El protocolo actual para el aborto químico consiste en mifepristona y misoprostol. Sin embargo, la mifepristona es un medicamento relativamente costoso y de acceso limitado en diversos países. Debido a que el ulipristal acetate tiene un perfil químico similar, se ha investigado su viabilidad como alternativa viable para el aborto. Este estudio evaluó la combinación de ulipristal y misoprostol en embarazos de hasta 63 días de gestación.
El estudio y sus hallazgos
El estudio, publicado en NEJM Evidence, involucró a 133 mujeres embarazadas que tomaron una dosis doble de ulipristal, seguido de misoprostol 24 horas después. El misoprostol es un medicamento que se emplea para provocar calambres y vaciar el útero. Los resultados mostraron una tasa del 97% de éxito en aborto químico, lo que sugiere que esta combinación puede considerarse una alternativa al protocolo tradicional de mifepristona y misoprostol.
Además, el estudio se desarrolló en dos fases. En la primera fase, 66 participantes fueron asignadas al azar para recibir 60 mg o 90 mg de ulipristal, seguidos de 800 μg de misoprostol. Como ambos grupos mostraron eficacia y seguridad similares, se seleccionó la dosis de 60 mg de ulipristal para una segunda fase con 100 participantes adicionales, manteniendo el mismo régimen de tratamiento. En total, 129 de 133 mujeres (97.0%) abortaron con este protocolo.
Expertos han señalado que el ulipristal y la mifepristona tienen composiciones químicas extremadamente similares. Según Julie Lynch McDonald, asesora de la Red de Rescate de la Píldora Abortiva (APRN), «son químicamente idénticos salvo por una sustitución en el carbono 17». Esta opinión es compartida por el Dr. William Lile, también de APRN, quien afirmó que la estructura química de ambos medicamentos «parece muy similar».
Estas similitudes han llevado a algunos a cuestionar la comercialización del ulipristal como un anticonceptivo cuando puede tener efectos abortivos significativos.
McDonald sugirió que esta estrategia de posicionamiento podría estar diseñada para «sacar provecho de esta confusión modificando un abortivo conocido, pero comercializándolo como «anticoncepción de emergencia»».
El estudio también evaluó la seguridad y aceptabilidad del protocolo ulipristal-misoprostol. Los efectos secundarios más reportados fueron escalofríos (77.4%), diarrea (66.9%) y náuseas (48.1%). No se registraron eventos adversos graves. Además, el 97.7% de las participantes calificó el protocolo como «aceptable» o «altamente aceptable».
Reacciones y controversia
El estudio ha desatado diversas reacciones en los círculos provida, pues la introducción del ulipristal como anticonceptivo cuando se trata de un abortivo alternativo esconde un intento de eludir regulaciones más estrictas sobre la mifepristona.
La posibilidad de utilizar el ulipristal como sustituto de la mifepristona plantea preguntas sobre la regulación de los medicamentos y la transparencia en la información proporcionada a las mujeres que buscan opciones anticonceptivas.
Dado que este medicamento ya está aprobado y disponible en varios países, su uso como abortivo podría facilitar el acceso a interrupciones del embarazo sin la misma supervisión que la mifepristona.
Por otro lado, la comunidad médica sigue dividida en cuanto a las implicaciones éticas y de salud pública de este hallazgo. Mientras algunos profesionales ven en este descubrimiento una mayor autonomía para las mujeres en la toma de decisiones reproductivas, otros advierten sobre los riesgos de su uso sin una orientación adecuada.
En los próximos meses, es probable que el tema siga generando controversia, impulsando nuevas discusiones sobre las políticas de salud pública y la bioética en torno al aborto químico.