El secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, ha salido este jueves en defensa de los movimientos que se concentran frente a las clínicas abortivas al considerar que su labor «ha salvado vidas» y ha advertido de que están amparados por la libertad de expresión.
En una rueda de prensa, que recoge EFE, el portavoz de los obispos ha censurado que se considere «ultraconservador» oponerse al aborto y «superprogresista» defenderlo y ha afirmado que el aborto es un drama y que se debe ayudar a la mujer a encontrar las «mejores soluciones» y darse cuenta de que puede haber otra salida.
Así, se ha mostrado sorprendido por que el aborto se considere un derecho «y no se considere derecho la presencia en la calle para poder orar y ofrecer a estas personas otras posibilidades y ayudas».
En cuanto a la intención del Ministerio de Igualdad de elaborar un registro de objetores de conciencia, el portavoz de la CEE ha opinado que esto limitaría la libertad de los médicos y ha propuesto que se cree un registro de sanitarios dispuestos a practicar abortos y no al revés.
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La labor orante e informativa de estas personas en las cercanías de los abortaderos se justifica con solo que una mujer haya dejado a abortar gracias a ellas. En vez de acosarlas y amenazarlas con sanciones deberían protegerlas, porque tienen el valor ejemplar de enfrentarse a una estructura maléfica con el buen fin de salvar la dignidad de las mujeres y la vida de sus hijos.
¿Las poderosas señorías del Ministerio de Igualdad han tenido la ecuanimidad de consultar a las mujeres que libremente se abstuvieron de abortar gracias a la información y las recomendaciones de dichas personas? No, por supuesto, no las han consultado. No quieren enterarse. No les interesa la verdad. Su fanático abortismo militante se alimenta de falsedades, de tópicos falaces, de mala fe, de ignorancia y de estupidez. Solo así pueden confeccionar esos dogmas retrógrados y anti-científicos que constituyen la ideología de ese pseudo-feminismo integrista y criminal que quieren imponer a una sociedad pacata y cobarde que no solo no se atreve a reaccionar ante esta barbarie, sino que la va asumiendo e integrando con la falsa coartada del progreso y la democracia.
Estamos gobernados por personas muy mediocres cuya tabla de salvación para ir ganando elecciones es ir introduciendo ideologías basadas siempre en crear discordia. Tienen mucho donde ahondar para seguir sacando tajada de los votos: legalizar algunas drogas, legalizar el incesto, abrir los límites de la eutanasia, seguir incidiendo en la «formación sexual» desde la tierna infancia, seguir aumentando la crispación contra los médicos objetores de conciencia frente a abortos y eutanasia, acabar de derruir el concepto de familia tradicional, dar cabida legal a la poligamia y a la poliandria, liquidar la monarquía por las reminiscencias católicas que puedan quedarle, etc.
En fin todo eso que millones de españoles estarán dispuestos a asimilar igual que se han asimilado la plaga del divorcio, el genocidio del aborto o las leyes profundamente abyectas de la ideología de género.