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Derecho a decidir la educación de mis hijos

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Soy ciudadano de Cataluña, y en los últimos diez años mis gobernantes me han convencido de la importancia del derecho a decidirMe han hecho ver que de él depende el futuro de mi país, la libertad, la democracia, y su bienestar económico. Me lo he creído y, como ciudadano libre y responsable que soy, quiero ejercer este derecho en uno de los ámbitos que considero más importantes de mi vida.

Soy padre de dos hijos y dos hijas, todos en edad escolar, desde la primaria a la universidad. Siempre he pensado, y así se los he dicho, que la mejor y principal herencia que les podemos dejar mi esposa y yo es una buena educación y una buena formación para la vida. La responsabilidad primaria y original de la educación de los hijos recae en la familia, tiene por objetivo el desarrollo integral de su personalidad, e incluye transmitir una comprensión de la persona y la vida, de valores y virtudes.

Luego está la enseñanza, la formación académica de los hijos en las materias determinadas que forman el currículum escolar. Como en casa la educación cristiana es importante, decidimos que nuestros hijos fueran a una escuela donde recibieran una enseñanza en consonancia con aquella educación que les transmitimos. Y por eso todos ellos han estudiado o están estudiando en los colegios Bell.lloc y Les Alzines, ambos en Girona. Que estas escuelas sean sólo de chicos o de chicas, no es lo más importante para nosotros. Si bien, después de tanto años de experiencia hemos llegado a la conclusión de que la educación diferenciada tiene muchas ventajas.

Algunas de las mujeres más influyentes del mundo, como Hillary Clinton, Nancy Pelosi o Oprah Winfrey, han estudiado en escuelas diferenciadas y son firmes defensoras. Estudios recientes demuestran que la educación diferenciada favorece el liderazgo de la mujer y es más efectiva para prevenir el fracaso escolar. La educación diferenciada actualmente está en alza en países como EEUU, Alemania y Reino Unido, tanto en la escuela pública como de titularidad privada.

Volviendo a nuestro caso, la mayoría de las familias que llevamos a los hijos en Bell.lloc y Les Alzines somos de clase media o trabajadora. Hacemos un gran esfuerzo económico para que nuestros hijos puedan estudiar en estas escuelas. Y ahora el Honorable Consejero de Educación quiere privarnos del derecho a elegir libremente la enseñanza que consideramos mejor para nuestros hijos.

Anteriormente,  la ministra del ramo en el gobierno español decía que » No Podemos pensar de ninguna manera que los hijos pertenecían a los padres». ¡Dios nos libre de pensar eso! Nosotros pensamos que el derecho a la educación es de los hijos, y que al ser menores de edad, alguien debe hacerse responsable de este derecho. Como los hijos decidimos tenerlos los padres, que somos los que los criamos, mantenemos y educamos; como que los padres somos responsables morales de los hijos, y responsables legales también hasta los 18 años; y como los conocemos y amamos más que nadie, nos parece que sabemos lo que es mejor para ellos, y por eso reivindicamos el derecho de los padres a decidir la educación de nuestros hijos.

Pero el Sr. Bargalló y la Sra. Celaá nos quieren negar este derecho reconocido en el art. 26.3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: «Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos».

La Convención de la UNESCO relativa a la lucha contra las discriminaciones en la enseñanza, ratificada por el Estado español, reconoce en su art. 2 que «no serán consideradas constitutivas de discriminación (…) la creación o mantenimiento de sistemas o establecimiento de enseñanza separados para los alumnos de sexo masculino y para los de sexo femenino». Y el art. 27 de la Constitución española reconoce la libertad de enseñanza y de creación de centros docentes, dentro de los derechos fundamentales y libertades públicas.

El gobierno español, que ha cambiado de ley de educación cada vez que ha cambiado de partido gobernante, instrumentalizando ideológicamente la enseñanza, nos quiere privar a los padres y madres de nuestro derecho a decidir. Y el gobierno catalán quiere romper el amplio consenso político alcanzado con la Ley de Educación aprobada en 2009. A la Sra. Celaá y al Sr. Bargalló no les gusta que los padres tengamos pluralidad de opciones educativas para elegir, y quieren eliminar los modelos educativos que no se ajustan a su particular ideología. Porque en la práctica retirar el concierto en las escuelas es privarnos a muchas familias del derecho a decidir la educación de nuestros hijos.

Ahora lo quieren hacer con la escuela diferenciada, con el argumento demagógico e insostenible que segrega y discrimina por géneros. Pero, además de la diferenciada, el proyecto de ley que impulsa la Sra. Celaá quiere suprimir también las escuelas de educación especial, en contra del criterio de la gran mayoría de las familias que llevan a sus hijos a estas escuelas. A la larga toda la escuela concertada está amenazada.

Como ciudadano de Cataluña pienso que aquellos que con tanta insistencia nos convencieron de la necesidad de reivindicar el derecho a decidir, en realidad me han estado engañando. Me hicieron creer que la libertad de mi país dependía de una estrategia política que se ha demostrado inviable, mientras que ahora me quieren privar del derecho que ya tengo, real y concreto, a decidir lo que considero mejor para mis hijos. Pienso más, y llego a la conclusión de que sin libertad de enseñanza, y con una escuela uniformizada y dirigida por el poder político , está en peligro no sólo mi libertad individual, sino la libertad y la democracia de mi país. 

Publicado en versión resumida en el Diari de Girona, el 24 de junio de 2020

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