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Análisis de la ideología de género

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Reproducimos el texto obra del Dr. Fernando García-Faria i Rialp, Presidente de Médicos Cristianos de Cataluña:

“La palabra género, se introdujo en la IV conferencia mundial de Naciones Unidas sobre la mujer en Pekín, en 1995. Y se promovió a propuesta política en las conferencias de El Cairo y Pekín. Pero desde hace varias décadas nos encontramos ante el intento de introducir en el mundo una nueva y gran revolución cultural. La que trata de promover la “ideología de género” (IG).

¿En qué consiste esta nueva ideología y revolución cultural? En lugar de la palabra sexo se utiliza la palabra género. Este cambio semántico expresa que las diferencias entre el hombre y la mujer, más allá de las características anatómicas, no se corresponden con una naturaleza fija, sino que son producto de la cultura. Según esta ideología, las diferencias sexuales son convencionales y cada uno puede “reinventarse a sí mismo”. Si el género es una construcción cultural independiente del sexo, el objetivo de la IG es hacer desaparecer las diferencias sexuales. “Las diferencias genitales no tienen importancia cultural”

¿Qué es la teoría de género? (TG). Género es un término gramatical que expresa: masculino, femenino o neutro. El sexo expresa en cambio lo que se es: masculino o femenino, es decir, hombre o mujer. Cuando se habla en determinados contextos del hombre nos referimos sólo a masculino, pero de forma genérica se atribuye a hombres y mujeres en categoría universal. Del mismo modo sucede en los términos humanidad y persona, que siendo femeninos en el género, hablamos de todo el colectivo humano. En estos ejemplos se demuestra que al hablar así, no estamos violando su naturaleza como hombres o mujeres. También cuando hablamos de padres o de derechos parentales, no especificamos padres o madres o derechos parentales o maternales. Así, cuando utilizamos el término matrimonio como institución hablamos de los dos sexos, padre y madre. Estas palabras no forman parte de una opción sexual determinada, sino del vocabulario desarrollado a lo largo de la historia.

¿Qué se cambia cuando se utiliza género y no sexo? En el lenguaje común, hablamos de mesa (femenino) o bastón (masculino). Es decir, en la cultura asignamos arbitrariamente el género masculino o femenino a las cosas. Sustituyendo el concepto de sexo por el de género se pretende que la gente elija según le parezca a qué género quiere pertenecer. Cada persona puede construir su género y se termina en una autoconstrucción de la sexualidad o la opción sexual. A. Fernández: “Ideología de Género: Caballo de Troya Cultural.”

¿Qué propone la TG? 1.- El género es construido por la cultura 2.- Por lo tanto existe igualdad entre los géneros. 3.- Las diferencias culturales entre hombres y mujeres se han utilizado para la opresión del sexo débil. 4.- La liberación de la opresión se resuelve con la competencia entre los sexos y, en razón de la misma, que la mujer gane aunque para alcanzar el objetivo tenga que abandonar la maternidad para igualarse al hombre, “la equidad”. La IG tiene como objetivo romper la familia para anular la influencia de la “familia tradicional” 5.- Los géneros de tendencias sexuales diversas: homosexuales, bisexuales, travestis…, son también iguales. La IG empuja a las mujeres al “empowerment” (apoderarse), a llegar al poder, haciendo la identidad femenina como antagonista del hombre. Y en la identidad de género se pretende suprimir la diversidad sexual, siendo ésta, según los ideólogos del sistema, el resultado de la construcción sociocultural. “El ser humano nace sexualmente neutro y luego es socializado como hombre y mujer. La persona se reinventa a sí misma, una vez reducida a individuo”.

Género y sexo, en el lenguaje común, eran intercambiables hasta la creación de esta nueva definición de género. El género no se identifica con el sexo, ni siquiera hace referencia a los individuos sino a un sistema de relación binaria de poder entre los hombres y las mujeres. Se afirma que las mujeres han sido y son oprimidas por los hombres, los cuales deben cambiar su conducta. Es cierto que cuando los hombres han hablado de las mujeres, o las han sublimado o subordinado, pero nunca las han situado a su lado. Y cuando las mujeres han querido reivindicar su identidad, han imitado al hombre, han competido con él, lo han suplantado,  últimamente trivializando y anulando la diferencia. Hay que encontrar la filosofía que haga lugar a dos personas diferentes, “adláteres”, es decir, al mismo nivel, para dejar de infravalorar, imitar, rivalizar o negar uno para poder afirmar el otro. Sin la complementariedad y reciprocidad en la igualdad de la feminidad y de la masculinidad sería imposible el desarrollo sostenible en la economía, la cultura y la sociedad. Los sexos no son contrapuestos sino que están hechos el uno para el otro.

La sexualidad humana no puede ser banalizada y trivializada sin afectar la dignidad humana. Al ser sólo sexo se convierte en una realidad negociable. La sexualidad no es un juego ya que afecta a la intimidad de la persona. “El sexo seguro” nos habla de una sexualidad en la que el hombre no pone nada de sí mismo. La utilización de la mujer como reclamo comercial, como elemento deseable, en una economía comercial en que las mujeres se utilizan, se manipulan y se “cosifican”. La industria de la pornografía tiene un valor anual de 60.000 millones de dólares, atrae al 40% de los usuarios de Internet en los EEUU, y al 70% de los usuarios varones entre 18 y 34 años. El comercio sexual siempre ha sido rentable. Es un negocio, como lo fue la esclavitud, y se realiza para la compraventa de un producto muy especial. La misma comercialización tiene consecuencias negativas sobre la valoración de la sexualidad humana, haciendo de ella un “consumo”. El feminismo deformado, que identifica a la mujer con una sexualidad incontrolada, inspirada en la alterada conducta masculina, que anima a la mujer feminista a una aventura sexual continua, huyendo del matrimonio, los hijos y guiada sólo por el dinero y “la realización personal”. En la IG se recomienda la práctica de diversas formas de sexo para tener más placer y tener pruebas sexuales de diferente género para decidir conscientemente la orientación sexual que uno desea. Esta “prueba” pretende introducirse en la educación de nuestros hijos. La educación en el Amor se debe hacer en la familia y no dirigida y manipulada desde las políticas públicas.

Desde la IG se coacciona a las mujeres para que no puedan elegir en libertad la maternidad y la familia.  Los términos maternidad y procreación están excluidos de todos los textos internacionales. En la maternidad la llaman “trabajo reproductivo”. La maternidad no es una maldición, ni una carga impuesta a la mujer para someterla y recluirla, sino que forma parte de ella misma y sigue su naturaleza. Al contrario de lo que se pretende en la IG, el menosprecio de la maternidad equivale al rechazo y desprecio por las mujeres. En la UE, respecto a 1982, han nacido un 16,65 % menos de niños. En Cataluña la tasa de natalidad es de 1,3 hijos por mujer, y son necesarios 2,2 para el mantenimiento generacional y de las pensiones. Desde las políticas públicas habría que estimular la maternidad y apoyar a la familia en un marco de libertad para que las mujeres puedan elegir y los hombres también. Como dice Benedicto XVI “una mentalidad machista ignora la novedad del cristianismo que reconoce y proclama la igual dignidad y responsabilidad de la mujer respecto al hombre. La ideología que pretende elegir el “yo” a la carta, sin tener en cuenta que el ser humano tiene alguna cosa recibida, porque nadie se ha hecho a sí mismo”.

Revalorizar el papel de la mujer a partir de una antropología que recupere el valor de la persona y ponga de relieve la relación entre hombres y mujeres. La IG confunde e iguala hombre y mujer, cosa bien cierta respecto a su dignidad, pero no así respecto a la identidad, ya que son dos sexos diferentes. Estas diferencias se dan por naturaleza y no son malas, ya que enriquecen mutuamente. La mujer no llegará a la verdadera liberación negando su feminidad y haciéndose igual al hombre, sino siendo ella.

La investigación en Medicina. Muchas de las diferencias entre los sexos tienen base en la propia naturaleza. Las neurociencias confirman que la constante de la naturaleza humana es su diferenciación heterosexual, constatando la distinción de la masculinidad y feminidad a nivel cerebral. El programa genético, el sistema endocrino, los órganos genitales internos y externos, el cerebro y la figura corporal son sexuados. Cada célula, órgano y función son sexuados. Somos hombres y mujeres desde el instante de la concepción. Somos lo que somos nos guste o no. La aceptación es vivir conforme a nuestra naturaleza. El negarlo y no vivir nuestra identidad sexual nos lleva a diversas patologías.

El director del Instituto Nacional de investigación del genoma humano de EE.UU. explica en su libro “El lenguaje de Dios”: “Una de las grandes tragedias de nuestro tiempo, y que ha sido creada, es que la ciencia y la religión deben estar en guerra”, y precisa que “el enfrentarse al genoma humano le permitió acercarse al trabajo de Dios”. Ni el azar, como explica el materialismo, ni el relativismo ni el subjetivismo pueden explicar el orden del cosmos, ni de la vida humana expresada en el hombre y la mujer.

La IG perjudica a las mujeres por la manipulación de que son objeto, las desnaturaliza en vez de promoverlas y apoyarlas para que puedan elegir en libertad su trabajo profesional con conciliación con la familia, de la misma manera que hay que hacerlo con los hombres y su corresponsabilidad en todo. Tampoco se benefician los hijos ni la sociedad: en España durante el 2006 hubo 210.132 nuevos matrimonios y 145.919 rupturas, quedando los hijos desprotegidos.  Está demostrado que los hijos que provienen de rupturas matrimoniales tienen personalidades más débiles, son incapaces de tener pensamiento crítico, están sujetos a lo “políticamente correcto”, tienen pocas virtudes humanas (esfuerzo, voluntad …) y están abogados al consumismo. Desde la entrada en vigor de la ley 15/2005 del “divorcio exprés”, éste se produce por voluntad de uno de los cónyuges, sea homo o heterosexual, a los tres meses de la boda, sin alegar ningún motivo. Y la ley 13/2005 por la que se modifica el código civil, afirma que “el matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos cuando los contrayentes sean del mismo o de diferente sexo”. Los cambios en el concepto legal del matrimonio varían también el concepto social del mismo y redefinen la paternidad.

Hoy está demostrado que la mejor pareja para los hijos es la de un hombre y una mujer con vocación de permanencia (art. 6 de la Declaración de los Derechos del Niño). Los trabajos de investigación han demostrado que los hijos de divorciados tienen más riesgo de desequilibrios emocionales, fracaso escolar, consumo de drogas y alcohol y promiscuidad sexual.

El derecho de los padres a la educación de los hijos: El Estado asume la competencia de educar la afectividad de nuestros hijos, desde “…la diversidad afectivo-emocional y la posibilidad de elegir la propia identidad de género y orientación sexual” (RD.1631/2006. BOE de 5/1/2007). Se rechaza cualquier diferenciación entre hombre y mujer, llegando a identificar diferencia con discriminación. También se aprobó en el Congreso una proposición para establecer en la escuela medidas contra la homofobia y en favor de la diversidad afectivo-sexual.

A través de estas leyes se pretende formar la conciencia moral de los alumnos y no permitir la autoridad de los padres. Sí que permite elegir el tipo de formación religiosa y moral, pero ¿qué validez tiene esta elección si desde el Estado se impone otra antropología y otra moral?  También se promueve la precocidad sexual desde las páginas web de las Administraciones Públicas (sexejoves.gencat.cat).

Otro objetivo de la IG es cambiar la cultura, intentando imponer sus postulados, porque piensan que su idea es buena y porque, según ellos, hemos vivido durante siglos engañados por la Iglesia. Pero no olvidemos que la igualdad en el tratamiento de hombres y mujeres como personas, con la misma dignidad y respeto, es una influencia del cristianismo.

Estamos ante una revolución cultural, a través de un proceso de ingeniería social-semántica de gran importancia y que puede hacer variar la historia.  Hemos de darnos cuenta de la importancia de la utilización de una u otra palabra para referirnos a alguna cosa. El poder de la palabra es muy grande, tanto que puede cambiar el significado de las cosas. En las definiciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la ONU, cuando hablan de “derechos reproductivos” hacen referencia al aborto, al que llaman “IVE” o interrupción voluntaria del embarazo, esterilización, inseminación, madres de alquiler, congelación y manipulación de embriones… También sustituyen matrimonio por “pareja”, maternidad por “rol”, heterosexualidad por “opción heterosexual”, procreación por “reproducción biológica”, hombre o mujer por “género humano”, familia por “tipo de familias”, virginidad por “soltería”. Y así se cambia el sentido y el significado de aquello de lo que estamos hablando.

Intentar convencer de la verdad, dejando libre al otro de acercarse o no, es muy diferente de imponer “mi” verdad. La cultura sin libertad es propaganda y la educación sin libertad es manipulación.

La estrategia de la IG: La radical desprotección jurídica de la vida humana, la destrucción de la familia, la indiferenciación oficial entre los sexos, la igualdad entre los matrimonios heterosexual y homosexual, se oponen a la civilización occidental y a los derechos humanos. Y se crean nuevos supuestos derechos como el aborto.

También la exaltación de la promiscuidad sexual, el desprestigio del matrimonio y de la familia, así como la importante disminución de la natalidad son objetivos claros de las políticas públicas tanto nacionales como internacionales. Y, por otra parte, la insensibilización de la sociedad en la aceptación del aborto, nos lleva a la destrucción del orden moral, de la persona y de su dignidad, llevándonos a un “hombre nuevo” y a la deshumanización de las sociedades.

Daré como ejemplo algunas citas de conferencias internacionales:

Estambul, junio 1996: “Las conferencias de la ONU buscan provocar cambios en los estilos de vida, que llevarían a la caducidad de la familia tradicional y el recambio por nuevas formas de familia. Se trata de un verdadero proceso de reingeniería social “.

El “Population Council” creado en los años 50 “para controlar el crecimiento de los países en vías de desarrollo en Asia, África y Latinoamerica”. Más tarde, el presidente Johnson dijo: “Nos es más productivo invertir 1 dólar en contracepción que 100 dólares en culturizar a la población”.

Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente 1991: “… esta nueva ética dará solución al problema del crecimiento demográfico y al consumo de recursos, teniendo en cuenta que la determinación del número de hijos es de interés mundial”. Lo que significa que la maternidad y la paternidad dejan de ser decisiones personales para convertirse en un tema político.

Organización de Estados Americanos. Juan Claudio Sanahuja, respecto a la Ley mordaza pro-gay 3/2007: “toda persona que no acepta la “normalidad” de la homosexualidad; que rechaza el “matrimonio homosexual” y la adopción de niños por parejas de homosexuales; se sospecha també este “ánimo” de todos aquellos que enseñan la doctrina católica sobre la homosexualidad, etc “.

Los Principios de Yogyakarta: Son 28 principios para “la aplicación de las normas internacionales de los derechos humanos en relación con la orientación sexual y la identidad de género”, entre ellos el derecho de las lesbianas a ser inseminadas. Intervinieron en la redacción de esta nueva interpretación de los derechos humanos de los homosexuales, entre otros, la ex presidenta de Irlanda, Mary Robinson.

Como conclusión: En la IG hay cosas buenas: mejora de la situación social, económica y jurídica de la mujer. Pero también cosas malas contra las mujeres y la sociedad, así como la deconstrucción de la sociedad a través de la obtención de “nuevos derechos humanos”, los derechos reproductivos como el aborto libre, gratuito y universal. Considerando la maternidad como un instrumento de opresión, utilizado por los hombres para tener a las mujeres recluidas en casa y apartadas de la vida pública. Las mujeres que sólo se dedican a la familia -y hay muchas- son presentadas como estereotipos negativos, porque lo que interesa es anular lo femenino y lo masculino como realidades naturales. Las leyes no pueden negar las diferencias ni producir enfrentamientos entre hombres y mujeres, sino aceptar su complementariedad. La cultura contra la naturaleza y la negación de la realidad es tratar injustamente a las personas.”

Conferencia pronunciada en la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas en 2009.

 

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