotación moral que provocar un vómito. Lavado de estómago = lavado de útero. Es la ecuación que se aprende en la matemática abortistas.

    Kousalya Siva dice que «Somos médicos. Se supone que debemos brindar la mejor atención basada en evidencia a nuestros pacientes, y no podemos hacerlo si no hemos recibido capacitación en abortos».
    Una contradicción absurda. Si quiere basarse en evidencia debería tener claro que practicar un aborto es quitarle la vida a un ser humano, lo cual, si es médico, nunca debería hacerlo. (Los casos, excepcionales en la actualidad, en que está en peligro la vida de la madre no tienen nada que ver con los abortos por embarazo no deseado, que son la mayoría. Capacitarse para estos casos no es “capacitación en abortos”).
    Frente a esta turbia falacia, indigna de un médico, ahí tenemos, en el artículo, la afirmación de Miriam Esteban con la clara verdad por delante:
    “La noble vocación de un médico nunca puede ser la de matar, incumpliendo su propio juramento; su misión es preservar y proteger la vida, siempre.”

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