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¿Qué dice la ciencia sobre la cirugía de afirmación de género?

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La cirugía de «afirmación de género» ha sido promovida durante la última década como una solución definitiva para la disforia de género, prometiendo sin argumentación suficiente bienestar y reducción de problemas psicológicos a largo plazo.

Sin embargo, el estudio publicado en el Journal of Sexual Medicine demuestra todo lo contrario:

los pacientes que se someten a estos procedimientos quirúrgicos presentan tasas significativamente más altas de depresión, ansiedad, ideación suicida y consumo de sustancias.

A pesar de estos datos alarmantes, la narrativa predominante insiste en que estas cirugías siguen siendo beneficiosas.

Apelando al sentido común y en vista de los datos, ¿estos procedimientos realmente están sirviendo al bienestar de los pacientes o si, por el contrario, están perpetuando un problema de salud pública?

Evidencia empírica contra la «afirmación de género»

El estudio analizó a más de 107.000 pacientes y encontró que aquellos sometidos a cirugías transgénero tienen un riesgo significativamente mayor de trastornos de salud mental.

Los hombres que se sometieron a cirugías «feminizantes» mostraron un aumento alarmante en depresión (25,4% frente a 11,5%) y ansiedad (12,8% frente a 2,6%).

Las mujeres trans también presentaron una prevalencia más alta de depresión y ansiedad que aquellas que no pasaron por estos procedimientos. Además, el riesgo de consumo problemático de sustancias aumentó entre quienes se sometieron a cirugía.

Si la cirugía de afirmación de género fuera realmente una solución efectiva para la disforia, se esperaría que estos indicadores de salud mental mejoraran en lugar de empeorar.

En lugar de admitir la evidente correlación entre la cirugía y los resultados negativos en salud mental, los investigadores sugieren que los pacientes simplemente requieren más «apoyo de salud mental sensible al género».

Este argumento no solo es contradictorio, sino que refuerza la idea de que estas cirugías no resuelven el problema subyacente.

La agenda política sobre la salud de los pacientes

A pesar de la evidencia abrumadora, el sector médico y académico sigue promoviendo estos procedimientos.

Esto responde, en gran medida, a la presión política y no a consideraciones basadas en la salud pública.

Es más que evidente que la biología no puede ser modificada quirúrgicamente sin consecuencias graves, y los efectos de estos procedimientos son irreversibles. Sin embargo, en lugar de abrir un debate honesto, los defensores de la ideología de género continúan ignorando o encubriendo estudios que cuestionan su postura.

Un claro ejemplo de esto es la doctora Johanna Olson-Kennedy, quien ocultó resultados negativos de un estudio financiado con 9,7 millones de dólares de fondos públicos porque temía que «fueran utilizados como arma» en contra de la transición médica. Si la ciencia realmente respaldara la afirmación de género, no habría necesidad de ocultar datos ni de minimizar sus riesgos.

Consecuencias irreversibles para los pacientes

El número de detransicionistas (personas que han revertido su transición de género) ha aumentado en los últimos años, denunciando la falta de evaluaciones psicológicas rigurosas antes de someterse a tratamientos irreversibles.

La joven Kaya Clementine Breen, de 20 años que se sometió a bloqueadores de la pubertad, hormonas cruzadas y una mastectomía doble a los 12 años ha demandado a los profesionales que la alentaron a seguir este camino sin considerar las consecuencias a largo plazo. Estas historias no son casos aislados, sino síntomas de una práctica médica poco ética impulsada por presiones ideológicas y políticas.

La afirmación de género no es la solución que se ha vendido al público. En lugar de mejorar la salud mental, los datos muestran que los pacientes que se someten a cirugías transgénero experimentan tasas más altas de problemas psicológicos y emocionales.

El hecho de que los investigadores continúen respaldando estas cirugías a pesar de la evidencia en contra demuestra que el debate no es puramente médico, sino político.

Es crucial que la comunidad médica abandone la ideología y regrese a la ciencia basada en evidencia. En lugar de promover cirugías irreversibles y tratamientos hormonales de por vida, deberíamos centrarnos en alternativas psicológicas y terapias que aborden las causas subyacentes de la disforia de género.

Los pacientes merecen un tratamiento basado en hechos, no en ideologías.

Es crucial que la comunidad médica abandone la ideología y regrese a la ciencia basada en evidencia Share on X

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